El sol se escondía lentamente en el horizonte dejando su cielo en tonos naranja. El día se despedía para darle la bienvenida a la noche. La brisa cálida rozaba suavemente el rostro de Dae. El aroma a flores silvestres la acompañaba mientras esperaba sentada en un tronco caído. Dae cerró los ojos disfrutando de la calma que le ofrecía el lugar secreto para cualquier persona excepto para ella y Taehyung. Sonrió al sentirse libre en aquel sitio mientras esperaba. Mientras esperaba a aquella persona que tanto aprendió a querer en todos esos años. Esa persona que la quería de igual manera pero su sonrisa se borró lentamente cuando recordó que sus vidas eran diferentes.
—Por favor no dejes de sonreir.
Dae abrió los ojos al escuchar la tranquilidad de la voz grave que tanto amaba.
—Estás aquí —dijo ella en un susurro casi inaudible mientras lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos.
Taehyung apuró su paso para arrodillarse y abrazarla.
—Shh —dijo Taehyung suavemente acariciando el pelo de Dae—. Lo sé cariño, lo sé —Apartándose pocos centímetros la miró a los ojos y pasó un pulgar en la mejilla de ella secando una lágrima—. Esto se acabará, te lo prometo. Seremos libres Dae.
—¿Cómo?, eso nunca pasará —dijo ella con pesar en la voz.
—Lo seremos, solo confía en mí. ¿Podrías hacerlo? —susurró Taehyung la pregunta.
—Confío en ti ciegamente —respondió Dae acariciando el rostro de él.
—Entonces escúchame bien —dijo Taehyung tomando las manos de ella.
Dae asintió prestando atención.
—Esta noche huiremos.
—¿Qué? No, nos descubrirán.
—No lo harán, y si lo hacen nada pasará.
—Claro que sí, a mí sí. A ti no te harán nada pero yo soy de la servidumbre Taehyung. Yo no soy importante. Mí vida ante los ojos de los señores es insignificante.
—No eres insignificante —continuó él con impotencia porque deseaba poder hacerla entender que era mucho más valiosa e importante de lo que creía o le habían hecho creer durante años.
—Se que para ti no pero para la mirada del resto sí lo soy y no dudarán en castigarme.
Taehyung no quería aceptar que eso era cierto pero en su mundo así eran las cosas. Desde un primer momento su amistad no fue correcta pero no le importó porque eran niños. Al crecer aquella amistad se convirtió en amor y la cercanía que mantenían se volvía cada vez más peligrosa, él lo sabía. Aún así no podía cambiar sus sentimientos y estaba dispuesto a hacer lo que sea por poder amarla sin jerarquías o castigos de por medio. Taehyung estaba decidido a dejar su posición como aristócrata por vivir una vida feliz junto a su amada.
—Si somos cuidadosos nada pasará. Solo confía en mí. Está noche debemos hacerlo y podremos ser felices como lo merecemos —Dae lo observaba con preocupación— se lo que piensas pero confía.
Dae le confiaba a Taehyung hasta lo que no poseía pero no quería que alguno de los dos resultara perjudicado. Aún así decidió apostar y confiar con todo su ser.
Inspiró y exhaló dándose valor.
—Lo haré, ¿Cómo huiremos?
Taehyung beso el dorso de la mano de ella aliviado por su respuesta.
—Solo espérame despierta a medianoche, esa es la hora que todos duermen, incluso tu tía. Guarda lo indispensable, si huimos debemos hacerlo rápido y eso implica llevar pocas cosas.
—¿Y a dónde iremos? —preguntó Dae con algo de miedo por lo qué harían.
—Tengo un tío fuera del pueblo, él nos ayudará. Sé que así será —susurró la última oración para después llevar una de sus manos a la mejilla de Dae y acariciarla suavemente—. Entonces, ¿Confías en mí?, ¿Estás dispuesta a ser feliz?
Dae también levantó una de sus manos para acariciar la mejilla de él.
—Si estás junto a mí siempre seré feliz.
Aquella tarde volvieron a la mansión para preparar sus pocas pertenencias sin que nadie se diera cuenta.
Taehyung tenía miedo aunque no lo dijera en voz alta, no quería preocupar más a Dae pero si algo salía mal ambos estaban en problemas, sabía que su padre, el señor Kim, haría cualquier cosa porque su estatus no fuera afectado por nada. Castigaría a quien sea por mantener su nombre limpio. Pero para que nada sucediera debían escapar cuánto antes y en silencio.
Al llegar la noche el corazón de Dae latía más rápido de lo normal. La ansiedad por ver a Taehyung la estaba consumiendo, temía que lo descubrieran.
Cerró los ojos por un breve momento para respirar profundamente y calmar su mente, acostada en su cama simulando estar durmiendo observó la puerta del dormitorio de su tía que se encontraba a solo tres pasos de su propia habitación. Dae estaba segura que su tía dormía plácidamente sin siquiera imaginar lo que estaba por suceder. Llevó su mirada al techo y oyó cómo el piso de madera del pasillo, que separaba la cocina de los dormitorios, crujió ante pasos sigilosos. Dae cerró los ojos nuevamente para que quien estuviera llegando no la descubriera aún despierta.
—Dae —susurró una voz cerca de su cama—. Dae despierta, debemos irnos ahora.
Ella abrió los ojos de inmediato encontrando a Taehyung de cuclillas tocándole el hombro para que despierte.
—Taehyung —susurró ella—. ¿Estás seguro que nadie te vió?
—Nadie me vió pero debemos apurarnos antes de que alguien se de cuenta.
Mientras Taehyung esperaba a que Dae se levantara y tomara sus cosas, vigilaba la entrada del cuarto asegurándose que nadie estuviera cerca.
—Estoy lista.
—De acuerdo. Escapemos y seamos felices como lo merecemos —volvió a susurrar él mientras le daba un pequeño y fugaz beso en la frente a Dae.
—Hagámoslo —dijo ella sonriendo.
Dicho aquello salieron de la habitación y entraron a la cocina donde había una puerta que los llevaría al exterior de la casa. Debían llegar al establo que había en el patio trasero para llegar hasta el caballo que los ayudaría a escapar.
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Editado: 25.04.2024