Me río al reconocer la canción. Definitivamente es la canción que más cantábamos hace años. No había lugar en el que no la cantáramos. Se convirtió en nuestro himno. La emoción en verdad viene por los recuerdos.
— Le digo hola, ella me dice goodbye
Le digo: Nena, como tú ya no hay
Dice que tiene novio, pero yo no le creo
Y es que se complica cada vez que la veo-eo — canta a todo pulmón Zoe.
— Suena la música y lo que yo quiero
Es bailar contigo, nena
Pero yo no puedo, no puedo
Me dice: Yo no quiero
Pero se complica
Yo no entiendo por qué es tan — hago lo mismo que ella.
— Picky, picky, picky, picky, picky
Demasiado picky, picky, picky, picky, picky
Si yo le salgo por la izquierda
Se va pa' la derecha
No sé lo que le pasa
Conmigo ella no quiere bailar— cantamos los dos y repetimos el estribillo otra vez.
— Ella me gusta, pero nunca me hace caso
Ella me mira como si fuera un payaso
Y, aunque lo intente, al final no tiene caso
Dime qué pasó, ¿cuál es tu rechazo?— canto yo.
— Why?
Me ignoras y te das la vuelta
Sin siquiera hablarme
Tell me, why?
Pero dime cómo hacer
Para convencerla a usted— canta ella.
Seguimos intercambiando estrofas y cantando a coro en los estribillos, hasta que la canción termina. Chocamos los cinco cuando terminamos. Por otro lado los invitados nos aplauden, incluso los de Rachel.
— ¡Gracias! ¡Gracias!— agradece Zoe— Por favor, para donaciones solo recibimos bizum y el mínimo es de 50 dólares.
Camino hacia la cocina cuando otra canción empieza a sonar, Zoe no se contiene y grita. Metallica es de sus grupos favoritos y la canción que suena es Whiskey in the Jar, su favorita. Dejo que se desfogue nuevamente, esta vez sin mi. Se nota que ya no tengo 20 años. Abro la nevera y agarró una cerveza. La abro y tomo. Estoy cansado ya de tanto champagne y vinos.
Frunzo el ceño cuando veo a Rachel y Gus bajar por las escaleras. Rachel bajándose el vestido y retocando su pelo, y Gus abrochado su camisa. Pego otro trago de mi cerveza y decido no malinterpretar nada.
Zoe les ve y al igual que yo, frunce el ceño. Pero ella sí que se atreve a decirle algo a su novio. Él le responde algo y por la forma en que lo dice, le está restando importancia, eso solo logra enfadarla. Me parece llegar a oír un fuerte y conciso "qué te jodan, te vuelves solo al hotel" por parte de ella, pero Rachel se coloca a mi lado y comienza a hablarme de otras cosa que me obligan a tener que escucharla.
Al día siguiente…
Dicen que el día de tu boda es el día más feliz de tu vida. Vale, no lo niego. Pero mi día no es que esté siendo una maravilla sinceramente. Comenzando con el desastre que tengo en casa, he tenido que llamar a alguien para que arregle todo este desastre. Lo que parecía s t una tranquila despedida de solteros, acabó con la mayoría de los invitados borrachos bailando al ritmo de la macarena.
Hay suciedad por todos lados, de comida y bebida. Gracias a Dios que ya no somos unos adolescentes. Limpiar después de una de esas fiesta, era la peor pesadilla de cualquiera. Si no te encontrabas un pendiente perdido, era un piercing o incluso un condón usado. Por muy bien que lo pasáramos, era una putada para los que tenían que limpiar, me apiado de ellos, ahora sé cómo se siente.
He tratado de despertar a Guillermo cómo 8 veces, sin exagerar. Ese niño tiene el sueño profundo. No quise dejarle en una habitación de hotel solo, por lo que ocupó uno de los cuartos de invitados de la casa. He probado a tocar la puerta, a decirle que se incendiaba la casa, a quitarle la sábana y nada. ¡Incluso Rachel lo ha intentado!
— ¿Qué haría Zoe en mi lugar?— me pregunto en voz alta.
— ¿Zoe?— pregunta Guillermo y me asusto cuando se incorpora de golpe— ¿Dónde está?
Le miró con una ceja alzada ¿Es enserio?— Llegará en un rato junto a Gus, ellos te llevarán a la Iglesia.