Y entonces surgió. Alguien que no esperaba ver, no al menos en los próximos siglos. Nunca pensé que papá lo enviaría, es un verdadero dolor de cabeza.
Salió de la grieta dimensional, ¿se acuerdan? ¿aquella por la cual que envié a Blasfemadiel al infierno?, bien, pues por esa. Si, ya sé, ustedes pensarán "¿Y porqué simplemente no la cerró?, así se evitaría muchos problemas". Déjame decirte que eres un genio, ¿porque no lo pensé antes?
¡Pues claro que lo pensé! Pero no podía, ni puedo hacerlo. No tengo el suficiente poder como para cerrar una puerta entre mundos. Gasté la gran mayoría en abrir la grieta dimensional, me tomaría un largo tiempo volver acumular dicha energía. Mi padre lo sabía y se estaba aprovechando de ello.
Como dice el dicho, "más sabe el diablo por viejo, que por diablo". Literalmente.
Aunque para papá abrir otra grieta dimensional era pan comido, él simplemente estaba jugando conmigo.
No es que me importe, pero si tus padres son como el mío, no hay necesidad de que te dejes manipular. Sé que no hay comparación, después de todo ustedes no tienen que lidiar con seres demoníacos y espirituales por escaparse de sus casas. Aún así, puedes enviarlos a la mierda cada que puedas.
Bueno, basta de pensamientos aburridos. Él había llegado, dejando un rastro infernal a su paso. La hierba moría con cada pisada y un hedor azufre se percibía a kilómetros de distancia. Magma del inframundo caía de su cuerpo, teñido de negro por la misma sustancia.
—Aquí estás... —menciona mientras se detiene en la mitad de un campo de trigo.
—Qué haces en este plano —dije—. Creí que estabas disfrutando de los placeres que brinda ser inmortal.
—Ya sabes, me gusta variar un poco de vez en cuando —responde y se recoge su largo cabello hacia atras, luego sus ojos se posaron fijamente en mi—. Iré al punto. Volvamos a casa, hermanita...
Así es, era mi hermano mayor. Gamalier, o como se le conoce más comúnmente, el pecado de la gula.