Para ser honesta, no tenía idea de como Adora se iba a tomar mi idea o si iba a aceptarla siquiera, pero muchas opciones no tenía. Lonnie aclaró innumerables veces que no podría dormir en la misma cama que Scorpia, no ahora, que era muy pronto. Al parecer, no constaba de otras opciones, y esta era muy tentadora.
—Sobre la sorpresa que decías... ¿Puedo saber qué es?—. Adora tenía ese brillo de curiosidad en sus ojos. En serio, ¿no será cambiante? ¿Así como yo?
—Sólo se puede cumplir si me lo permites —completé con una reverencia, a la que Adora rió angelicalmente.
—¿Me cuentas?—dijo acercándose, colocando sus brazos alrededor de mi cuello.
¿Hoy estás pasiva? ¿O qué? ¿Intentas seducirme?
—Lonnie pensaba quedarse a dormir en mi departamento... Me confesó que tenía muchas cosas de las que hablar con Scorpia, pero no quiere compartir cama, la cobarde. Así que...—. Adora me miraba expectante, asintió como seña para que prosiga—. Así que... ¿Puedo dormir contigo hoy?—. Adora me miró sorprendida, pero una sonrisa pícara se instaló en su rostro.
—Tienes tantas opciones... ¿Por qué recurres a mí?—. ¿Adónde estás mirando, princesa? Sus ojos revoloteaban entre mis labios y mis ojos, sin mencionar que mordía su labio como si... No voy a describir como, quiero mantener a pie la poca cordura que tengo.
—Tengo muchas opciones... Dormir con Entrapta, dormir con Scorpia, a lo que seguro Lonnie me prende fuego antes, dormir con Rogelio o dormir en el pequeño, incómodo y frío sofá del living...—. Adora hizo una mueca de desagrado, la cual no se esforzó en ocultar—. Eres mi mejor opción, y la más tentadora.
—Ay, Dios mío. Espero que pretendas descansar, Catra. Mañana es un día muy ajetreado para las dos —completó, limpiando mis hombros con sus manos y girando en su eje para encaminarse hacia su departamento—. Además, no vivo sola como para que nadie sospeche de nosotras. Lo sabes, ¿verdad?
—Por supuesto que lo sé. El tema es... ¿Tienes una historia para tus moretones?—mencioné. Conocía a sus amigos. Sabía lo curiosos y detallistas que son respecto a sus anécdotas, por lo que Adora debía tener una gran mentira o excusa para esconderlos.
—Hoy Scorpia preguntó sobre eso...—. Miraba el techo mientras hablaba, quitándole importancia a sus palabras. Me sorprendió la naturalidad con la que sobrellevaba todo esto—. Le dije que me había acostado con alguien la noche del sábado, pero no mencioné con quién. No debería cambiar mi historia, ¿no? Entonces, necesito de alguien que me ayude con la mentira. Pero no tendría sentido, porque de todas maneras debería revelar nuestra relación...—. Parecía pensar profundamente, hasta que una mirada de crisis se instaló en su rostro—. Catra... ¿Qué hago?
—Debes estar bromeando... ¿No eras virgen? ¿Cómo le vas a decir eso a Scorpia? Entiendo que odias mentir y demás, pero ¿no se te ocurrió algo mejor? ¿Me falta hierro, por eso surgen los moretones en mi cuerpo? ¿Me golpearon en la calle para robarme? ¿Soy torpe, me golpeo seguido sin darme cuenta? Dios, Adora...—. Entré en una pequeña crisis, debo admitir. Pero yo también fui culpable de esto, debería haberla ayudado. Yo tenía una perfecta coartada gracias a Rogelio, pero ¿y Adora? Ni siquiera lo había tomado con seriedad.
—No importa. Tengo la perfecta excusa. Sólo debes prometerme algo...—. La miré, levantando una ceja. Esa frase me intrigaba—. No te alteres, diga lo que diga, ¿estamos? Sólo así será creíble...—completó con una mirada bañada en preocupación.
—Está bien. Haré lo mejor que pueda.
—Entonces... ¿Cenas con nosotros?
—Sí. Iré a por el postre. En unos minutos vengo—. Me despedí por breve de Adora para entrar a mi departamento y explicarle a Scorpia cómo serían las cosas esa noche. Por lo que noté, no parecía tan emocionada como creí que lo estaría; mas bien, parecía decaída cuando le conté sobre los planes de esa noche.
—¿Segura estarás bien? Puedes dormir conmigo, si es por Lonnie—. Pasé saliva—. Ya sabes, aquí tienes tu ropa, tus cosas... es tu casa.
—Lo sé, es que no quería incomodar a nadie hoy. Además, estoy acostumbrada a dormir con Adora—. Toda la sala quedó en silencio. Pensé otra vez en las palabras que salieron de mi boca sin pensar.
Justifícate, Catra. ¡AHORA!
—Me refiero a que estoy acostumbrada por la pijamada del otro día. Además, de pequeñas solíamos dormir juntas todo el tiempo, así que no es un problema—. Todos parecieron recordar el dióxido de carbono apenas me justifiqué. Suspiraron como si fuese un alivio... ¿Tan malo era?
—Está bien... Si te sientes más cómoda así, no puedo obligarte a nada—. Scorpia me regaló un abrazo para darse vuelta y seguir cocinando. Lonnie me agradeció con la mirada y una sonrisa, mientras que Entrapta me saludaba con la mano para encerrarse en su habitación a seguir con sus experimentos. Tomé el postre que habíamos comprado en el camino y partí al departamento vecino.
—¡Hola, Catra! Te estábamos esperando—. Una animada Glimmer me abrió la puerta, dándome la bienvenida. Bow estaba colocando la mesa mientras Adora servía la comida. Me adentré para, con permiso e indicaciones de Adora (innecesarias, pero inevitables para la mentira de Adora, la cual todavía no tenía idea de qué trataba) acomodar el postre en el refrigerador.
Nos sentamos a devorar los espaguetis con salsa caseros de Glimmer, los cuales debo admitir que estaban deliciosos. Comenzaron Glimmer y Bow a contarnos sobre cómo habían pasado su fin de semana juntos y lo bien que les había hecho como pareja el estar tan despreocupados y asilados del resto. De ser sincera, habría declarado la envidia que me daba, pero había sucedido lo mismo conmigo, sólo que en un contexto completamente diferente, y en unas circunstancias completamente diferentes.
—Cambiando de tema... Adora, ¿qué hiciste el fin de semana como para terminar con esos moretones?—. Glimmer fue directo al grano—. Digo, lo que nos contaron sobre ustedes dos pasando el fin de semana juntas no coincide con las marcas visibles de tu cuello...—. Glimmer sonrió picarona, mientras Adora se ponía peor que un tomate.