Luna

CAPÍTULO 60

Me preparo mentalmente para lo que estoy por hacer, hay solo dos posibles resultados para esto. Regresar al trato inicial, o ser rechazado.

No me gusta ser negativo, ya no más. Pero la sola idea de ser rechazado me provoca un gran dolor, me provoca una gran ansiedad. No soportaría la idea de que la rubia no me quiera en su vida, ni siquiera en un futuro.

— Relájate un poco, si estás tan tenso crearás un pésimo ambiente —escucho al Lobo decir.

Inhalo y exhalo un par de veces mientras camino por el corredor, pero cuando el olor de Valentine es más fuerte, aquel temor que me revuelve el estomago regresa. Y justo cuando menos lo esperaba, la tenía frente a mi.

— Alex —exclama sorprendida y puedo notar como sus mejillas toman un color rosado— no esperaba verte por aquí, pensé que estarías con Lexa.

— La sesión con Lexa ha terminado —consigo decir— ¿Estás ocupada?

La veo dudar de su respuesta pero termina por abrir la puerta de la habitación.

— Estoy empacando mis cosas, pero adelante, aún hay tiempo —responde al momento que entra a la habitación.

— Gracias, ¿necesitas ayuda? —pregunto al ingresar.

— No creo que hayas venido para eso —puedo ver como tira de su labio y mi corazón late con más fuerza.

— No —rio— pero aun así puedo ayudarte, podemos hablar mientras empacamos.

— Aún tengo tiempo, no te preocupes por eso, toma asiento, por favor —dice mientras va hacia la pequeña sala de la habitación.

— Gracias.

Ambos tomamos asiento, quedando el uno frente al otro, pero por un par de minutos no puedo hacer más que observarla. Puedo notar como sus mejillas siguen coloradas, y su piel se ve un poco brillosa por el poco sudor que hay en su rostro.

— ¿De qué querías hablar? —pregunta apartando la mirada.

Ahora, no solo escucho el acelerado latir de mi corazón, también puedo escuchar el suyo.

— ¿Por qué me estabas evitando? —pregunto finalmente, sintiendo como se forma un gran nudo en mi estomago.

La incertidumbre aumenta ante su silencio, y aquel dolor en mi pecho cada vez se intensifica más, haciéndome sentir como si estuvieran atravesando mi corazón con un objeto punzante.

— Tenía miedo —responde devolviendo la vista hacia mi— No fui tu primer amor, Alex, pero tu tampoco fuiste el mío, y para ambos, aquella experiencia terminó mal.

Tengo un vago recuerdo sobre aquel tema, nunca me habló de lo que pasó, solo me advirtió que si Scarlett y yo no habíamos sido destinados a estar juntos, aquella relación no terminaría bien.

— ¿A eso le temes? ¿A que terminemos mal? —pregunto y niega con su cabeza.

— En el pasado me deje llevar tanto por mis emociones, quise vivir aquello con tanta intensidad que al final me sentía vacía —dice mientras juega con la falda de su vestido— y aquello que hice y dije la última vez que hablamos me recordó esa amarga vivencia, no hace mucho te separaste de ella, ¿Cómo sé que no te sientes vacío y quieres llenar ese hueco conmigo?

Aquella respuesta a su pregunta no tarda en surgir en mis pensamientos, entiendo sus dudas, yo también las tendría, pero afortunadamente encontré a un grupo de personas que me ayudaron a abrir los ojos ante aquella situación.

— Entiendo perfectamente tus dudas, Valentine, compartí mucho junto a ella, pero créeme que su ausencia no dejo ningún vacío en mi, ni siquiera cuando me fui de aquí llegue a sentir esa necesidad que me surgía de estar junto a ella, y poco a poco me fui dando cuenta de que no estaba enamorado, no había atracción, no sentía nada por Scarlett —respondo— tal vez no solo fue el hechizo, era mi necesidad de afecto, de sentir que era importante para alguien, lo que me llevo a seguir su juego. Pero puedo asegúrate que no significa nada para mi, su recuerdo es amargo, pero no por la relación que tuvimos, sino por su traición.

Hago una pausa para respirar, y me acerco un poco para poder tomar su mano, algo que la toma por sorpresa.

— Puedo jurarte por mi vida que nunca me había sentido así, y no quiero presionarte, solo quiero que sepas que mis sentimientos hacia ti son puros, no son para dejar de pensar en alguien, son porque no puedo dejar de pensar en ti —digo haciéndola sonrojar— entiendo las dudas que puedan surgir, todo pasó muy rápido, pero fui destinado como tu Luna por algo.

Ambos reímos por esto último, y siento como el ambiente es más ligero.

— Sé que en un inicio dije que no quería apresurar las cosas, pero ahora hay una necesidad creciente en mí, necesito de tu compañía, Valentine —susurro mientras recorro suavemente su mejilla con la yema de mis dedos.

Veo sus ojos cerrarse, y por mi mente no pasa otra cosa más que aquel tan vivido recuerdo de sus besos, y como aquello me hizo sentir tan vivo.

— Dame la oportunidad de demostrarte esto que siento por ti, no quiero que me veas solo como alguien que por una deidad fue atado a tu destino, quiero que nos conozcamos, quiero que sepas todo de mi, y quiero saberlo todo de ti, quiero que me veas como tu compañero de vida, aquel que estará dispuesto a hacer de todo por verte feliz, quiero que me ames por quien soy, no solo por ser tu Mate.

— Ven conmigo, Alex —dice al abrir los ojos— vayamos lejos de aquí, vivamos nuestra aventura, quiero tenerte a mi lado en este viaje en el que me embarque.

— Claro que iré contigo, Valentine —digo haciéndola sonreír— te acompañaré a cualquier lugar hasta el día que mis fuerzas lo permitan.

— Te quiero, Alex.

— También te quiero, Vale.

Y así como llegó, la incertidumbre se marchó, dejando en su lugar un sentimiento de paz.



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En el texto hay: hombreslobo, mate, magia

Editado: 30.01.2023

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