DRACO
Acabo de entrar al castillo con los chicos después de ver la primera prueba del torneo. Los dejo marcharse mientras me quedo en el hall esperando. Aunque no sé a qué exactamente. Me apoyo contra la pared, en el lugar más apartado y oculto, donde nadie pueda verme.
Unas risas llegan hasta mis oídos, bueno una en particular, que conocería en cualquier parte. Doy unos pasos, apartándome de la pared, pero sin salir de mi escondite y miro a mi alrededor hasta que encuentro a la dueña de esa risa.
En cuanto veo con quién está acompañada, mi cuerpo se tensa. No puedo evitarlo, me pone enfermo verla con él, de esa forma tan íntima, como si estuvieran en su propia burbuja.
Agudizo mis oídos e intento escuchar lo que están hablando, solo tengo curiosidad y bueno, todo lo que tiene que ver con ella, me interesa, y mucho, para que negarlo.
West le coge de las manos y deja un beso en cada una de ellas, creciendo la furia en mí, más si es posible.
Cómo no la suelte ahora mismo, cómo no se marche ya, no me hago responsable de mis actos. Porque estoy a punto de salir de mi escondite y partirle la cara. Sí, partirle la cara, manchar mis manos de sangre, como un patético muggle que solo tiene sus puños para poder defenderse.
Pero West se marcha hacia su barco y Brooke se queda quieta, como si estuviera procesando lo que le acaba de pasar. Tras unos segundos así, da media vuelta y camina hacia nuestra sala común.
Cuando desaparece de mi vista, salgo de mi escondite, con la tensión en mi cuerpo y la furia irradiando por todas partes. ¿Cómo se la ocurre salir con ese? ¿Se ha vuelto loca? ¿Qué habrá visto en él?
Intento controlar la respiración y sigo los pasos de ella, queriendo llegar a mi habitación y descargar mi ira, mi frustración, con lo primero que pille. Al llegar la veo sentada con los chicos, pero paso de largo.
Pero no pido disculpas, sino que sigo con mi camino. Subo las escaleras y entro en mi dormitorio. Cierro la puerta de golpe y estoy a punto de tirar del dosel de mi cama, arrancarlo, cuando la puerta se vuelve a abrir.
Blaise se marcha de la habitación y me quedo completamente solo. Solo con mis pensamientos. ¿Por qué todo es tan complicado?
Ha pasado una semana desde que terminó la primera prueba del torneo. Hoy es otra vez sábado y como siempre, nos dejan visitar Hogsmeade, y por consiguiente, hoy es la cita de Brooke con West. Y yo no me puedo quedar quieto. No puedo. Así que me visto rápido y bajo al gran comedor, en busca de mis amigos que estarán desayunando.
Los busco entre la gente, pero está demasiado concurrido, parece que todo el mundo ha decidido bajar a desayunar a la misma hora. ¿Dónde se han metido estos dos?
Al final los encuentro rodeados de los enanos de primero. Me acerco hasta ellos. Miro altivamente a uno de los niños que hay sentado al lado de Blaise y al verme se pone tenso. Le hago un gesto con la cabeza y lo pilla a la primera, porque se levanta rápidamente del asiento, saliendo casi corriendo de ahí. Yo paso un pie por encima del banco y después el otro, para poder sentarme a desayunar con mis amigos.
Los dos se ríen y al final termino uniéndome a ellos. Pero mi risa se corta de inmediato en cuanto veo que Brooke sale del comedor del brazo de West. Mi cuerpo se tensa y comienzo a ponerme nervioso.
Al final consigo que me sigan y salimos del castillo en dirección al pueblo. Busco con la mirada, pero nos lo veo por ningún lado. ¡Mierda! A saber dónde están ahora, a dónde han ido.
Busco en cada local, mirando de un lado a otro, hasta que los encuentro en Honeydukes, comprando golosinas y riendo todo el rato. Entro con los chicos y disimulo que estoy mirando entre los estantes, pero no quito mi mirada de ellos. Intento escuchar de qué están hablando pero hay tanta gente, que las voces se entremezclan.