Damon
No es fácil estar en mi lugar, no tenía opciones debía ser un hijo obediente e ir al ataque que perpetuamos contra Luna Hechizada donde asesiné a su Alfa. No quisiera haber hecho, preferiría mil veces estar encerrado en una mazmorra que dañar a todos los enemigos de mi padre, pero por alguna razón lo hice, me siento avergonzado de mí mismo.
Me he fallado por hacer todo lo que Drack desea, fallé a mis principios a mis creencias para seguir los mandatos de un sucio alfa a quien solo le importa su ambición.
Debí sacrificar parte de mi alma al manchar mis manos de sangre para convencer a Drack que soy leal a él.
Es un maldito, uno al que no le importa nada ni nadie, un hombre que tiene un agujero negro donde debería ir el corazón. Me recrimino el haberle obedecido como un cordero asustado cuando me entregó la espada y me dijo que le cortara la cabeza para tenerla como trofeo.
Me negué a ello, pero al ver sus ojos oscuros sobre mí, todo mi cuerpo se paralizo, enterré el arma blanca en el lobo negro sin darle tiempo a defenderse.
Bree... Mi querida hermanita estarías avergonzada de mí, quizás tan solo quizás me merezco todo lo que me pasa, como ahora que llevo una semana encerrado otra vez por querer darle una muerte rápida a su mayor enemigo, ese acto de "compasión" no le agradó a mi padre porque él deseaba ver sufrir a su enemigo, porque no le cercené la cabeza para la colección que Drack desea conseguir de otras manadas a Alfas que le dieron la espalda a sus sucias tretas pero que ahora están lamentándolo.
Había cuatro grandes manadas en todo el territorio nacional y al menos otras ocho pequeñas y pacíficas. Con su deseo de expansión desconozco el futuro de ellas.
En realidad no fui con él a sus ataques a las otras manadas, me negué a ver más masacres y ser parte de ellas me asqueaba. Eso lo enfureció más, no me necesitaba en realidad eran manadas más débiles que luna hechizada por ello conquistarlas no sería problema para ése monstruo que alguna vez llamé padre.
A diferencia de otras veces no he sido torturado solo me han dejado en una sucia celda sin preocuparse por darme alimento o agua. La celda se ha convertido en mi segunda casa, conozco bien cada rincón he contado los ladrillos miles de veces, ya el olor no me molesta y el frío se hizo tolerable.
Solo una vez alguien vino a visitarme y ese fue el maldito de Klaus otro idiota que disfruta del sufrimiento ajeno vino a restregarme en la cara como soy una decepción para mi padre por no compartir sus ideales, ni su sed de poder. También arrojó comida a los pies de mi celda antes de marcharse, quisiera decir que mantuve mi dignidad intacta pero la triste verdad es que sólo me duró unos minutos mientras se marchaba.
A penas cerraron las puertas, me arrodillé a tomar el pan, el queso y las manzanas. Empecé a comerlo y disfrutarlo como si fueran manjares de los dioses. Mi estómago agradeció lo que estaba recibiendo, pero en cuanto terminé de engullirlo todo me recriminé lo patético que debía verme comiendo del suelo.
Lloré de desconsuelo al darme cuenta de mi propia insignificancia, de lo bajo que he caído y lo débil que soy.
No sé cuál será mi destino pero tendré que aceptarlo aún si lo que me espera después de una vida llena de soledad y dolor es la muerte, sería un regalo. Lo único que me duele es pensar en el destino de mi hermana Bree, un angel en este mundo de lobos salvajes que solo dañan sin importarles los más débiles.
Tyler
Llevo en mis brazos al pequeño campeón dormido, Evan y yo pasamos todo el día jugando sin parar hasta que llegó la hora de la proclamación del nuevo alfa. Natty está a mi lado guiándome a la habitación del mismo para que lo pueda recostar.
La noche ha terminado llevando consigo muchas emociones fuertes, mi hermano es el nuevo Alfa e hizo un juramento que se resume en venganza. El dolor es algo que procesamos de manera distinta Ethan decidió ser un vengador y estar al nivel de Drack, ahora las cosas van a cambiar en la manada.
Entro a la pequeña habitación de Evan para acostarlo delicadamente en su cama, le quito los zapatos y lo cubro con el edredón. Sé que le gusta dormir con su muñeco preferido así que lo coloco a su lado por si llega a despertar lo encuentre y no tenga miedo a nada.
Antes de irme le doy un beso en la frente, es un niño maravilloso y estoy feliz que me acepte como su amigo, incluso prefirió quedarse conmigo toda la noche hasta dormirse en mis brazos todo bajo la atenta mirada de su madre. La cual imita mi gesto dándole otro beso en su mejilla para susurrar buenas noches mi amor a su hijo.
Salimos de la habitación hasta cerrar la puerta, es tarde todos ya se han ido a descansar asi que yo también debo marcharme aunque antes que diga algo para despedirme por la velada escucho a Natty suspirar mirando la puerta cerrada de la habitación de Evan.
– Gracias Ty por todo – dice suspirando mientras mira la puerta de la habitación del pequeño.
– No Natty, no hay de qué darlas sólo traje al pequeño a dormir lo cual fue un honor – respondo.
Pasar tiempo con Evan no ha sido un sacrificio, disfrute cada segundo a su lado en un niño bueno, inteligente y juguetón de quien te encariñas al segundo de conocerlo.
– Sabes, haces más que eso– expresa para verme a los ojos aunque mil veces la mirara, mil veces tendría la misma reacción ante ella sus ojos me hacen perderme en ellos y casi caer de rodillas para adorarla.
Como quisiera decirle lo que somos, hablar de mis sentimientos pero han sido demasiadas cosas en tan poco tiempo.
– Natty ...yo – no pude seguir hablando porque me abrazó y empezó a sollozar.
Yo me quedé sorprendido, que podría hacerla sufrir de ésta manera después de un día tan tranquilo como el nuestro.
– No sabes cuánto quise que Evan pudiera tener un padre que lo amara y cuidara como lo haces tú, tienes paciencia, eres cariñoso, dedicado, lo mimas, le das su postre favorito, juegas con él, lo haces muy feliz y tan sólo tienes poco tiempo de conocerlo. – se lamenta Natty, acaricio su cabeza porque creo que está dándole a mis atenciones con un niño demasiada importancia.