—No puedo creer que este usando esto, ¡parezco mujer!—se quejó Neri mirándose al espejo. La miré frunciendo el ceño.
—Eres una mujer Neri, no pareces, es que lo eres.—dije medio confundida, ya que no había entendido por que dijo eso.
—No me contradigas.—me señaló, mientras que terminaba de arreglar mi cabello.
—Es la primera vez que siento que tengo senos.—lloriqueaba, mientras se acomodaba el vestido rojo que le había tocado ponerse.— Definitivamente no soy feminista. Ojalá hubiera nacido con pene.—gruñó, alejándose del espejo.
—Ya deja de quejarte, se oye hasta Nueva Jersey.—llegó Lucifer, metido en un traje negro con una corbata roja, el cabello un poco desordenado, y hasta mis fosas nasales llegaba el olor de una colonia bastante fuerte y atrapante. Los ojos rojos que poseía quedaban bien con su estilo, sólo que en ese instante los había vuelto azules, por que no podía llegar a la fieta con los ojos así, asustaría a la gente.— ¿Ya están listas?, el auto espera abajo.
—Yo no tengo mucho que arreglarme.—respondí, saliendo de la habitación en la que nos encontrabamos arreglandonos, pero Lucifer me había detenido con su brazo, rodeando mi cintura.
—Tu serás mi acompañante. Y para Neri, le tengo también uno.—tronó sus dedos, y un chico - hipnotizado claramente -, apareció tras el umbral, con su traje idéntico al de Lucifer, solo que su corbata era gris.— Andando.
Minutos después, habiamos llegado a una gran mansión de dos placas. La noche nos había ganado, y las luces traspasaban los vidrios de las ventanas. Habían muchos autos que entraban y dejaban a los invitados, para luego salir y dejar paso a otro. La naturaleza rodeaba la mansión, aunque no se podía ver mucho, tenía bonitos arreglos. Los colores más vistos en la vestimenta de los invitados eran los que traíamos nosotros. Negro, gris y rojo.
Nuestro auto se detuvo frente al camino de rocas que llevaba a la entrada de la mansión, por donde iban todos cuando bajaban del coche. Habían varios barman con bandejas de plata, que contenían copas de vino blanco, las cuales entregaban a los que iban entrando.
—Vaya, que sitio.—dijo Neri silbando.
—Si que lo es.—seguí, mientras salía del auto con ayuda de un hombre que se encargaba de abrir las puertas del auto de los invitados.
—Lástima que no vaya a durar tanto tiempo.—respondió Lucifer, quitándole la magia al momento. Rodé los ojos junto con Neri. Siempre tenía que arruinar todo. Rato despues me ofreció su brazo, para caminar hacía las puertas dobles que daban hacía la que sería la fiesta.
—Si que esta grande la fiesta.
—Es por que nombrarán a uno de los sobrinos de Antonio como CEO de la empresa de su familia. Es el día en que toda la familia se reúne, y tendrán una pequeña charla/brindis en medio de la fiesta, solo entre ellos, cuando será el momento en que actuaremos o actuaré para matarlos, o sacarles información.—respondió Lucifer, a lo que ingresamos al recibidor.
Si que había mucha gente. Todos muy elegantes, todos de dinero. Imaginaba que la familia se Antonio había ganado tanto poderío por venderse al diablo, ya que se conocían, y había leido casos de ello en Internet. Fortuna por un alma. ¿Tan poco vale un alma para los humanos?
Tenía una copa de vino blanco en mi mano, la cual siempre movía antes de tomar. Era mi primera vez tomando alcohol, y quería disfrutarlo con calma. Neri se había marchado a la pista de baile con su acompañante, para seguir el son de la melodiosa canción, mientras que las parejas bailaban a movimientos lentos, ya que se trataba de alguna balada. Muchas veces quisieron invitarme, pero teniendo a Lucifer a mi lado, era imposible, ya que los espantaba a todos, y ni siquiera él quería bailar, solo se mantenía serio, observando a cada miembro de la familia de Antonio. Frunció la cejas un segundo, para luego darme una señal de que se iba a marchar y dejarme sola. Había pasado por el lado de una señorita que llevaba una bandeja de copas, rodeándola y llevándose una con él, para luego desaparecer de mi vista.
Rodé los ojos, había quedado sola. Había una puerta de cristal tapada por unas cortinas de tela fina, que parecían dar al jardín trasero, por lo cual decidí salir a tomar aire. Me llevé la sorpresa de encontrar un pequeño lago, rodeado de bancas para sentarse, con mas arbustos, arboles, fuentes y luces. Rodeé el no tan grande lago, yendo más lejos del buyicio de la gente, solo para escuchar la naturaleza, aunque no se perdía completamente el ruido. Me detuve al cabo de ver un pequeño arbusto con moras, trayéndome viejos recuerdos, recuerdos que estaban en lo más profundo de mi cabeza. Inmediatamente volví a recordar el día en que había ido con el padrastro de Tom a cosechar moras, y que había podido elevar mi poder. Recuerdo lo que me había mostrado Neri a través del sueño. Recuerdo la primera vez que había llorado por culpa del dolor que carcomía mi pecho a cada segundo. Recuerdo las lagrimas de Tom cuando me había visto tirada en el suelo, pensando que había muerto.