(Especial San Valentín/Día de los enamorados)
El que Catra me haya pedido quedarme aquí luego de lo sucedido, fue algo que ambas necesitábamos. Fue aterrador, y por las actitudes de Catra, le hizo revivir recuerdos traumáticos. Me había agradecido por haber estado ahí para ella, pero también le hubiera agradecido a ella por haberme pedido quedarme. La verdad, no me habría animado a pedirlo. Suelo ser un poco reservada en casas ajenas, más si hay más personas en la casa.
En fin, luego de ver que ella se había quedado dormida mientras acariciaba su cabello, decidí que era hora de marcharme. Me levanté de la cama donde ambas estábamos y pude notar algo en una silla de su habitación. Era una chaqueta de cuero... De hombre.
Mi sonrisa se borró por completo. Hace unos días me di cuenta de mi extraña incomodidad respecto a Catra y a su novio. Lo consulté con Glimmer, y me mencionó que probablemente sean celos. Mis dudas no podrían haber incrementado cuando ella mencionó el tema, pero en parte podría tener razón.
No he visto a Catra en años y el hecho de sólo haberla visto uno o dos días porque su novio siempre quería salir con ella y, encima la engañaba con otro muchacho, tal vez me había hecho sentir malhumorada, celosa e ignorada.
Salí del departamento y cerré con llave para pasarla por debajo de la puerta. No me llevaría sus llaves y definitivamente no dejaría la puerta del departamento abierta.
Una vez en mi departamento, relajada de ver a Bow y Glimmer, mágicamente, durmiendo en la misma cama, decidí ponerme manos a la obra; pues, mañana era San Valentín y quería regalarles chocolates a mis amigos más cercanos.
Iba a hacer una canasta para Bow y Glimmer, pues la segunda me pidió que, entre todos ellos, haya un regalo de su parte para Bow, pues quería ser discreta. Para las chicas del departamento vecino, iba a hacer bolsitas con chocolates adentro y algunos caramelos dulces. En la bolsa de Entrapta colocaría muchos chocolates y algunos caramelos coloridos en miniatura, sabiendo que seguro le encantaría; en la bolsita de Scorpia colocaría algunos chocolates blancos y otros con dulce de leche, sumados de ositos de goma, varias veces me había dicho su amor por ellos. Y, finalmente, en la bolsita de Catra colocaría chocolates negros con nueces y almendras y algunos caramelos ácidos.
Saqué las bolsas de mi mochila y comencé a hacer los chocolates. Llegadas las 2 AM, saqué los chocolates de los moldes de corazones y lavé todo lo que había utilizado, comenzando a ordenar cada chocolate en su correspondiente lugar, junto a los caramelos.
Para las 3 Am guardé la canasta terminada junto a las 3 bolsitas para irme finalmente a dormir. Siendo sincera, los hice con todo el amor del mundo, y me hicieron olvidar el mini infierno vivido hace unas horas.
Me desperté unas horas más tarde, no había dormido demasiado, pero mis energías decían exactamente lo contrario. Me levanté, contenta. No podía esperar a ver las caras de mis amigos cuando reciban sus regalos. Me fui a bañar y decidí vestirme con una blusa blanca, jeans, y unas sandalias color suela. Até mi pelo en una coleta con un moño blanco, y con una sonrisa fui a preparar la mesa para los tórtolos que pasaban su primer día de los enamorados juntos.
Una vez terminé allí, pude escuchar la ducha. Seguro Glimmer se había levantado. Tomé mi bolso con las cosas de la universidad, saqué las bolsitas de chocolate de la heladera y salí del departamento, para encontrarme dudando de tocar la puerta. Sacudí mi cabeza pensando que tal vez podría alegrarle el día a Catra luego de la noche que pasó, y dejé de dudar, golpeando tres veces.
Luego de unos minutos, Entrapta abrió la puerta. Pude ver a Scorpia en el fondo cocinando mientras cantaba. Mis humores aumentaron junto con mi dosis de ternura luego de ver esa escena.
—Buenos días, Entrapta —dije sonriente.
—Buenos días...—respondió bostezando, parecía que recién se había despertado. Me abrió la puerta, indicando que me permitía el paso. Entré, pidiendo permiso y apoyé mi bolso en el sillón, sacando las bolsitas cuyo color indicaba a cada quién. La bolsa lila pertenecía a Entrapta, la blanca a Scorpia y la roja a Catra.
—Tengan, chicas. Feliz San Valentín—. Les entregué las bolsas y ambas parecían sorprendidas. Las abrieron y sus rostros fueron algo que definitivamente no compras.
—¡Son chocolates dulc-!
—¡SON CHOCOLATES EN MINIATURA! ¡GRACIAS ADORA, TE AMO!—. Entrapta saltó a mis brazos con una inmensa sonrisa. Sabía que le gustarían pero no pensé que tanto. Sus ojos irradiaban brillos de emoción. Me sacó una sonrisa el pensar que había alegrado su día. Reí levemente, para contestar:
—De nada, Trapta.
—Gracias Adora, en serio aprecio este gesto —dijo Scorpia, luego de darme uno de esos grandes, fuertes y reconfortantes abrazos.
—De nada, Scorpia. Te lo mereces por lo buena persona que eres con la gente... —dije sonriendo. Pasé a la habitación de Catra, encontrándome con unos ojos abiertos de par en par mirando la puerta. Me dio un pequeño paro cardíaco del susto que me causó. La risa de Catra resonó en la habitación, cosa que hizo que me ría también.
—Por el estruendo en la cocina, supe que habías llegado. ¿A qué debo tu visita? ¿Vienes a traerme el desayuno otra vez?—. Reí ante su declaración.
—No, Scorpia se está encargando de eso. Yo vine por otro motivo. ¿Sabes qué día es hoy?—. Catra ladeó su cabeza en signo de confusión. Otro acto de ternura que aumenta mi dosis—. En fin. ¿Pudiste dormir bien?
—Sí. Gracias a ti, tuve un sueño pesado y sin interrupciones—. Sonreí satisfecha, bastante segura de que un leve rubor había hecho aparición en mi rostro.
—De acuerdo—. Saqué la bolsita de su escondite en mi espalda—. Feliz San Valentín, Catra.
Su rostro pasó por una especie de metamorfosis de 3 emociones juntas. Confusión, sorpresa y emoción. Saltó de su cama sin siquiera abrir la bolsa, para darme un sorpresivo, fuerte y amoroso abrazo.