Love Sonets

Capítulo 20. Explicaciones. Parte 1.

Yoongi.

Pocas veces no me he podido concentrar en el trabajo, pero debo confesar, que la propuesta de Carol fue bastante sorpresiva. Esperaba sólo una disculpa y yo dar la mía, pero parecía más interesante hacerme el rudo, porque tengo un corazón que cuidar, al igual que ella.

Sea como sea, esta ultima hora sólo he estado observando el reloj como loco, pidiendo que el tiempo avance más rápido, porque tengo mucha curiosidad de saber que sucederá. Unos leves toques en la puerta me alertaron, así que, con rapidez, tomé unos papeles en mi escritorio, fingiendo leerlos con concentración.

–Lamento la interrupción, señor Min –se disculpó mi secretaria –. La señorita González lo busca.

–Que pasé –murmuré distraído, echando una leve mirada al reloj.

Justo a tiempo.

Contuve una sonrisa, apretando los labios en una mueca, escuchando sus pasos acercarse, hasta que se detuvo. Lentamente alcé la mirada, encontrándome con sus hipnotizante ojos verdes. Era raro verla nerviosa, pero debo confesar que eso me agrada, me hace saber que causo un efecto en ella.

» No bromeabas cuando dijiste que vendrías por mí –mencione, ladeando la cabeza.

–Dije que lo haría, no soy de las que hacen bromas –aclaró, rascando levemente su cuello.

–Ya me di cuenta –murmuré, dejando los papeles en el escritorio, levantándome y tomando el celular –. ¿Nos vamos? –ella asintió, y como buen caballero que soy, le cedí el paso, cerrando la puerta de mi oficina, cuando nos hayamos fuera.

Caminamos en silencio hacia el estacionamiento, no por hacerme el interesante, es que no hay nada que decir ahora, ella tiene la primera y última palabra el día de hoy.

» ¿Vamos en tu auto, o en el mío? –pregunté, para saber si desviarme o no.

–¿Podríamos ir en el tuyo? Así sería más cómodo regresar –asentí, continuando con mi camino original.

Al estar frente a mi auto, me apresuré a abrirle la puerta, y cuando entró, fui hacia mi respecto lugar, para preguntarle donde deberíamos ir, o al menos, cuál es su idea.

» Hay un restaurante que se ve bastante decente… Es este –señaló una fotografía en su celular –. ¿Lo conoces?

–Sí, ya he ido en algunas ocasiones –respondí, poniendo en marcha el auto.

Como ya es costumbre, la música clásica comenzó a escucharse, así que no me interese en iniciar una conversación, no tenía ganas ahora, más que de disfrutar de la música. Al parar en un semáforo en rojo, la observe un poco. Tiene las señales típicas de alguien nervioso. ¿No será muy común para ella, dar disculpas? Puede ser.

¿Acaso yo la estoy poniendo nerviosa? Demándenme, pero me gusta saber, que causo ese efecto en ella.

No podría juzgarla, si no sabe cómo ofrecer o demostrar que sus disculpas son sinceras, aun a mí me cuesta hacerlo, sin embargo, algo que capta mi atención, es que, con su dedo índice, acaricia su clavícula, justo donde tiene el tatuaje que Nam mencionó la última vez. Eso llamó mi curiosidad, pero no pude seguir observando, porque el semáforo cambio de color.

Al llegar al restaurante, ella dio a conocer su reservación en inglés, llevándonos al área un poco más alejada del local. Bueno, me parece algo exagerado, pero está bien, tal vez así se siente más cómoda. De manera vaga, soy consciente de que ella ordena por los dos, lo que me sorprende y divierte, ella ha estado observándome.

Cuando el mesero se va, me quedo viendo a mi Musa con una leve sonrisa, captando su atención como quería.

–¿Qué? –preguntó confundida.

–Nunca habían ordenado por mí.

–¿Y te incómoda?

–Al contrario, me divierte.

–De acuerdo.

–Entonces, ¿hablaremos o seguiremos hundidos en el silencio? –pregunté curioso.

–Dame un momento, esto no es fácil para mí.

–Pedir disculpas no es algo por lo que estar tan nervioso –Carol soltó una leve sonrisa, como si hubiera dicho un chiste.

–¿Crees que estoy nerviosa por eso?

–¿Si?

–Por supuesto que no. Sé cuándo dar disculpas y darlas con sinceridad, no es por ello que estoy nerviosa.

–¿Entonces? –ella mordió su labio, como si analizará con cuidado, las palabras que iba a decir.

–Primero, sé que ya lo dije antes, pero recalcó el hecho de que te debo una disculpa por el modo en que te hablé. Tú has sido bastante considerado conmigo en varios aspectos, así que no merecías esa contestación de mi parte.

» Yo… lo siento mucho, de verdad, no volverá a pasar, a menos que de verdad seas culpable de mi mal humor –la observé con bastante sorpresa, porque de las cosas que esperaba este día, esta no estaba muy bien contemplada.

Ha sido una bonita disculpa, aun cuando lo hizo anteriormente, me gustó, así que no sé cómo reaccionar. La comida llegó justo en ese momento, dándome el tiempo para pensar en ello, pero mi mente atolondrada no ayudaba mucho.

» ¿Qué? ¿No aceptas mis disculpas? –preguntó, arqueando una ceja.




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