- Miren quien volvio de sus vacaciones.
Entro al salon y la primera en hablar es Sheila una de mis bullys.
Vacaciones...
Suspensión temporal del trabajo, de los estudios o de otras actividades habituales para descansar.
Ojala hubiera faltado dos semanas por vacaciones.
Pero no.
No falte por una estupidas vacaciones.
Si supieran porque falte ya no dirian nada mas o talvez se burlarian aun mas de mi.
Pues jamas lo sabre.
Me sienro en mi pupitre con la cabeza agachada mirando la mesa.
- No sabes cuanto te extrañe gordis. -Me susurro en el odio Clayton.
La persona que mas odio y la razon por la cual falte dos semanas a la escuela.
Lo ignoro.
Me agarra de los pelos y me hace miraelo.
- ¿Acaso estas sorda estupida?
Me jala mas fuerte del cabello y me hace golpearme contra mi mesa.
- La proxima vez que te hable mirame a los ojos por tu cuenta o si no te ira peor.
- Si, perdon. -Hablo con la mirada hacia el suelo.
Sin poder contenerme empiezo a llorar en silencio.
Me limpio las lagrimas que tenfo esparcidas por todo el rostro.
Me miro las manos.
Sangre.
Me toco la nariz.
Me esta sangrando.
Escucho la puerta abrirse y veo al profesor entrar.
Ni bien empieza a hablar lo interrumpo levantando la mano.
- ¿Que pasa Kiara?
- ¿Puedo ir al baño? Me esta sangrando la nariz.
- Claro, ve.
Me levanto y salgo del aula hacia los baños de mujeres.
Me encierro en los baños para que nadie pueda entrar.
Apoyo mis manos en el fregadero.
Me miro al espejo.
Mi nariz sigue sangrando.
Abro el grifo y mojo mi rostro con el agua.
Respiro agitadamente.
Observo mi cabello corto hasta los hombros y el recuerdo llega a mi.
(...)
Corro con todas mis fuerzas.
Me tropiezo y caigo de rodillas raspondeme para luego empezar a sangrar.
Me levanto enseguida y sigo corriendo hacia mi casa.
Las lagrimas no paran de salir.
Entro a la casa y voy hacia la cocina.
Ya estoy harta.
Estoy harta de que me vivan haciendo la vida imposible.
¿Que fue lo que les hice?
- ¿Porque tratarme asi? ¡Solo porque soy un poco mas gorda que los demas!
Agarro un vaso y lo rompo contra la pared.
Me tiro al suelo de rodillas sobre los vidrios rotos.
Sin preocuparme por el dolor me largo a llorar por pensar lo que me espera mañana.
Miro los trozos de vidrio del suelo.
Agarro uno.
Miro mi brazo y luego el vidrio.
Ya no mas agonias.
Paso el vidrio por ambas muñecas tres veces y dejo caer a mi costado mis brazos.
Siento como la sangre se escurre por mis manos hasta caer al suelo.
Mis ojos empiezan a cerrarse hasta que caigo inconsiente.