CAPÍTULO 49

— Entonces, ¿vas a contarme? —pregunto algo impaciente.

— Si —responde en un pesado suspiro— descubrimos la razón del ataque al clan al que te dirigías. Ellos eran los más espirituales, eran los que se encargaban de hacer las ceremonias de la luna, y cosas relacionadas —menciona mientras juega con la sábana de la cama— no sé que pasó, yo me dejé influenciar por Gabriel y su gente, ellos me convencieron de que podrían darle una mejor educación a Lexa, sobre lo que es.

— ¿Todo fue por Lexi? —pregunto y asiente.

— Yo le dije que por mi estaba bien, pero que sería Lexa quien tenía que tomar esa decisión, sin ningún tipo de influencia —dice y puedo notar como su entrecejo se frunce— Gabriel tomó eso como un si definitivo, alardeó de tener en su poder a Lexa, y quienes atacaron, sabían que para que Gabriel pudiera tener control sobre Lexa, tendría que ir a aquel retirado clan, por eso decidieron tomarlo.

Siento nuevamente esa furia dentro de mí, me siento estúpido por haberme dejado convencer de que Gabriel no era un peligro.

— Lex —grita mamá llamando mi atención— por favor evita eso, controla mejor tus emociones que no sé si la próxima vez despertarás.

Aquello parecía más una súplica que un favor, y sentí mi corazón encogerse. La entiendo, ni siquiera yo sé que está pasando conmigo, y también me da miedo no poder volver a verlos de nuevo.

— Lo siento —murmuro y siento como toma de mi mano.

— Discúlpame tú a mí, no quiero ser dura, sé que no está en tu control por ahora, solo promete que serás cuidadoso.

Asiento, recibiendo una cálida sonrisa como respuesta.

— ¿Qué más pasó? —pregunto intentando obtener más información.

— Mali se enteró de toda la verdad, y la mantuvieron encerrada, pero los chicos de tu clan armaron una rebelión, Gabriel quería usarlos en algo que podría causar una guerra, y ellos no querían, son solo niños intentando tener algo de paz, y este hombre que prometió ayudarlos quería solo usarlos —exclama y hace sus ejercicios de respiración un par de veces— lo siento, me altere un poco, pero como te decía, ellos lograron rebelarse, gente de otros clanes se les unió y pudieron salvar a Mali y otros pocos más que tenían encerrados; tus amigos sabían donde estaba Gabriel y que quería hacer, así que fueron a buscarte para ayudarnos.

— ¿Están aquí? —pregunto y asiente. Aquello me relaja un poco, habría sido una desgracia que Gabriel los hubiera atrapado.

— Logramos regresar a casa junto con ellos, Izumi estaba muy preocupado por ti, estuvo cuidándote hasta que llegó Valentine —menciona con una cálida sonrisa— bueno, tus otros amigos también estuvieron preocupados, pero creo que él te ve como un hermano, y estaba tan asustado como yo de perderte.

Sonrío ante aquella confesión, pues yo también considero a Izumi alguien más de mi familia.

— ¿Quieres descansar? —pregunta mientras acomoda bien las almohadas a mi lado.

— No, quiero saber que más pasó.

Su mirada cambia, una expresión que no puedo descifrar se cruza en su mirada, y parece dudar de si continuar o no.

— Bien, te contaré el resto —responde finalmente.

[...]

Abro cuidadosamente la puerta, esta hace un escandaloso chirrido, y puedo ver aquella cabecera pelirroja, dirigir su mirada al frente.

— Alex —exclama al verme— rápido ayúdame, te dije que tu familia quería hacerme daño, nuestro bebé está por nacer.

Aquellos gemidos y lágrimas casi me convencen, pero no digo nada, solo me acerco en silencio.

— Dejemos las mentiras de lado, Scarlett, ambos sabemos que no hay bebé, ¿quieres contarme tu versión? Solo tengo curiosidad, quiero saber por qué intentaste todo esto, por qué me hiciste creer que había algo entre nosotros.

Aquellas palabras acaban con el brillo en sus ojos, y su expresión cambia.

— Así que ya lo sabes —murmura y recobra la compostura, causando ruido con sus grilletes.

— Si, y si no piensas decirme nada me iré, no tengo nada más que hablar contigo —respondo intentando sonar frío.

Aquello que mamá me contó me dolió, nunca pensé que Scarlett sería capaz de eso. Aunque ya no quisiera nada con ella, pensaba que por lo menos el tiempo que pasamos juntos había sido algo real.

— Bien, te lo contaré, ya da igual lo que pase, fui descubierta y no tengo más opciones —dice mientras se acerca a la barandilla.

Doy dos pasos hacia el frente, y aquella mujer frente a mí ya no es la dulce chica que conocí.

— No todo lo que te conté fue una mentira —inicia— hace muchos años, en una manada algo lejana, había una bella mujer que vivía felizmente junto a su Mate y sus hijos varones. Ella disfrutaba de ir fuera de las fronteras a los campos para recolectar de los frutos que allá crecían, a sus pequeños le encantaban, y ella disfrutaba de verlos felices —menciona melancólica— pero una desafortunada tarde se encontró con un hombre, quien al principio se mostró como un anciano que también recolectaba frutos, el hombre poco a poco se fue ganando la confianza de aquella jovencita, hasta convencerla de acompañarle a su cabaña, donde contaba con un árbol de frutos deliciosos. Ella fue engañada, llevada hasta ese lugar para ser encerrada, aquel anciano reveló su verdadero rostro, un joven brujo que fue cautivado por ella, pero sabía que era una loba, y que ya contaba con una pareja, por lo que usó sucios métodos para atraerla a él. Aquella noche esa mujer fue ultrajada —menciona esto último con rabia— fruto de aquella noche nació una pelirroja, mitad lobo y mitad bruja, fue repudiada por su familia, su madre ni siquiera podía verla porque le recordaba aquel infeliz momento, a su padre nunca lo conoció, y el esposo de su madre, la odiaba tanto porque ella hacía infeliz a su esposa, y de sus hijos ni hablar —ríe sin gracia— Aquella niña sin haberlo deseado, era en quien se ponían todas las culpas, la que era señalada, repudiada por su propia manada por lo que era; hasta que llegó a oídos del hijo del Alpha, aquel hombre ofreció dinero a la madre, a cambio de la niña, y ella aceptó.