¿Por qué debía ser Huntara? ¿No podía ser alguna de las chicas con las que trabajaba? ¿O pedir ayuda a alguna de la clase donde va ella? Dios, se llega a enterar... Y sin mencionar que ahora Bow y Glimmer la van a incitar a que se encuentren y, quién sabe, me termina dejando por ella.
Aunque tu no deberías quejarte demasiado. La tienes toda para ti sola, al contrario de ella...
Cabecita, no es momento de hacerme sentir culpable... Aunque tengas razón.
—¿Huntara?¿No tenías una mejor idea?
—Es la única persona que, si se llegase a enterar de la verdad, me apoyaría y no diría palabra alguna. Créeme.
—Sí, de eso no tengo duda. Sólo me preocupa el hecho de que, al estar tan enamorada de ti, termine sucediendo en realidad—. De repente, el estampado de las sábanas de Adora se veía muy interesante como para dejar de mirarlo, inclusive cuando Adora rió y se acercó, tomando mi mentón para que la mire.
Lindas zapatillas, tomboy.
—Catra. ¿Puedes mirarme?
—Sólo di lo que tengas que decir. Seguro apenas te mire perderé toda noción de la estupidez que estés por decir—. Sí, estaba algo enojada. En gran parte, era mi culpa por haber dejado que se las arregle sola para su excusa, sabiendo lo que odia y lo mala que es para mentir, por lo que estaba enojada conmigo también. Pero ¿Huntara?
—No es una estupidez lo que voy a decir, Catra. Yo te amo, sólo a ti. Sin importar lo que sea que quieran hacerme, sea quien sea, eso no va a cambiar. Por más que alguien intente algo conmigo, no pasará porque vas a estar en mi cabeza... No puedo dejar de pensar en ti, lo único que hago para cubrir estas marcas es usar su nombre en lugar del tuyo, es lo único. Estoy ayudando a alguien apresado por la homofobia de sus padres, la cual puedo comprender completamente porque no es algo sencillo de asimilar, y mucho menos de confesar. Estaremos bien, ¿sí? Sólo hay que esperar un tiempo más...—. Decidí levantar mi mirada. Así por lo menos evitaría que algunas lágrimas indeseadas salgan de donde no deben.
—Yo también te amo, Adora—. Fue así como nos fundimos en uno de los besos más dulces que ambas podríamos haber tenido.
Esa noche, preparamos el colchón al lado de la cama de Adora, pero no lo usamos. Adora es mucho más cómoda y cariñosa que un pedazo de tela rellena para ser suave.
Me preocupa acostumbrarme demasiado a esto... Podrían suceder mil y una situaciones en las que deba sacrificar mis noches junto a la mujer que amo, por lo que era muy necesario el no acostumbrarme; pero... es tan cálido, tan suave, tan amoroso, tan tranquilizante...
Sin ser consciente de ello, caí en los brazos de Morfeo.
Mejor dicho, en los acogedores y protectores brazos de Adora.
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—¿Chicas? Despierten, vamos a llegar tarde a la universidad. Deben bañarse y venir a desayunar, arriba—. ¿Glimmer? Me costó caer en la cuenta de dónde me encontraba y con quien, hasta que recordé que estaba en la misma cama que Adora.
—¡No es lo que parece! Y-Yo.. soy sonámbula y.. y... suelo tener pesadillas por lo que Ador-—. Admito, entré en pánico. Si Glimmer siquiera tenía la leve sospecha, atormentaría a Adora con preguntas y ella no podría mentirle... y-
—No es necesario que expliques nada, Catra—. Glimmer solo guiñó un ojo para salir de la habitación—. Despierta a Adora, por favor. Llegarán tarde si no se apuran—. Completamente ida, me quedé mirando la pared unos segundos. ¿Cómo había pasado esto?
—Adora. Hey, Adora. Despierta de una vez, tomboy dormilona—. Sólo abrazó mi cintura y me estrelló contra el colchón para apegarse, como si de un peluche se tratase.
—No quiero. Es lindo dormir contigo—. Ruborizada, recordé las palabras de Glimmer, a pesar de que mi diablo interno quiera mandar todo a la mierda y pasar el día en la cama, junto a Adora.
—Lo sé, a mi también me encanta, pero llegaremos tarde ambas y comenzarán a sospechar—. Adora sólo rodó sus ojos y se levantó desganada.
—Bien, entendí—. Así, sentada en la cama, con su cabello dorado suelto y los rayos de sol colados entre las cortinas iluminando el lugar, con esa musculosa pegada al cuerpo y tonificando sus brazos aún más, lo decidí completamente.
Quiero despertar así cada día de mi vida.
—Pero antes...—. Perdida en mi sueño despierto, no noté cuando Adora se acercó sonriente a mi rostro para plantar un dulce pero breve beso en mis labios, susurrando con una grave, ronca y sexy voz—. Buenos días, Catra.
—Buenos días—. Sólo me levanté y tomé la muda que había traído el día anterior para ir directo al baño a por una ducha caliente. Una vez dentro de la ducha, pude notar como necesitaba el agua caliente. Era tan relajante que juro podría haberme dormido de pie allí mismo. A los segundos de colocar el shampoo, pude percibir como se abría la puerta corrediza de la ducha, dejando a la vista a una desnuda Adora de blancas pieles, entrando como si nadie estuviese allí.
—¿Qué rayos haces? ¿Y si nos descubren?—. Adora parecía tomar la situación con gracia.
-No sucederá. Además, seguro Glimmer ya lo sabe. Y debemos ahorrar agua—. Niña pervertida por la que me tocó caer—. ¿Puedo enjabonarte la espalda?
—No te hagas la inocente, tomboy. No, no puedes. Llegaremos tarde, apúrate—dije, terminando con el acondicionador y saliendo de la ducha con una toalla enroscada a mi cuerpo. Sin embargo, no terminé de salir cuando un golpe de lleno en mi trasero me hizo brincar del susto. Miré hacia atrás buscando una explicación.
—No pude resistirme—dijo levantando sus manos en defensa. Rodé mis ojos sonriendo y salí del baño directo a la habitación para poder cambiarme. Una vez todos en la mesa, todo parecía ir normal. Hasta que ciertas frases me dejaron inquieta...
—Adora ¿Segura que te gustan las mujeres tomboy? Digo, pareces una por lo que no me sería raro que chicas más femeninas te gusten, como Catra—. Esa específicamente y algunas otras indirectas de parte de Glimmer me confirmaron lo que temía saber.