Hola mis queridos lectores, vengo a contarles la historia de una chica. Esa chica, es una chica como tú o como tu amiga, no como yo, es que yo soy un chico. Esta historia me la contaron, me la contó la propia protagonista, la protagonista que tanto amo y amé.
Ella pensó que me serviría como inspiración, siempre alentándome a crecer. Me dijo que ella era la persona en el mundo a la que peor le había ido por dar su amor a rienda suelta, más que yo escuchándola, porque mientras ella se deshacía por personas que no la valoraban, yo me deshacía por ella, me escurría como la lluvia en el asfalto.
Y saben… si lo pienso, si uno las cosas que me contó y que vi, sus amores fueron amores Viraha ¿Qué es Viraha? Me gustan las palabras y hay cosas que no tienen una forma de ser definidas en nuestros idiomas, pero que, en otros, tienen una forma de expresarse. Ella lo define como amor unilateral, pero no es un amor unilateral aquel que vuelve a uno después. Perdón, tiendo a irme por las ramas, en síntesis, eso es Viraha, no, no es irse por las ramas, aquella palabra hace alusión a esos amores que se descubren una vez que la persona que se manifestó primero se aleja de nosotros. A veces, para poder entender lo que tenemos en frente nuestro, necesitamos perderlo. Yo, a mis veintiséis años, no puedo atraer a mí a quien amo de verdad. Esa persona, aquella que me gusta de verdad es Elizabeth, de veintitrés años, una joven simpática, de estatura que por poco sobrepasa la promedio, cabello largo castaño, labios gruesos y carnosos y ojos marrones, introvertida, pero amable y bondadosa. Alguien tan común y a la vez, tan difícil de encontrar.