Lucy

Capitulo 2: Gabriel

En este momento estoy colocando las ultimas cajas en la maletera del carro, desde hace ya unas horas que estoy haciendo la mudanza, muchas de las cosas están tiradas en los asientos traseros, otras ordenadas, la verdad no tengo mucho y realmente esta mudanza me tomo por sorpresa, la razón de todo esto es muy simple, hoy mi novia decidió dejarme, aparentemente el hecho de que no tenga un trabajo estable pudo más que el amor, o al menos eso es lo que ella dice, porque estoy seguro que ya tiene a otro, ya yo sabía que las cosas iban mal cuando dejo de besarme todas las mañana en el desayuno y empezó a “obviar” donde había estado toda la noche, ya son meses aguantando sus excusas baratas solo por amor, y ahora es ella quien me bota a la calle, nuevamente yo Gabriel el sin familia estoy solo en el mundo.

Coloque la caja final encima de las demás sin mucho esfuerzo, realmente ya nada me importa, no tengo familia, y Laila mi ex, era lo único que tenía. Que tristeza que mi pilar ni siquiera haya llorado al despedirse, aunque no debería sorprenderme si ni siquiera se tomó la molestia de ayudarme con las cosas, media hora llevo aquí y media hora tiene la puerta de enfrente cerrada.

Me monte al auto rápidamente, era un Mustang negro del 68, un clásico, y mi única posesión de verdadero valor, pase la llave en el encendido y  el motor rugió como de costumbre, logrando que los pájaros y demás animales cercanos a la casa salieran disparados en todas direcciones, esos bichos probablemente también están felices porque me voy,  siempre han odiado mi auto, creo que junto a mi exnovia todos en este bosque lo hacen.

No recuerdo cuando fue que me vine a vivir aquí en primer lugar, creo que tenía tres años o al menos eso me contaron, esta pequeña comunidad de no más de mil personas escondida en los bosques de estados unidos  me acogió cuando yo no tenía nada, ellos son los primeros que me consideraron una familia, sin embargo no tardaron nada en arrepentirse de su decisión, siempre fui un niño “especial”, me metía en problemas cada que podía, y me gustaba pelear con cualquiera sin importarme su edad, claro que todo eso cambio cuando Laila se convirtió en mi novia hace diez años, pero ya era muy tarde, el mote de “basura” me lo había ganado a pulso en el pueblo.

Ahora que me he quedado nuevamente sin hogar es momento de decirles adiós, he decidido irme para siempre, no quiero ser más el fracaso del pueblo y mucho menos quiero cruzarme alguna vez con mi ex y su nuevo novio.

Arranque con velocidad por la carretera principal (la única que hay), solo debo cruzar el puente que nos divide de la ciudad, el cual esta como a 3 horas, y luego atravesar la misma, si todo sale bien, en dos horas debería estar en una interestatal camino a la nada.

Comencé a conducir por todo road park, el paisaje es tan horrible como siempre, casas rodantes aparcadas al lado de parejas de árboles gigantes, intercaladas por algunas casas como en la que yo vivía, de madera rustica sin pintar. En este pueblo la gente no es muy consciente de la moda más allá de lo que ven en sus TV, sus vidas giran en torno a lo mismo, trabajar en el aserradero o las pocas tiendas que hay en el centro, volver a casa después de pasadas las 5, comer y ver televisión hasta dormirse, después al día siguiente repetir. Aquí nadie tiene expectativas, todos se conforman con la vida sin colores que llevan, aunque yo no soy quien para criticar después de todo.

Continue soñando despierto mientras veía el paisaje para salir del pueblo, cuando por fin lo logre ya había anochecido, por lo que calculando el tiempo que me lleva llegar de mi casa hasta la salida del pueblo,  y según lo que dice mi reloj de muñeca, ya debo llevar al menos una hora manejando.

Debo admitir que nunca había tenido tanto sueño en mi vida, creo que talvez no debí haberme ido sin dormir algo, después de todo tengo despierto al menos 32 horas entre pelear con Laila e intentar salvar mi relación, lo mejor será que coloque música para evitar accidentes.

Pase los dedos por encima de la rueda de la radio del auto y la gire hasta encontrar la 93.7fm, enseguida empezó a sonar hig way to hell, amo esa canción así como al rock, por fin algo bueno en mi día, talvez no todo está perdido, si logro conseguir algo estable  podría genuinamente comenzar de cero a mis 23 años,  sin que nada se interponga en mi camino, quiero ser grande y… de repente la radio se empieza a distorsionar sacándome de mis pensamientos.

Esto siempre pasa en el pueblo por la lejanía, así que tomo nuevamente la rueda entre mis dedos y la giro de atrás hacia adelante para estabilizar la radio, sin embargo en vez de arreglarse la distorsión se acentúa y las palabras empiezan a sonar en otro idioma que no logro reconocer.

 ¿Qué rayos ocurre?, la cosa se empieza a poner  espeluznante así que oprimo el botón de apagado para que acabe la música, pero no pasa nada, sino que más bien el volumen aumenta volviéndose insoportable, puedo oír como cada vez más mis odios sienten la presión y empiezo a marearme.

De un momento a otro la música aumenta a niveles imposibles y la única palabra que se repite es hell, hell, hell, me asusta tanto que golpeo el equipo con todas mis fuerzas pero no funciona, el sonido es insoportable, así que me tengo que tapar los odios soltando el volante, mierda mi cerebro estallara de seguro, de repente veo luces que vienen hacia mi desde la via contraria, la música se apaga pero cuando voy a controlar el carro es muy tarde.

 

 

Despierto sintiendo mis ojos pesados, intento enfocarlos pero no hay manera, estoy demasiado adolorido y puedo sentir como un líquido recorre toda mi espalda formando un charco, debe ser mi sangre- dios- digo- ¿Por qué a mí?, ¿qué he hecho mal?- de repente y antes de que pueda terminar mis lamentos con lo último que me queda de aliento, una voz responde- ¿dios?, jajaja, ese viejo no va salvarte, ¿Por qué no le pides al diablo?-




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