#1

Hoy era el día.

El gran día en el que está maldita pesadilla terminaría de una vez por todas.

—¡¿A dónde mierdas crees que vas?! —Grita mi padre en cuando me ve salir de mi habitación con la gran maleta que llevaba conmigo, después de haberse enterado de mi vuelo, aquel que habia comprado meses atrás y que al fin después de mucho tiempo de espera, estaba mas que lista para volver a casa.

De una maldita vez por todas.

—Me voy —Sonrió por que habia esperado años y una carrera que odiaba para poder regresar a mi país, al país que verdaderamente amaba, aquel que habia tenido que abandonar por la avaricia, el poder y la codicia de mi padre.

—¿De que mierda hablas? —Sigue gritándome sin inmutarse de la felicidad que su actual esposa demuestra ante tal noticia —¿A dónde diablos crees que iras? ¿Cómo piensas vivir? —Lanza preguntas que para mí resultan insignificantes y que hacia mucho tiempo ya había encontrado las respuestas a ellas.

Ya no era una niña, hacía mucho años que había dejado de necesitar de mi padre y de su dinero, no como la jovencita a su lado que tenía como esposa, ahora podía decir que tenía la suficiente edad y inteligencia como para lograr algo mucho más grande de lo que hasta ahora mi padre tenía. Estaba segura que podría ser mucho más exitosa de lo que mi padre era, tanto para demostrarle que tan equivocado había estado conmigo y con toda la familia falsa que había construido hace años, familia que siempre había odiado y de la que ahora agradecía poder salir de este maldito lugar y mucho mas al irme lejos de la persona que alguna vez habia amado con todo mi corazon, pero que ahora lo único que parecía unirnos era el odio y el resentimiento que existía entre ambos.

Desde que ella habia partido.

—Si sales por esa puerta, cancelare todas tus cuentas, si regresas a Corea ten por seguro que no te daré ni un centavo mas, ¿estás segura de poder con esto sola Gizem? —Amenaza mi padre con lo único que verdaderamente me sobraba en este mundo.

Dinero.

Jamás habia sido una chica ambiciosa ni mucho menos caprichosa, gracias a mi madre habia aprendido que el dinero no lo era todo en esta vida, habia aprendido que para lograr algo tenía que trabajar duro para poder obtenerlo y gracias a sus enseñanzas, hoy podía depender de mi misma sin ninguna preocupación de dinero, no como ella habia padecido de el durante mi infancia, al final habia conseguido crear mi propia marca de ropa, la que me habia ayudado a  dejarme de preocupar por el dinero, aquel que se habia encargado de matar a mi madre años atrás. 

Al final tenia el reconocimiento que quería, no solo dentro de Corea, sino en todo el mundo, un reconocimiento que por desgracia no podría compartir con la única persona con la que deseaba hacerlo, la misma que habia sido mi impulsado todos los días de los últimos años para mantenerme de pie, preparándome para este momento.

Sin tener que preocuparme de mi padre y sus estúpidas dictaduras, de las que honestamente me había cansado tener que seguir.

—¿Estás seguro tu papá de poder sin mi ? —Disfruto de cada palabra que sale de mi boca, lo disfruto porque jamás podría volver a verlo como un padre, no después de lo que había hecho, o mas bien, de lo que le había hecho a mi madre —Les deseo suerte —Me despido con descaro de la esposa de mi padre, quien trata de esconder un poco su alegría con un par de lágrimas que cualquiera podía notar que eran actuadas —Ah... antes de que lo olvide —Me detengo un par de pasos después, regresando mi mirada en la misma dirección —Ya que vas a estar cancelando cuentas deberías empezar cancelando la de Melisa y su hermana al paso al que están gastando tu dinero, pronto te quedarás sin nada y sin nada no solo me refiero a dinero, sino a otra cosa —Le aconsejo entre risas consiguiendo terminar con el pequeño teatro de la misma por unos segundos antes de continuar.

Y es que Melissa era tan buena actuando que sin problema podría entrar a Broadway si no fuera tan zorra y descarada como solía serlo desde que había tenido la desgracia de conocerla.

—¡Regresa aquí Gizem! —Grita con furia mi padre pero no me detengo, no lo hago y no pienso en hacerlo nunca mas.

—¡Por cierto... ! —Me detengo antes de subir por completo al taxi  —He terminado por ti el compromiso con Jan —Le hago saber aquello que el había iniciado sin mi consentimiento y que yo había disfrutado terminar sin el suyo.

—¡¿Pero que mierda acabas de hac....—Ni siquiera me quedo a escuchar lo que tenia por decirme, terminando por subir al taxi, el que se encargaría de alejarme de este maldito lugar de una vez por todas, encontrándome con sentimientos que no había podido sentir durante los últimos años que habia sido obligada a pasar dentro de un lugar al que jamás podría llegar a pertenecer.

Al fin era libre.

Mientras el auto esta en movimiento disfruto de las últimas horas que me quedan en Turquía, disfruto de las calles y las personas alegres que pasean de un lado a otro disfrutando de la vida en el país que amaban. Me detengo un par de veces para comprar un par de recuerdos y comer algo típico antes de llegar al enorme aeropuerto, en donde hago todo el procedimiento con una rapidez impresionante, antes de tener que esperar la señal para abordar mi respectivo vuelo.

Todo a mi alrededor parecería ser un completo sueño, uno que habia tenido muchas veces durante los últimos años, pero que ahora podía vivir en carne propia, no podía mentir, deseaba con todas mis almas regresas a mi país lo mas rápido posibles, reencontrarme con todas aquellas personas especiales con las que no habia podido mantener ningún tipo de contacto por culpa de mi padre, y con las cuales ansiaba volver a verlas de nuevo, al igual que ansiaba poder volver a ver a mama, de llevarle aquellas flores que le habia prometido y que no habia podido hacer, hablar con ella para poder contarle todo lo que habia logrado en mi ausencia.