Suena de fondo una ilustre melodía con sutiles líricas: The game by Pentagon
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Buenos Aires, Argentina
En el corazón de una mansión de arquitectura colonial, donde el tiempo parece detenerse en cada rincón, una figura envuelta en un vestido rojo intenso avanza con gracia y determinación por un pasillo adornado con la majestuosidad de tiempos pasados. El suave eco de sus tacones relucientes acompaña cada paso, creando una melodía hipnótica que se mezcla con el aroma a misterio que impregna el aire.
A ambos lados del pasillo, esculturas monumentales y muebles de época observan su paso con silenciosa solemnidad, mientras que los candelabros, con sus luces parpadeantes, arrojan destellos que bailan sobre las paredes adornadas con retratos de los héroes y heroínas de la historia argentina. Los grandes ventanales cubiertos por cortinas de tela beige, filtran la luz de la luna, bañando la escena con un aura de misterio y elegancia.
Su vestido, en un tono rojizo que evoca la pasión y el poder, cae con gracia alrededor de su cuerpo, sus mangas largas añaden un toque de misterio mientras que el escote en forma de "V" revela sutilmente la delicada curva de su clavícula y el inicio de un mundo desconocido.
Sus negruzcos tacones golpean el suelo con determinación, cada paso marcando su presencia en el vasto salón colonial. Su cabello, liso y castaño, fluye como una cascada de seda por su espalda, llegando hasta su cintura con un brillo natural que rivaliza con el resplandor de las velas.
Con cada movimiento, esta mujer irradia una confianza serena y una elegancia innata, desafiando las expectativas y atrayendo miradas con su aura magnética. Es más que una simple dueña de tacones y vestidos; es la personificación misma del poder y la gracia en un mundo donde la astucia y la determinación son moneda corriente.
La mujer llega al final del pasillo y se detiene ante las imponentes puertas de hierro que custodian la entrada a lo que ella llama "la habitación de los juegos", el santuario de la intriga y la emoción en el palacio. Con un gesto elegante, las puertas se abren ante ella, revelando un espacio colosal que se asemeja a la majestuosidad de un teatro.
La habitación se extiende ante ella como un lienzo en blanco, listo para ser transformado según los caprichos de sus ocupantes. Un palco de butacas vacías se alza en una de las paredes, ofreciendo un lugar desde donde observar el drama que está a punto de desplegarse en el escenario central, envuelto en la oscuridad más profunda.
En ese escenario, la magia de los juegos cobra vida. Cada detalle está cuidadosamente diseñado para desafiar los sentidos y las emociones de quienes se aventuran en este lugar de intrigas y desafíos. Desde laberintos oscuros hasta paisajes oníricos, cada experiencia está personalizada para satisfacer los gustos o incluso los temores más profundos de los participantes.
Para la mujer en el vestido rojizo, esta habitación es mucho más que un simple lugar de entretenimiento; es su reino, donde ella ejerce su autoridad con maestría y donde los juegos de poder y astucia alcanzan su punto culminante.
Con cada paso, el eco de los tacones resonaba en la vasta habitación, marcando el camino hacia el lujoso trono que aguardaba pacientemente en el palco principal. Los dos hombres vestidos de traje negro, símbolos de lealtad y poder en la mafia K, se mantenían firmes a cada lado del trono, como guardianes de un reino antiguo.
Al acercarse, la figura de Aika Kreiss, la mente maestra detrás de la renombrada mafia K, se perfilaba con elegancia y determinación. Su presencia era un recordatorio constante del dominio que ejercía sobre aquellos que se atrevían a desafiarla, una fuerza imponente en un mundo de intriga y traición.
Con un gesto de gracia, Aika ocupó su trono, su mirada desafiante y su postura imponente proyectaban una aura de autoridad indiscutible. Desde esta posición privilegiada, observaba con ojo crítico el escenario que se desplegaba ante ella, lista para tomar decisiones que moldearían el destino de aquellos que se atrevieran a desafiarla.
En el corazón de la habitación de los juegos, Aika Kreiss se erigía como la indiscutible líder de la mafia K, una fuerza a tener en cuenta en un mundo donde el poder y la ambición chocan en un baile sin fin.
—¿Todo listo, Daban? — interrogó la mujer en cuanto se acomodó en el trono.
—Todo listo— respondió el hombre, mientras que el restante le extendió una tableta digital.
La mujer tomó la tableta entre sus manos, sus ojos escudriñando la pantalla con atención. Los datos y la información desfilaban ante ella, revelando los entresijos de la operación que estaban a punto de emprender. Con un gesto de satisfacción, asintió para sí misma, consciente del poder que estaba a punto de desatar en el mundo de la mafia.
El silencio tenso llenó la habitación, interrumpido solo por el suave murmullo de las sombras danzantes y el latido de los corazones ansiosos. Con la tableta como su aliada y su mente afilada como un cuchillo, la mujer estaba lista para llevar a cabo los movimientos que asegurarían su dominio sobre aquellos que se atrevían a contratar sus servicios.
—Nombre del participante, Silas Caum, motivo, ajustes de cuentas— Aika soltó un suspiro de molestia— Cada vez es menos interesante— se quejó— ¿El pago fue realizado? — interrogó sin apartar la mirada del dispositivo.
—Ha sido confirmado esta mañana— afirmó Daban.
Aika formó una sonrisa de costado.
—Un gran temerario de la religión, interesante— comentó al leer el perfil del participante— ¿Los miembros se encuentran en línea?
El segundo hombre presiona un botón y una gran pantalla se desprende a un lado del palco, iluminando la habitación con una luz brillante y atrayendo todas las miradas hacia ella. En la pantalla, se proyectaban los rostros de personas ocultas tras elegantes máscaras festivas, una multitud expectante que aguardaba con ansias el inicio del gran nuevo juego.