“Me gustan las canciones tristes.
Me gustan las manos frías.
Me gustan los corazones rotos.”
All for Venus
Las cosas fueron en ascenso al siguiente año ¿mejoría o costumbre?
A finales del año anterior, ella había pasado por algunos sucesos importantes como eran la primera menstruación y aunque fue un arduo trabajo, salió de lo que, ahora, con ayuda de algunas personas que conocen sobre la psiquis, podemos llamar, depresión. El grupo cambió en tercer año, aquellos que más crueles fueron, ya no estaban en su grupo.
−Fue una gran fiesta – la saludaron el lunes, Elizabeth había celebrado sus quince años el sábado anterior. Fue una gran fiesta, con compañeros, amigos y familia. Ese día llevaba un enorme vestido azul y además, fue ponerle el fin algo, porque por primera vez llevaba ropa ajustada en su parte superior, un corsé, ese era el fin de años de obesidad.
−Gracias – ella estaba muy feliz.
Esa fue su meta en ese tiempo, en ese año, así es que para el día de sus quinces llevaba bajados veinti tantos kilos que tenía de sobrepeso, ahora era, como alguno que otro la llamaba a veces para herirla cuando caminaba por los pasillos y se topaba con un mentecato en los pasillos, una ex gorda.
−Fue una buena fiesta, es una pena que Laura haya tomado de más y haya tenido que irme antes – se lamentó Dylan, que rara vez emitía un sonido, es más, Elizabeth creía que era la primera vez que él se dirigía a ella.
−No te preocupes, fue un gesto muy lindo el que tuviste con tú novia, Dylan− sonrió Lizi y el muchacho le devolvió la sonrisa.
−Una pena no haber podido ir, todos dijeron que fue una gran fiesta – entró otro de sus compañeros, Dylan que estaba por decirle algo más, se alejó rumbo a su mesa.
−También siento que no hayas ido – puso la mano en el hombro de su compañero.
−Hola Lizi – Olivia entraba eufórica, como de costumbre, al cuarto de su amiga.
−Hola Olivia− la abrazó feliz.
−No lo vas a creer – se sentó en el suelo.
− ¿Qué pasó? – solía pasar mucho tiempo entre libros, historias de amores invencibles o de arte, así que no se enteraba de las cosas.
−Dylan – lanzó, como si eso lo dijera todo.
− ¿Dylan? – se notaba que intentaba recordar la cara que portaba ese nombre.
−Se separó de Laura – dijo expectante a la respuesta que podría darle Elizabeth.
−Es normal, las parejas lo hacen – se encogió de hombros y de esa forma, terminó con la expectativa.
− ¿Nunca te enterás de nada? – preguntó indignada. Elizabeth sólo alzó el libro que tenía entre manos en forma de respuesta – Maldita nerd – se resignó – Laura está poniendo un montón de mierda sobre él.
− ¡qué horror! – nada parecido a las historias de amor que leía – ya me acordé quién es, me parecía muy buen chico ¿viste cómo la había cuidado para mi cumple?
−Lo sé – al fin Lizi demostraba interés en la conversación – no creo para nada en toda la mierda que está desparramando sobre él – dijo emocionada – imposible.
El resto del día transcurrió entre risas, todo fuera, lejos de la conversación Dylan-Laura, pero, al llegar la noche, no podía dejar de pensar en aquella pequeña charla que había tenido con Olivia. Abrió la dichosa red social Facebook en su celular y después de leer atrocidades, no sólo de la ex en cuestión, sino también de sus amigos, decidió escribirle –Hola – ni más, ni menos fue el primer mensaje. Muy original, Lizi.
−Hola – le respondió Dylan, con mucha rapidez.
−Sólo quería decirte que no creo que las cosas que dicen de ti sean así, si querés podemos hablar, ser ami…− presionó borrar, no era un buen mensaje ¿qué tal si lo incomodaba saber que ella leyó las mentiras que pusieron de él? − ¿Cómo estás?
Y así comenzó todo, de un simple cómo estás, a una charla habitual que tenía lugar cada noche de ese verano. No importaba quién de los dos tenga compañía esa noche, las charlas, simplemente, sucedían.
Las clases empezaron, un ciclo de nunca acabar. Cuarto año, se especializaron junto a Olivia y Andrea en arte; aunque estaban los pesados de siempre, también tenía algún que otro amigo y ahora, se consideraba una persona más fuerte.
−Elizabeth – saludó Dylan en el descanso, mientras se acercaba a ella junto a su amigo Maximiliano.
−Hola Dylan – respondió Lizi, haciendo su típico gesto con la cabeza.
− ¿Qué tal estás? – respondió el muchacho.
−Bien, nada tan tremendo – abrió grandes los ojos – al menos, por ahora ¿ustedes cómo la llevan?
−Fatal – un golpe de sinceridad salió de Dylan y Maximiliano asentía a la descripción de su amigo –Alguien – sustituyó para no decir su nombre, como si fuera nombrar a Satanás – sigue diciendo cosas sobre mí. Todos, todos – resaltó – me odian, la estoy pasando fatal – dijo el joven con aire desahuciado.
−Eso pasa por meterse con la más popular del colegio – advirtió Maximiliano – y aclaro que la estamos pasando fatal.
− ¿Qué van a hacer al respecto? – les preguntó Elizabeth y a la espera de una respuesta, muy interesada, se sumó Olivia, mientras que Andrea las observaba con mala cara.
− ¿En qué especialidad te anotaste? – consultó el joven de ojos verdes como la copa de un árbol.
−Nos inscribimos en arte.
−Perfecto, adiós Ciencias Naturales. Vamos a pedir el pase a arte – sonrió. Olivia esperaba una reacción más violenta, Elizabeth, no sabía qué esperarse. Definitivamente, esto no lo esperaba ninguna.
−Genial – definitivamente, estaba emocionada.