—Catra, ¿qué es esto..?—. Quedé tildada ante la voz de Adora. Procesé sus palabras como tres veces en mi cabeza, antes de contestar.
—No tengo idea, yo... Espera, hablaremos de esto en casa—dije, al ver como uno de los periodistas me miraba curioso. Corté la llamada para comenzar otra con mi madre adoptiva.
—¿Diga? Habla Weabe-
—¿Qué es esto?
—¿Hablas de la nueva primicia? Pues... Siendo sincera, no tengo idea, pero ahora habrán más ojos sobre ti—. Me levanté de mi asiento, completamente perdida, saliendo del set de grabación, sin importarme nada.
—Por favor, sácame de aquí. Es la primera y última vez que te pido algo, por favor—. No estaba preparada para mentir y mantener, si seguía con la entrevista, seguro me iba a ir por los carriles y alguno me pillaría en plena historia algún detalle fuera de lugar...
—¿Debería? Prometiste que harías la nota, incluso seguí tus condiciones... Entiendo que surgió un imprevisto, pero ¿debería sacarte?
—Deberías, a menos que quieras que suelte todo el contrato que tienes conmigo para salir en las pantallas...—. Era un riesgo muy pesado el que recorría amenazando a mi madre, pero no podía exhibirme a revelar mi relación con Adora de esa forma. Es muy distinto a que estemos en público, puesto a que ahora todos la reconocerán... Tomé mi cabeza con una de mis manos mientras la otra seguía sosteniendo el celular en mi oído. El pensar en arruinarle la vida a Adora me es imperdonable.
—Me amenazas... Interesante... Esa chica sí debe ser muy cercana a ti si llegas a ese punto—. No respondí, impactada de haberme expuesto indirectamente—. Bien, veré que puedo hacer. Tú sigue ahí, finge que no sabes de lo que están hablando, niégalo si quieres. No des muchos detalles, pueden usarlos en tu contra. Tardaré unos 10 minutos, ¿puedes con ello?—. no tenía otra alternativa, sólo me quedaba confiar en la mujer al otro día de la línea.
—Bien... Gracias—corté la llamada, respirando profundamente.
—¡En 3 minutos terminan los comerciales!—. Me alteré. Comencé a repetirme en la cabeza las palabras de Weaber, no estaba dispuesta a cometer un error en tal situación crítica.
Caminé al set de grabación, tranquilizándome mentalmente. No podía dar señales de nerviosismo o dudas... Tendría que convertirme en mi madre. Hice una mueca de asco al sólo pensar en la posibilidad de ser tal monstruo sediento de fama y poder.
Me senté en mi sillón de invitado, tecleando en mi celular la nueva primicia para saber qué fotos se habían filtrado y cómo explicarlas de manera creíble. Algo me llamó la atención. Todas habían sido tomadas en momentos cruciales, pero no se veía nada importante. No había ningún beso de por medio, sólo poses o abrazos. Sonreí, pensando en lo inútiles que algunos periodistas pueden ser al momento de buscar primicias. Estaba la foto mía acorralando a Adora en el pasillo del café, el día que la ayudé a trabajar. Agradecí a Dios que era de noche y la foto no estaba clara, sólo se veía mi rostro con una mueca picarona. En ningún momento apareció una foto mía besando a Adora.
—¡Volvimos con la nueva primicia! Señorita Catra, ¿qué explicaciones puede darnos sobre estas fotos?
—¿Tengo que explicarlas?—declaré confiada—. Sólo somos mi mejor amiga y yo jugueteando. No tenemos ninguna relación más allá de eso. Me disculpo si lo malinterpretaron, pero no es nada importante esto...—sonreí, triunfante.
El conductor hizo amague de continuar con la entrevista, pero uno de los panelistas lo detuvo, anunciando el casamiento de la pareja confirmada hace unos días. Suspiré, pensando en que Weaber seguro los había sobornado para que lo confirmen antes de tiempo.
A los minutos, el conductor me despidió debidamente y me retiré del set de grabación, sin pasar por alto la mirada inquisitiva de uno de los panelistas.
Subí al bus, queriendo gastar lo menos posible de dinero, pero sí que fue una mala decisión. No pude ignorar aunque quisiera, las miradas de las personas. Había un grupo de adolescentes sentado al fondo que, apenas me vieron, comenzaron a cotillear. Yo rogué porque no estén hablando de mí o no me tomen fotos.
Revisé mi bolso, sacando lentes de sol y me los puse, mirando por la ventana.
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Llegué a la calle cercana al lugar y me bajé, entrando como si de mi casa se tratase.
—¡Catra! ¿Estás bien? Vi el programa...—Rogelio saltó del sillón cuando me vio entrar. Vi la mochila de Kyle en la puerta, así que supuse que estaría arriba. Me quité los lentes.
—No, no estoy bien. Vine a decirles que sean cuidadosos los dos, no como yo. Puede que los atrapen en momentos comprometedores y no puedan justificarlo—. Miré a Rogelio, quien tenía ojos comprensivos—. Tuve suerte, al menos, de que no captaron ningún beso, sino no tendría como explicarlo. Ahora le debo un favor a Weaber y me asusta lo que me pueda pedir...
—¿Un favor? Esa mujer es capaz de cualquier cosa, sí que debiste estar desesperada...—. Asentí, levantando mis cejas, aclarando lo obvio.
—Como sea, debo volver a mi casa a dar algunas explicaciones... Ella las merece—. Rogelio se despidió de mí, deseándome suerte. Salí de la mansión para volver a mi departamento, donde probablemente, una confundida Adora me espera para aclarar el mundo de mierda que puede ser la fama.
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—¿Catra? Pasa...—. Entré al departamento, soltando mi coleta. Sentía una terrible jaqueca y el pelo atado no ayudaba.
—¿Viste el programa? ¿O no?
—Sí, por algo te llamé...—. Agarré mi cabeza con una mano, indicando el dolor.
—Bien. Estoy agobiada por las cosas que sucedieron hoy. La lógica no está de mi lado—contesté mal, sin querer hacerlo. Mi tono había subido, desquitándome con la persona equivocada.