— ¡Mizuki! — se escuchaba la voz de Tomoe en todo el templo — Maldita serpiente ¿Donde estas?...
Nanami todavía no se encontraba en el templo al parecer llegaría mas tarde sin embargo los cálculos de las dos humanas no fue correcto pues según la diosa su familiar zorro estaría en el mundo demoníaco todo el día de hoy y llegaría hasta el día siguiente pero verlo aquí hace que todos sus planes y mas lo de Nyoko fallen por completo.
— ¡Estúpida serpiente! — gritaba nuevamente
Este aun se encontraba por la cocina pues pensaba que su compañero familiar estuviera tomando sake a estas horas de la tarde nada extraño por cierto.
Al no encontrar a nadie por la cocina y ni siquiera el recibimiento de los espíritus de Onikiri y Kotetsu, los cuales se encargaban de cualquier situación mientras no se encontraba nadie pero esta vez misteriosamente no estaban cumpliendo su tarea, se dispuso a buscar por todo el templo en busca de alguien.
— Nyoko — tras al oler tan peculiar aroma de su ziel Tomoe se congelo en su caminar — ¿Que esta haciendo aquí? — no podía negar que tenia celos pues el aroma de ella no era el único presente tras aquella puerta de la habitación de cierto demonio
— Deja que tu cuerpo se acostumbre de nuevo — era la voz de Mizuki que ponía de pelos el animo de este demonio
— Me duele... — se escucho la voz de Nyoko — Para ser la primera vez en esto... fue asombro pero me duele todo mi cuerpo
La conversación que tenia aquel par era tomado en doble sentido por el demonio que lo estaba presenciando.
— ¡Estúpida serpiente! — entro rompiendo la puerta y con sus ojos lilas encendidos al máximo — ¡Nyoko! ¡Mas te vale que.. que.. — no pudo terminar su reclamo pues la imagen que se ideo no era la correcta
Tomoe empezó analizar detalladamente la nueva escena frente a sus ojos. Nyoko entre los brazos de Mizuki, obviamente que con toda su ropa en su lugar, y sobre todo el humo del incienso que cubría por completo la habitación.
— ¿Tomoe? — preguntaba algo nervioso Mizuki
— Suéltala — su voz sonaba seria, fría pero con enojo en su totalidad
La serpiente no puso objeción en nada, levantando así sus manos dejando caer rápidamente el cuerpo de Nyoko al suelo, golpeando su cabeza haciendo que su dolor se intestificara.
— Idiota — murmuró la chica
— Lo siento...
— Te dije que no volvieras a utilizar ese estudio incienso y menos con ella
El demonio zorro estaba muy enojado y no solo por el hecho de que su chica estuviera sola en una habitación con alguien mas, si no, que también se sentía preocupado pues él sabía el uso del incienso y pensar que su ziel estuvo en peligro y no estuvo con ella se sentía incompetente.
— Tomoe... — hablaba la chica aun en el suelo pero trataba de moverse — Yo le insiste en hacerlo...
— No te muevas — se acerco hacia ella viéndo sus intenciones no muy buenas que digamos — Te dolerá más
— No seas exagerado... no creo que esto pueda doler más... — Nyoko intento sentarse pero su movimiento causo un enorme calambre desde su cabeza hasta sus pies paralizandola en su lugar — ¡Diablos!
— Y me decías que era un exagerado...
Se acerco hacia ella para tenerla entre sus brazos y que Nyoko no se esforzara en moverse. Al estar así se acordaba lo que paso con su diosa aunque no estuvo en ese momento después de días le comentaron y fue en ese entonces que quiso hacer serpiente rostrizada para comer y por lo que vio su amenaza no importo pues volvió ha realizar el ritual.
— Toma... — Mizuki le extendió un pequeño sobre color marrón — Le ayudara para tranquilizar el dolor — Tomoe examinaba cuidadosamente aquel empaque viendo la yerbas secas que contenía
— No me comeré eso... — comentaba la chica — Prefiero aguantar el dolor a comer algo amargo
— No me obligues hacerlo a la fuerza...
Para Nyoko la cara sombría de Tomoe le daba mas miedo que comer aquellas asquerosas yerbas secas de las cuales no sabían de donde provenían por lo que solo acepto abrir su boca y masticar poco a poco sintiendo el sabor amargo que daban ganas de vomitar.
— ¿Sabes cuanto te odio? — decía la chica con sus ojos llorosos por el asco que tenia y no poder escupir lo que tenia en su boca — Esto sabe asqueroso Tomoe...
— Así lo pensaras cuando quieras hacer alguna idiotez...
— Peo ella haría cualquier cosa por ti — le dijo Mizuki con una sonrisa
— No estamos hablando de nosotros ademas... no hay un nosotros — decía la chica
— Mizuki por el momento... no te quiero cerca de ella— le decía Tomoe — Vamos a tu casa así podrás descansar mejor
Tener a su ziel entre sus brazos era la mejor sensación pues ahora sentía que la podía proteger de lo que fuera.
Al llegar a la casa de Nyoko este la coloco en su cama para que su pequeña niña no sufriera tanto el dolor.
— ¿Como sabias donde vivía? — preguntaba la chica algo curiosa pues ella nunca le informo en donde ella se localizaba muy apenas y aceptaba que el que era su novio la viniera a dejar — Ni siquiera Kurama ha venido directamente a mi casa
— Las ventajas de ser el amor de tu vida — su comentario hizo sonrojar a Nyoko — Siempre te protego no importa donde estés, siempre estaré observando — su mirada era de completo cariño y este momento era uno que no deseaban cortar — Me tengo que ir... solo quería asegurarme de que llegaras con bien
— ¡Espera! — Nyoko jalo el brazo de Tomoe — Si no hago esto... estoy segura que me arrepentiré
Tomoe la observaba atentamente esperando su petición.
— Quiero... que el día de hoy estas cuatro paredes... sean testigos de nuestro amor
— Te refieres a que.. tu y yo... yo y tu.. — decía sin lograr una frase en concreto
— ¡No! ¡No me refiero a eso, mal pensado!
Ambos sonrojados por lo que pensaron sus tóxicos cerebros. Aunque a decir verdad es una escena divertida y tierna entre ambos algo que no habían tenido la oportunidad de vivir.