Abrí los ojos lentamente, o bueno, se puede decir que parpadee por un instante al menos. Todo era negro nuevamente, justo como al comienzo. Ya había vivido esto antes, estar acostado en un charco creado por mi propia sangre, y aunque la oscuridad y el frio son las mismas, me siento diferente, estoy más completo que cuando todo esto comenzó, el día en que la conocí a ella. -Tu eres muy terco, ¿te lo habían dicho?- , escuche la voz venir desde mis espaldas, y aunque es más ronca de lo que recuerdo, pude reconocerla de inmediato, era Dios.
-Viniste viejo de mierda- solté sin desprecio, pero desde el corazón- sabes, muchas personas pensarían que es un honor verme cuando están a punto de fallecer-soltó el viejo hablando con mucha tranquilidad como siempre, no puedo verlo, pero sé que está sentado de espaldas a mí, con su cintura tocando mi cabeza.
-Este no era tu destino Gabriel, no era lo que tenía planeado para ti, o al menos, no era lo que hubiera querido- su tono de voz estaba cargado de emoción, la tristeza lo inundaba, pero ¿Por qué?
-¿Quieres saber el motivo de mi tristeza?, es que pensé que eras más fuerte que esto- su comentario no causo rabia en mí corazón, yo también pensé que era más fuerte que esto- viejo- empecé a murmurar como podía- yo de verdad me enamore de ella, y siempre supe que era un error, cada fibra de mi ser me lo decía-
-Y sin embargo, no me arrepiento de nada, volvería hacer cada una de las cosas que hice por ella, así que si estás aquí para perdonarme o para ofrecerme que me una a ti, perdiste el viaje- un silencio inundo el lugar donde estábamos, que por supuesto no sé cuál es, ya que no veo nada más allá de la oscuridad ¿me pregunto desde hace cuánto es así?
-Tienes razón, perdí mi viaje, pero no porque no pueda bendecirte hijo mío, sino porque aparentemente no dejaras de mentirme, aunque sepas que yo puedo ver tu corazón, más allá de cualquier tiniebla, ¿Yo te hice así de tonto, o eso también lo creo ella?
-Oye jehová, Ala, o como putas quieres llamarte hoy, ¿Por qué no te vas a la mierda de una vez, y me dejas vivir mis últimos momentos en paz?-
-Porque tu misión aún no termina hijo- respondió sin titubear- eres tú el único que puede matarla, a lucifer- mi sangre hirvió mientras esculpía esas palabras- eso nunca pasara- respondí con mi último aliento- ¿quieres apostar?- allí está de nuevo, las palabras que le dieron inicio a todo, las que hicieron mi vida un caos toxico del cual jamás podre despegarme-Si- respondí.