Carol.
–Adelante –dije, luego de escuchar como tocaban la puerta de mi oficina.
Escuché unos pasos acercarse a mi escritorio, pero no levante la mirada, estaba muy atenta a unas hojas en mis manos.
–Hola, hola. Pensé que seguías en Corea, hasta que Lauren me dijo que estabas aquí –mencionó Carson, haciendo que lo mirará.
Creo que Carson será lo más cercano que tendré de un padre. Ese pelo canoso su sonrisa amable y porte de caballero lo hacen ver como el padre perfecto. Desde que lo conozco, acostumbra usar trajes de colores oscuros, lo que hace que sus ojos grises resaltan y muchas chicas estén detrás de él.
Es bastante desagradable ver a cuanta fémina mejor de veinte años quiere una aventura con él, me hace cuestionar que tan asquerosa o patética es su vida para relacionarse con un hombre de cuarenta años. Afortunadamente, Carson jamás ha cedido, pues está casado con una mujer que nada tiene que envidiar a esas niñas.
–¿Por qué estabas buscándome? –pregunté, dejando a un lado mis pensamientos.
–Para saber si ya decidiste que cuadros te llevarás.
–Tengo una ligera idea. Más tarde te envió la lista, tienes las llaves del estudio.
–¿Cuándo deben estar allá?
–En unas dos semanas, más o menos.
–Me pondré a trabajar en ello.
–De acuerdo. ¿Es todo?
–No. Quiero saber, quien se va a quedar al frente de la galería –dijo con curiosidad.
–¿Quieres ser tú? –pregunté, arqueando una ceja.
–No, sólo es curiosidad.
–Eres una persona muy curiosa. Me sorprende que eso te haya mantenido vivo cuarenta años.
–Casi cuarenta y uno. En una semana es mi cumpleaños.
–Bien por ti, será un año más de soportar tu existencia en este mundo –Carson se río, acostumbrado de este tipo de comentarios.
–¿Vas a ir a mi cumpleaños? Krista está haciendo una hermosa celebración.
–Tal vez, podría ir antes de irme.
–Cierto, que te vas ese mismo día. ¿Estás nerviosa?
–¿Por qué lo estaría?
–Es una ciudad nueva, personas con un idioma diferente. ¿No te da miedo?
–No, además, no estoy tan sola cómo crees.
–¿A qué te refieres? –preguntó curioso.
Negué con la cabeza. Confío en Carson para muchas cosas, menos en esta, aquí nadie más que Lauren sabe la verdad. Como otras veces, aceptó mi silencio, acariciando su barbilla con un ligero rastro de barba.
» Okey, lo entiendo. Voy a dejarte sola, sé que algún día me dirás todo.
–No tengas tanta fe –me burlé.
–No es fe lo que me mueve, es cariño y paciencia.
–¿Y funciona? –él me dio una media sonrisa, levantándose del asiento.
–Claro, no por nada hemos sido amigos durante cinco años –respondió, saliendo de mi oficina.
Sonreí un poco. Si él supiera que más que amigo, es como un padre, moriría de felicidad, pero como no tengo ganas de ir a un funeral, me reservó mi respuesta. Seguí leyendo las hojas que tenía en mi mano, concentrándome un poco en los planes que tenía a un cercano futuro.
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Después de dejar las cosas en orden con el abogado, fui a casa, dispuesta a descansar un poco, y tal vez, terminar de pintar mi nueva colección. Saludé al portero del edificio y me metí en el ascenso, pero un mano detuvo las puertas antes de que se cerrarán.
–¿Mark? ¿Cuál es tu problema? –pregunté al hombre con el que había salido hace un tiempo.
–Te esperé casi todo el día. ¿Dónde te habías ido hace unos días? –preguntó molesto.
–No tengo ninguna razón para contestarte –respondí, saliendo del ascensor y caminando a la estancia.
–¿Ninguna? –cuestionó, tomándome del brazo, haciéndome girar con brusquedad –Soy tu novio, Carol, merezco más respeto de tu parte.