Al momento de irnos a dormir, estuvimos en la misma posición que la noche anterior, pero el aura a nuestro alrededor era completamente diferente. Mientras que en la noche anterior era una aura cariñosa y nostálgica, hoy es un aura amorosa y feliz, el aire es mucho más liviano. No puedo explicar lo feliz que estoy, es como si fuéramos sólo nosotras dos en el mundo.
—Sabes lo feliz que estoy, ¿no? Es la primera relación que he tenido...—mencionó Adora, acariciando mi cabello. Una sonrisa estaba plantada en su rostro.
—Sabes que yo estoy igual de feliz que tú, ¿no?—dije, mirando sus ojos. Ella pareció sorprenderse por un segundo, pero luego me robó un suave y breve beso. El calor saltó directo a mis mejillas, escondí parte de mi rostro en las sábanas. Adora simplemente carcajeó levemente y me abrazo, manteniéndome lo más cerca posible de ella. Sólo disfruté su olor, ese olor a campo tan característico de ella, y me fui a dormir, soñando con girasoles...
Catra...
¿Catra?
¡CATRA!
Abrí mis ojos. Estaba en el campo de girasoles, pero estaba sola...
Catra...
Levanté la mirada, allí estaba mi madre adoptiva, Weaber.
—¿Qué quieres de mí, ahora?—. Su silueta sólo rió para perderse, respondiendo:
—Disfruta lo que tienes...
¿Catra?
¡CATRA!
—...¿Catra?—. Abrí mis ojos. Me costó un poco relacionar dónde estaba y qué había pasado, pero no fueron más de 5 segundos de confusión.
—Adora, estoy bien—. Me abrazó repentinamente. Correspondí, observando otra vez la habitación. Seguía oscuro afuera, así que debía ser de madrugada—. Perdón por despertarte.
—Tonta... siempre tenías pesadillas de niña. ¿Recuerdas?
—Sí, obvio que recuerdo. Siempre me despertabas para que terminase rápido. Siempre estabas despierta para mí.
—No sé si eran instintos o qué...—rió levemente, limpiando de su frente algo de sudor—. Pero siempre que me despertaba, a los segundos comenzabas a murmurar cosas, a veces incluso llorabas...—. Adora empezó a derramar sutiles lágrimas. No quería verla llorar, no por una estupidez tan grande, no por mí.
—Oh, amor, no es nada. Sólo son sueños, nada de lo que preocuparse en realidad. Nada de lo que yo vea será real, no te preocupes por ello. Mientras estemos juntas, nada nos pasará—. Ella pareció confusa por un momento, para luego corresponder el abrazo y acurrucarse en la zona de mi cuello. A los minutos, su respiración había disminuido el ritmo, y sus brazos no apretaban con la misma fuerza, por lo que supuse que estaba dormida.
Miré una vez más la habitación, notando la laptop de Adora abierta. Me levanté, sin mover mucho el colchón, y la cerré, poniendo los celulares sobre la misma, bajo un pañuelo que había allí.
—No será tan fácil...
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Despertamos, esta vez eran las 9 y 30 AM. Esta noche llegaban Bow y Glimmer, así que Adora parecía un poco decaída por no poder estar conmigo tan seguido como estos días, pero le dejé en claro que mi "relación" no nos afectaría. Desayunamos juntas y yo fui a darme una ducha. Luego fue el turno de Adora.
Mientras tanto, yo guardaba mis pertenencias en la mochila. Por el momento, me gustaría que la pareja que vive con ella no se enterase, o por lo menos, no de todo, por lo que procuraba no dejar mis cosas revueltas como si se tratara de mi casa. Luego de, aproximadamente, unos 20 minutos, escuché una puerta abrirse.
Adora debe haber salido del baño.
Pensando que, como yo había hecho, había salido cambiada, me di vuelta sin muchas dudas, pero al hacerlo me arrepentí.
Mejor dicho, te alegras de haberte dado vuelta.
Adora estaba acomodándose el cabello mojado, envuelta en nada más y nada menos que una toalla, mirándose en el espejo de su tocador. Pasé saliva.
¿Eso esconden las ropas holgadas?.. Santa madre..
Cuando llevé mi mirada a sus ojos, luego de disfrutar la vista, me encontré con una Adora completamente sonrojada, mirándome como si me estuviera por regañar.
—O-Olvidé llevar mi ropa al baño... así que...—. Adora volvió a la normalidad, repentinamente. ¿Acaso sufre de trastorno de personalidad? Si es así, entonces debo admitir que yo también. La verdad, estoy bastante confundida sobre quién es la pasiva aquí.
Aprovechando su repentino cambio, decidí dejar salir mi lado pícaro que había guardado por bastante tiempo. Me acerqué confiada, azotando mi brazo contra la pared junto a ella, acorralándola así.
—¿C-Catra?—. En cualquier momento iba a brotar sangre de su nariz si seguía sonrojándose así.
—Hey, Adora... ¿Segura no hiciste esto a propósito?—. Acerqué mi rostro, confiada. Es divertido ver a una tomboy tan sumisa como lo puede ser Adora. Es divertido.
—C-Claro que no... ¿C-Con qué fin lo ha-haría?—. Okey, esto está sobrepasando los límites de diversión y el ambiente está cambiando.
—¿Con qué fin, dices? Tal vez quieres provocar a tu amiga... con el fin de que sea algo más...—. Su pelo es brillante y sedoso, incluso cuando está mojado.
—¿A-Algo más? ¿A qué te refieres...?—. Esta imagen frente a mí me está cambiando. Ver a Adora mirarme sonrojada desde abajo, con gotas de agua cayendo de manera salvaje por su rostro, mientras su toalla deja ver levemente parte de su escote, me está cambiando... En muchos sentidos...
—¿Quieres que te cuente...—que tentador cuello— o que te muestre?—. Me acerqué al cuello de Adora y su característico olor me invadió. Por impulso, mordí aquella zona, sin ser muy agresiva. Pero la respuesta que tuve de su parte valió totalmente la pena. Un leve quejido escapó de sus labios. La veía venir, porque tiraba de su toalla hacia arriba para que no se caiga, por lo que no tenía mano para alejarme... O no quería hacerlo. Una sonrisa confiada de mi parte hizo que Adora empiece a temblar, aunque no sé si estaba temblando de frío, también.