3.Los Náufragos Olvidados.

—¡Respóndeme! —gritó ella con desesperación, las lágrimas saltaron de sus ojos sin control.

—Busque un bote señorita, no se detenga —dijo el encargado sosteniendo gentilmente las manos de ella para que se calmara.

 Liselot salió corriendo en busca de algún bote salvavidas, pero las concentraciones de personas aún eran muy grandes por lo que ni siquiera pudo acercarse a uno, todos se empujaban desesperadamente, había demasiado tumulto y poco aire por lo que sentía que sus fuerzas se desvanecían de su cuerpo, como pudo salió de la aglomeración, estaba frente a las escaleras cuando alguien quizás por accidente la empujó haciéndola caer por ellas de la cubierta hasta el interior del crucero rodó por dos metros y medio de escaleras hasta caer aparatosamente en el interior, intentó levantarse pero no pudo, intentó llamar desesperadamente a sus padres, pero estos no llegaron a rescatarla; se arrastró hasta el pie de la escalera por la cual había caído, pero perdió el conocimiento dado los golpes que ya había recibido en ese mismo sitio. adie se detuvo a mirarla siquiera.

—¿Dónde estoy? —todo era oscuro para ella— ¿qué me pasó? ¿dónde están todos? ¿Madre, padre, dónde se metieron? ¿Me dejaron? ¿Por qué todo está tan oscuro? —trataba de mirar a todos lados con desesperación, pero todo estaba oscuro. 

—¡Despierte! —la voz era demasiado lejana, pero poco a poco se fue acercando— ¡Abra los ojos!.

—¿De quién es esa voz? (¡quédese conmigo) ¿eh? (¿puede oírme?) Pues claro...Pero ¿Por qué no me puedo mover? ¿Por qué no puedo abrir los ojos? —un nuevo sentimiento de desesperación se apoderó de ella— (¡No muera!) definitivamente me volví loca.

 Liselot abrió los ojos y comenzó a botar agua por la boca, un par de manos le dieron vuelta y le daban palmadas en la espalda hasta que toda el agua salió, se levantó poco a poco, parecía algo aturdida, miró hacia el piso que ahora se había "convertido" en ¿arena?, había un par de pies junto a los de ella, no eran iguales así que no estaba viendo doble, miró sus manos como si ellas le fueran a hablar y explicarle la situación, pero en lugar de eso encontró una mano adicional a la cual inconscientemente estaba aferrada, la miró con algo de curiosidad (¿Dónde está la otra?) se preguntó y sintió que algo presionaba su cintura (¡oh!, Ahí está) había algo que parecía un árbol, era muy alto en comparación a sus poderosos 1,61 cm de altura, pero que no era un árbol; los árboles no son cálidos, no usan ropa, miró sus pies de nuevo, vio sus manos, levantó la cabeza y se encontró con un par de ojos azules como zafiros. Dió un salto hacía atrás lo que hizo que ambos terminaran en el piso.

 Se levantó como pudo y corrió en dirección opuesta, pero sus piernas fallaron haciendo que terminara de cara a la arena, el chico corrió hacia ella y la tomó en brazos ayudándola a levantarse, pero ella lo rechazó y volvió a caerse (era vergonzoso caerse frente a un él, pero no podía dejar que un extraño la tocara, eso sería un deshonra para sus padres y toda la familia), él la tomó de los hombros pero ella se resistió.

—No tema señorita, no le haré daño —trató de calmarla, pero ella parecía realmente asustada.

—Suélteme —lo empujó de nuevo, pero sus piernas no parecían funcionar correctamente por mucho tiempo.

—Está bien, sólo déjeme ayudarla a levantarse —Liselot se quedó quieta y luego asintió con suavidad.

 El chico de ojos azules la ayudó a levantarse y como lo había pedido ella, la soltó de inmediato para luego retroceder un par de pasos, pero se mantenía alerta por si volvía  a caerse.

—¿Quién es usted? —preguntó tratando de no parecer alterada aunque sí lo estaba.

—Manfred, pero mis amigos me llaman Fred —se presentó cortésmente y con voz gentil para no alarmarla—. ¿Tú quién eres?

—Mi nombre es Liselot —respondió mientras presionaba sus manos contra su pecho.

—¿Qué clase de nombre es Liselot? —trató de crear empatía entre ellos para que ella pudiera bajar la guardia.

—Es una combinación de Lisa que significa juramento de Dios y Charlotte que significa pequeña femenina —sus manos temblaban y no se atrevía a mirarlo— .¿Y tú qué dices? —trató de calmarse, era mejor negociar con la cabeza fría y en esa situación la única opción mejor que resistirse era negociar— ¿Qué clase de nombre es el tuyo?.

—Significa fuerza y paz —dijo orgullosamente,y ella comprendió que él no era una amenaza para ella en ningún sentido.

—Y vaya que le queda bien ese nombre —pensó mientras detallaba el gran y bien trabajado cuerpo de Manfred por primera vez— suena a la era de hielo —trato de suavizar la situación.

—Si —se comenzó a reír, estaba feliz de que su plan de la empatía estuviese resultando bien— me lo dicen muy seguido.

—Es inevitable —dijo mirando por curiosidad la sonrisa de él; parecía....... ¿genuina?.

—¿Puedes caminar? ¿Te duele en algún lado? —se movió lentamente para ver si habían heridas visibles

—No, creo que no tengo nada roto —dijo asentando sus pies para asegurarse de que sus piernas estuviesen bien, tocó sus brazos y costillas pero no hubo dolor— pero me golpeé la cabeza así que me siento algo aturdida, pero ya se me pasará.

—Que alivio pensé que tendría que cargarte.......

—No, no es necesario —dijo levantando los brazos y negando con la cabeza— Manfred —dijo ella para atraer su atención luego de recuperar por completo sus sentidos, él la miró atentamente— ¿puedes decirme cómo es que terminé aquí?

—Lo que pasó fue que durante todo aquél alboroto me golpeé la cabeza y me desmayé; cuando desperté todos en el barco ya se habían ido, quizás me dieron por muerto o nadie me vió, caminé por el barco y te ví tirada en el suelo. creí que te habías ahogado porque tu cuerpo estaba casi completamente sumergido bajo el agua pero descubrí que aún tenías pulso así que te traje hasta aquí porque el crucero aún no dejaba de hundirse, me pareció que era más seguro estar aquí.