Luna de Sangre I En Edición I

X.

10. Secretos revelados.

 

Aparecemos en lo que parece ser una cueva, el sitio es oscuro y húmedo, Markus me empuja al centro del lugar mientras de las sombras salen dos suguinem con una cuerda en las manos.

—¡Átenla! — ordena

No tenía idea de que las criaturas fueran conscientes de sus acciones, pero esto parece indicar que sí lo son.

—Cómo te habrás dado cuenta gozan del uso de razón — explica —. Todo lo que hicieron con los mortales fue por órdenes mías.

Los seres me atan las manos y pies de forma que no pueda escapar.

Markus me mira y se ríe de mi situación.

—¡Ay querida! deberías tratar de no ser tan transparente con tus emociones, alguien podría aprovecharse de ello — habla entre risas

—¿Por qué haces esto? — pregunto

—Entonces eso es — se cruza de brazos —, quieres una explicación.

Camina alrededor de mí como si meditara sus próximas palabras.

<<Markus Relish>>

Verla amarrada y tan indefensa me hace pensar en lo patética que es, ha vivido en una mentira por un siglo y lo peor es que ella en verdad la cree. Su inocencia me causa náuseas y un poco de lástima, quizá debería ser yo quien abra sus ojos, solo por compasión.

—Quieres respuestas y yo te las daré, solo para que veas quien es realmente el villano de tu triste historia — hablo con falsa amabilidad —. Empecemos por los suguinem y el por qué los cree.

«Ciertamente me parece que la historia comienza con la muerte de mis padres en mil quinientos cincuenta. Ambos eran convertidos, no hablare de su relación porque eso no es lo importante aquí.

Ellos fueron súbditos del rey Vlad Tepes desde antes de convertirse en vampiro, pero realmente tuvieron la oportunidad de conocerse cuando fueron convertidos por Drácula. Estuvieron lado a lado luchando por su causa cuando el rey se los solicitaba.

No mentiré así que, sí, fueron amigos de los Tepes y cuando la guerra con los humanos llego ellos no dudaron en pelear por sus reyes causado que fueran asesinados por humanos cazadores de vampiros en mil quinientos cincuenta.

Ellos no vivieron ni una cuarta parte de lo que yo lo he hecho.

Crecí con otros niños huérfanos cuyos padres también habían muerto a causa de la guerra, fuimos criados por una vampira convertida. No me quejo de ella o lo que hizo por cuidar de otros veintitrés niños.

Al cumplir treinta y un años el rey Benetem me nombró miembro del concejo vampírico por las buenas acciones de mis padres al morir por una “buena causa”.

Durante décadas creí todas las mentiras que dijo el rey y mientras más tiempo pasaba más me volvía de confianza para el hijo de los Tepes al nivel de conocer su gran plan para encontrar a los descendientes de la sanadora.

Admito que fue una idea brillante porque casi una década después de unirme al gran concejo Benetem hayo un rastro de la sangre de Solacht, encomendó la tarea de convertirlo en vampiro a uno de los pequeños traidores que rompían sus reglas, sin embargo, lo que realmente me sorprendió fue su falta de interés por involucrarse en la vida de su encargo especial.

Solo unas décadas después comencé a buscar un mejor futuro para mí y ¿Cómo haría eso? Sencillo, saboteando el tan preciado plan de Benetem.

Logré convencer a algunos miembros de la comunidad a unirse a mi causa prometiéndoles una mejor posición, cree algunos grupos secretos de búsqueda ¿Qué queríamos encontrar? La portadora de la sangre más especial que podría existir para nosotros, la descendiente de la sanadora.

Por desgracia ese plan no logramos llevarlo a cabo con éxito, pues el rey se nos adelantó al encontrar a Linale y convertirla en vampiro. Sin embargo, una vez más abandonaba una de sus mejores posesiones y seguro debía tener algún motivo para hacerlo, pero nunca se lo menciono a nadie.

A pesar de que su creación nos causaba problemas a todos los vampiros al exponernos ante los humanos nuevamente, él ni una sola vez intento detenerla de sus arranques de ira.

Durante el año mil setecientos ochenta escuche hablar de un científico mortal logrando importantes avances, pensé que ese era el momento ideal para poner en marcha la siguiente parte de mi plan. Fui a la ciudad en la que vivía para secuestrarlo y convertirlo en mi esclavo.

Una vez él atado a mis órdenes hice que creara un suero para otorgarle más fuerza a los vampiros. Por supuesto que no anticipamos los cambios físicos que eso les causaría, pero lo importante es que ahora solo me obedecían a mí.

A inicios del año escuche una plática de Benetem con uno de los ansíanos del pueblo de Sanatis sobre invitar a Linale al castillo para la luna de sangre que casualmente sucedería el día de su aniversario de nacimiento a la oscuridad número cien.

Así que un par de meses antes de la llegada de octubre solté a un par de suguinem para que crearan algo de caos y pensándolo a detalle, eso le sirvió de pretexto a Benetem para invitar al clan media luna al castillo.

¡Debería darme las gracias!».

Durante la explicación de mi historia el rostro de Linale se vuelve parecido a uno de un animal siendo torturado.

—¿Es lo que esperabas, preciosa? — hablo con poco interés

—¿Todo esto es por una simple venganza? — su tono de voz parece incrédulo

—Al comienzo lo era, ahora es más sobre poder. — soy duro con mis palabras

Piensa antes de continuar haciendo preguntas.

—¿Por qué me has traído aquí? — cuestiona

—Dos motivos o quizá tres. Los dos primeros son por tu sangre, la voy a beber y así comprenderé que es lo que vuelve loco a Benetem sobre ti y obtendré la fuerza que necesito para destruirlo, la segunda es porque te he elegido como la madre de mis hijos.

Al escuchar la última de mis palabras su rostro se torna pálido de la impresión ¿Acaso ese no es el sueño de toda mujer, ser madre? Aunque estoy bien informado sobre los problemas que tuvo ella para lograr el embarazo, al grado de causarle la muerte.




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