Luna de Sangre I En Edición I

EPÍLOGO.

Epílogo.

 

<<Edwin Stoker>>

En el viaje de mi propio descubrimiento conocí ciudades impresionantes, con arquitectura moderna y amplios paisajes que impresionarían a cualquiera, sin embargo, mi favorita ha sido Roma.

Su estado en ruinas me hace sentir en casa, mantiene ese aire de nostalgia que nos identifica a los vampiros.

Disfrutaba pasar cada hora del día y la noche fuera de casa, desde observar los amaneceres en el puente de Sant’Angelo, hasta presenciar el anochecer entre los muros del coliseo.

Pero debo admitir que el motivo más grande para enamorarme de esta ciudad es una mujer, alguien que ya conocí antes, pero ella no lo sabe.

No deseaba abandonar la ciudad de forma pronta, pero cuando llego la carta tuve que partir de inmediato a Crimson.

La última vez que vi a la gente de aquel pueblo tan ansiosa fue hace cuarenta y cuatro años durante la guerra de los infectados.

En cuanto el carruaje se adentra en el camino que cruza por el bosque de los empalados noto a varios vampiros alrededor del lugar.

Todos esperan una respuesta sobre lo que sucede al interior del hogar Tepes.

Entre los pasillos del castillo van y vienen los empleados con notable conmoción, está claro que han vivido esta situación pocas veces… en realidad solo una.

             —Edwin, has vuelto.

Hael aparece a mis espaldas.

—¿Qué tal Roma? — pregunta con amabilidad

             —Bastante encantadora.

             —Es uno de mis sitios favoritos, tiene tantos lugares por observar.

             —Opino lo mismo.

El movimiento de sirvientes continua a nuestro alrededor.

             —¿Cómo va todo? — le pregunto al vampiro frente a mí

             —Bien, los últimos nueve meses han transcurrido de maravilla. No te dejes llevar por la actitud de todos ellos.

Antes de poder responder observo a Marian acercarse mientras viene acompañada de Benetem. Cuando la mujer y yo cruzamos la vista ella sonríe y se aproxima rápidamente.

             —Ed, volviste ¿Qué tal Roma?

             —Bueno…

             —Estoy ansiosa por escuchar los detalles de tu viaje, pero tendrá que ser en otro momento.

             —Es grato verte de nuevo, Edwin, pero ahora estamos algo ocupados. — dice el rey

             —Lo comprendo, esto es más importante, más que cualquier otra situación.

             —Le diré a Lin que estas en el castillo, estará contenta.

Agrega Marian antes de entrar en la habitación de los reyes con Benetem.

Pocos minutos después el eco de un grito comienza a percibirse entre los pasillos, el sonido va aumentando conforme los segundos pasan.

Aproximadamente una hora más tarde el castillo se queda completamente en silencio.

Hael y yo esperamos ansiosamente una respuesta mientras permanecemos frente a la habitación de los reyes. En cuanto Marian sale ambos nos acercamos a ella.

             —Ya pueden entrar. — se dirige a nosotros con emoción

Me apresuro a hacer lo que la mujer dice.

Al cruzar la puerta observo una escena muy especial, se trata de Linale sosteniendo aun pequeño ser mientras Benetem permanece a su lado tomándola de la mano.

             —Llegaste justo a tiempo, Ed.

             —Regrese apenas recibí tu carta, Lina.

             —Entonces mis cálculos sobre el tiempo fueron correctos.

Me comienzo acercar lentamente a ella, el rey se pone de pie antes de hablar.

             —¿Quieres conocer a nuestro hijo? — pregunta

Sin poder externar las palabras solo asiento con la cabeza.

La reina mueve la manta lo suficiente como para revelar al bebé que sostiene entre sus brazos. Acaricio su pequeño rostro suavemente.

             —Es un varón, se llama Nastem.

Las palabras de mi compañera me llenan de emoción y felicidad. Nunca habría imaginado verla de este modo, con su propia familia, tal y como lo soñó hace tantos años atrás.

             —Se parece a Benetem. — intento sonar serio, pero mi voz temblorosa me delata

             —Se te olvida que sabemos lo que sientes, Edwin. — el rey expresa con diversión

             —Felicidades a ambos, para los vampiros es difícil lograrlo.

             —Bueno, solo nos tomó cuarenta años. — agrega Linale entre risas

Salgo de la habitación para permitirle a la familia estar a solas. Ahora los empleados lucen mucho más tranquilos.

Esta misma noche los habitantes de Crimson han organizado una celebración en honor al nacimiento del príncipe Nastem Tepes, parece que nunca habían estado tan felices en su vida.

<<Linale Sanginali>>

En momentos como estos no puedo evitar pensar en mi mamá, ella hubiera estado muy feliz de verme de esta forma, de verme conseguir lo que siempre deseamos. Sé con seguridad que ella estaría orgullosa de mí.

El enterarme que estaba esperando un hijo fue una experiencia nueva, sentí cosas que jamás me habían ocurrido. Observar mi cuerpo cambiar para llegar a la culminación después de nueve meses fue hermoso.

Quizá la parte que menos disfrute fue el momento del parto, pero tener a Benetem sosteniéndome de la mano fue de mucha ayuda, él es esa compañía con la que soñaba. Me cuido en todo momento y no se apartó de mi lado ni por un solo segundo, aun en los momentos que fui insoportable.

Mi mamá decía que los caminos más ásperos son fáciles de cruzar cuando tienes la compañía indicada, y desde hace algunas décadas estoy segura de haberla encontrado.

Alcance el punto más alto de la felicidad al ver a Benetem sosteniendo a nuestro hijo en sus brazos.

Una vez más creo que todos tenemos un camino escrito para nosotros, tomamos decisiones que nos guiaran a la culminación de algo mayor, aunque algunas veces nos toque sufrir por las personas a nuestro alrededor, por los que se marcharon sin decir adiós, por los corazones rotos y por las veces que lloramos hasta quedarnos sin lágrimas para derramar.




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