Luna de hielo.

29.A Un Paso De La Felicidad.

–De haber sabido que lucirías así hoy –sonrió con ternura al ver a su esposa– creo que le habría avisado a la Luna que iba a ser completamente eclipsada hoy.

 

  Vanessa suspiró quédamente mientras abrazaba a su esposo y todos miraban con ternura la escena, sonreían y se alegraban por ellos, tanto Manfred como Jeff estaban maravillados pues nunca antes habían visto ese brillo en Vanessa ó quizás habían olvidado la última vez que vieron ese brillo en ella.

 

–¿Y bien? ¿Si te gustó el cambio de tu madre? –preguntó al ver que Manfred no se movía.

 

–Eres tan increíble, princesa; –la abrazó por la cintura– todo lo que tocas brilla.

 

–Estas mujeres –dijo Jaap con tono tierno– no necesitan de tantos adornos para ser hermosas; con sólo sus sonrisas eclipsarían hasta al mismol Sol.

 

–Querido eres tan dulce –dijo Charlotte abrazando a su marido.

 

–A partir de mañana –susurró Jeff al oído de Vanessa– quiero que luzcas así de encantadora todos los días asi tenga que trabajar de sol a sol para pagar por ello, quiero que cada día tengas ese mismo brillo que tienes justo ahora.

 

–¡Oh amor! –sus ojos se llenaron de lagrimas– Hacía ya tanto tiempo que quería oirte decir cosas así de bellas –en los brazos de Jeff, Vanessa entendió que lo que le había dicho su esposo antes era verdad; Dakota le había tapado los ojos y no la dejaba ver las cosas de las que se estaba perdiendo por estar de su lado y no valia la pena en lo más mínimos perder a su familia por ella.

 

  La fiesta continuó hasta que uno a uno los invitados terminaron de irse dejando sólo a las tres parejas y a los empleados del servicio quienes dejaron todo como un espejo en cuestión de minutos.

 

–Creo que es hora de que nosotros tambien nos retiremos a nuestra casa –dijo Jeef luego de ver que Vanessa estaba algo cansada.

 

–Si querido estoy muy cansada, –admitió al instante– hijo, si quieres puedes quedarte con Liselot.

 

–Eso no será necesario –dijo Liselot sonrojada– nosotros nos veremos mañana.

 

–Pero yo me quería quedar contigo–protestó Manfred por lo bajo.

 

–Eso lo discutiremos después Fred, pero por ahora vé a casa con tus padres –dijo ella y él obedeció sin decir nada más.

 

  Se despidieron y los tres se fueron; Liselot entró a su habitación tomó una ducha y se acostó a dormir. Mientras que en casa de Manfred las cosas estaban algo tensas por la presencia de Dakota y lo que había ocurrido en la fiesta.

 

–Suegrita, por favor dígale al señor Jeff que me deje quedarme aquí –rogaba Dakota a Vanessa.

 

–No puedo hacer eso, Dakota; mi esposo ya tomó una decisión y no puedo contrariarlo....

 

–No me haga esto.... Ya se que es lo que pasa.... Ya se dejó sobornar por esa trepadora –dijo mirando despectivamente su atuendo– debí haberlo adivinado.

 

–¿Y qué si lo hice? –la encaró muy molesta cosa que tomó por sorpresa a la chica– por lo menos ella no dejó tirado a mi hijo en medio de un crucero por otro hombre –su voz se tornó fría como el hielo.

 

–¿Cómo puede decirme eso? –su voz parecía temblorosa, claramente era un chantaje y Vanessa ya no caería en eso una vez más.

 

–Mira Dakota la cosa está así.... Si hubiera sido la primera vez que le eres infiel a mi hijo quizás lo dejaría pasar; pero no es así. Por eso ahora te pido que salgas de nuestras vidas definitivamente.

 

–Usted sabe que amo a su hijo –comenzó a llorar de manera escandalosa– ¿cómo usted me pide que haga algo así?

 

–Ya pasé mucho tiempo temiendo que mi hijo se quedara con una trepadora que se aprovechara de su fortuna.... Pero después de pensarlo mucho; creo que esa persona que temía tanto eres tu misma, así que te pido por favor que te vayas de mi casa –dijo de manera contundente.

 

–¿Cree que esa mujer la perdonará? –lanzó un último ataque– Ella sabe lo que usted estaba intentando hacer, ¿cree que lo olvidará así? Ella sólo quiere vengarse, y creame que lo hará, y usted vá a acordarse de mis palabras.

 

–Ese ya es mi asunto, no el tuyo –dijo fríamente, aunque sus aunque sus palabras habían creado cierta duda en su interior.

 

  Dakota resopló antes de tomar sus maletas y caminar hacia el auto de su padre que la esperaba en la entrada de la mansión.

 

–Gracias por entenderme mamá –dijo Manfred luego de ver a su madre cerrar la puerta.

 

–Lo siento, hijo; –Manfred sólo la abrazó y ella sintió el amor de su hijo hacia ella– estaba tan obsecionada con que tuvieras una relación llena de amor que sin darme cuenta me volví una madre tóxica. ¿Crees que tu novia me perdone?

 

–Claro que lo hará, –dijo él con seguridad mientras sentía a su madre aferrarse a él– ella es realmente increíble. –Vanessa parecía aliviada– Lo peor que puede pasar es que tengas que esperar a que se ponga el Sol –pensó con una sonrisa tonta dibujada en el rostro.

 

–Señora la cena está lista –anunció la chica del servicio.

 

  La conversación continuó en la mesa, luego de pasar un agradable rato en familia fueron a lavarse los dientes y todos se fueron a dormir.

 

  (En casa de Liselot)

 

–¿Estas despierta? –preguntó Jaap entrando a la habitación solenciosamente.

 

–Si papá –dijo sentada frente al espejo mientras se aplicaba crema en el rostro– mi piel ha estado bastante reseca todo este tiempo.

 

–Te he traído un regalo –dijo con una mezcla de emoción y felicidad en la voz.

 

–¿Que será? –dijo volteándose muy emocionada.

 

–Es algo que sé que vas a usar mucho –le entregó una caja pequeña– espero que te guste.

 

–¡Es un telefono! –se levantó rapidamente y abrazó a su padre– gracias papá.



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Editado: 25.10.2022

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