El estar horas investigando y haber descubierto tanto, hizo que Daniel y Lina estuvieran más cerca el uno del otro; ahora no solo compartían sus habilidades sino que también el origen de estas y el amor mutuo que se profesaban. Sin embargo, las dudas sobre Lina y el odio que aún había hacia ella los mantenía siempre en estado de alerta, sobre todo porque ella debía mantener en control sus emociones.
Ambos ingresaron al salón. Alex los saludó sonrientemente soltando algunas de sus barbaridades, mientras Lina sonreía respondiéndole con otra payasada. Daniel aun sentía algo de celos, pero intentaba disimularlo. Greta, siempre atenta, los observaba desde su escritorio.
Ella siempre sintió dudas sobre la relación de los supuestos hermanos y ahora más que nunca, pero se había prometido a si misma ser una buena amiga
-Greta duda de nuestra relación.-dijo Lina susurrante a Daniel.
-¿Qué?
-Cree que somos pareja o algo así. Está pensando en incesto.
-Eso es mi culpa. Le dije que tú eras más que una hermana.
-¡Dios, Dan! Tú y tus arranques.
-¿Yo y mis arranques? Los tuyos son más peligrosos.
Ambos se miraron cómplices y se echaron a reír ante la mirada de todos.
-Pensarán que estamos locos.- dijo Lina en voz alta sin poder contener la risa.
-Claro que sí. –respondió Alex al verlos reír sin parar. -¿Y cuál es el chiste? ¿O nos reímos porque sí?
-Nos reímos por que sí.- respondió Daniel.
-Bueno, yo igual.-añadió Alex largando unas carcajadas.
Todo el mundo comenzó a reír como si estuvieran contagiados. Greta observaba distante. Poco a poco se había oscurecido su corazón, por celos, por envidia y comenzaba a odiar a Lina.
Las clases habían iniciado y todos ocuparon sus lugares. Lina y Daniel se miraban en todo momento, como si se comunicaran y en realidad lo hacían pero los demás a su alrededor no sabían de aquello. Greta no perdía detalle. Así pasaron los días, casi tan tranquilos como cuando iniciaron las clases en aquel lugar.
-Hola. Chicos.-dijo un estudiante de último año. -Busco a Daniel Kosh. ¿Está en este salón? -Daniel se volteó al escuchar su nombre.
-Sí. Aquí estoy.
-Escuchamos que eres músico. Queremos invitarte a participar del festival musical.
-¿Músico? Eso lo dejé hace tiempo.
-Vamos Dan. Inténtalo. -dijo Lina.
-¿No crees que tenemos otras cosas más importantes de qué preocuparnos?
-Yo tengo cosas de que preocuparme.
-Oye. Estamos juntos en esto.-añadió mirándola de cerca.
-Pero, vamos. No tienes nada que perder.
-Por usted preciosa, haría cualquier cosa.- respondió sonriente.
-Yo igual quiero. También soy músico. -interrumpió Alex.
-Ok, chicos. Nos vemos durante la tarde en la sala de música.
-Nos vemos.
Daniel no se sentía muy seguro de participar en el festival, era una actividad que no le traía buenos recuerdos a Lina y no quería forzarla a apoyarlo. Pero ella había insistido. La miró de reojo y sintió la tristeza que emanaba de su alma. Aun así ella sonreía. Eran tantas las cosas que habían pasado, que no comprendía como se mantenía en pie; si fue él, ya se hubiese derrumbado.
Mientras Daniel y Alex se dirigían al salón de música, Lina pensó en dar una pasada por el árbol. Tenía la intensión de llenarse de su energía y borrar toda la oscuridad que habitaba en su alma, podía sentir como ambos bandos se peleaban por su espíritu y no quería caer en la oscuridad.
Ya en el árbol, respiró hondo y puso su mano en aquel tallado; recargando su espíritu. Su principal objetivo era absorber su energía pero no podía evitar recordar a Louis al ver aquel tallado. Sabía perfectamente quien ocupaba un lugar en su corazón pero guardaba con cariño la amistad que le había ofrecido aquel joven.
Louis aun esperaba ansioso un encuentro con Lina, solo quería hablarle y pedirle perdón por todo lo que antes había hecho. Esta era como una segunda oportunidad que le daba la vida y no podía desperdiciarla. Diariamente deambulaba cerca de los salones de los estudiantes nuevos esperando verla, pero siempre había algo que se lo impedía, hasta aquella tarde en que la vio en el que alguna vez antes había sido su lugar de encuentro: el árbol.
“Está en nuestro árbol” se dijo sonriente, pensando en que quizás aún sentía algo por él. Lo había escuchado antes de la boca de Daniel pero tenía que confirmarlo. Observó y ella tocaba con la punta de los dedos el tallado. “Sí. Aun me quiere” se dijo satisfecho. Caminó rápidamente por los pasillos hasta salir del edificio y se apresuró de ir hasta donde ella estaba.
Lina estaba sumida en un trance profundo, disfrutando de toda aquella energía de paz que le entregaba el árbol. Se sentía feliz y tranquila; y deseaba seguir así, hasta que una voz la interrumpió.
-Lina.- dijo Louis algo nervioso.
Lina se volteó rápidamente y lo vio allí, de pie frente a ella, con la mirada triste y el aura de un tono extraño. No sintió lo mismo de antes, pero algo despertó en su interior, quería protegerlo y sanarlo. Evitó todas esas emociones y le respondió.