Luna Oscura

Capítulo 1

CAPITULO 1


Correr y correr. Era su monotonía de hace un momento, corría hacia su madre. No importaba donde fuera, quería ir con ella.

¿Dónde estaba?— se preguntó más de una vez. No tenia ni la minima idea a donde la habían llevado, no veía nada más de lo permitido y eso sólo era la nieve recorriendo todo el lugar.

Oscuridad, eso describía a a la perfección aquella velada, sin la Luna que protegiera la noche, ni las estrellas que alumbraran su camino. Eso no le preocupaba.
¿Porque debía hacerlo? Ni siquiera se inmutó en dejar de correr, cuando los gritos que la llamaban desaparecieron. No se detuvo, ni noto donde se adentraba.
Un oscuro bosque, donde los árboles eran los únicos que hablaban, gracias a que el viento movía su pelaje de hojas.

Corría, más y más, y aún no había sido capaz de llegar con su madre. Estaba perdida, incluso más que antes, eso era algo seguro. Paró y miro desorbitada su alrededor; árboles por aquí y por allá, enormes y llenos de nieve... Fijó su vista al cielo una vez más esperando que algo la iluminara. No sucedió.

—¿Podría ser capaz ver sombras en la misma oscuridad?— se preguntó la pequeña, caminando hacia ella. Aquella se movia rápido, ocasionando que una vez más corriera.

— ESPERA— grito—espérame, que no soy muy rápida.— ¿Había sido capaz de gritarle a una sombra? ¿Realmente se hallaba persiguiendola?¿Esa sombra querría comerla? — eran tantas las preguntas que se formulaban en su pequeña mente sin poder hallar la respuesta.

Aquella persecución paro al instante, la sombra había desaparecido dejándola una vez más sola.

—Frío— susurró—¿Qué es el frío?— estiró la palma de su mano donde cayó un pequeño copo que al instante desvaneció— Blanco— se dijo a sí misma— ¿Qué es blanco?— algo que es absoluto — ¿Qué es absoluto?— es lo independiente a la oscuridad y debes huir de ellos— ¿Quiénes son ellos?— ..........

Las respuestas se vieron interrumpidas, ahora el blanco no era el único color a su parecer.

—Rojo—

Tez pálida, belleza inigualable y rojo. Tres cuerpos se posaban frente a ella, apenas eran mayores por 3 años; dos chicos un rubio de ojos oscuros y el otro cabellos ligeramente quebrados color miel y ojos azul. Acompañados de una chica de cabello corto, liso y ojos miel. Azul y miel cambiados por carmesí.

—¿Porque de sus labios brota el rojo— ¿Tienes miedo?—No— ¿Porqué tiemblan, entonces?—..........—

—¿Estas bien?— pregunto el rubio acercándose a ella, la cual sin pensarlo dio un paso para atrás. Acto que no paso desapercibido por este— Me llamo Mamoru y no voy hacerte daño, confía en mi ¿puedes?— sin saber porque sus pasos y sus palabras la hicieron confiar.—Tranquila yo voy a cuidarte ¿si?— dijo ofreciendo su mano. Sus palabras habían tomado por sorpresa a sus acompañantes, que sólo atinaban a frunir el ceño, era extraño que él se comportase así, por lo regular era frío y serio (raro para un niño de su edad).

La pequeña pelinegra estuvo a punto de tomarla, sin embargo, aquel contacto fue interrumpido por una carcajada por parte de su compañero.

—Jajajaja, que gracioso eres Mamoru— dijo mientras secaba una ligera lágrima— hasta yo me la creí— de un momento a otro su tono divertido había pasado a uno de total seriedad y olfateando el ambiente se dirigió a ella— ¿acaso te has perdido? Hueles muy bien, ¿me dejarías probar un poco de tu sangre?— pregunto de manera incluso caballerosa, lo cual hizo que la niña retrocediera y esquivara la mano que se le ofreció.

—No lo escuches— se apresuró a decir el rubio— por favor, confía en mi. No te haré daño. Lo prometo.— su voz se oía nerviosa y aunque fuera cierto lo que decía, ella sentia que algo no cuadraba.

— Huye o te comeran— de nuevo hablo esa voz. No dudo, sólo dio la vuelta y corrió, llorar, eso era lo que quería.

—El monstruo va a comerme— se decía entre sollozos sin parar de correr— No lo harán, lo prometo— ellos son los que vienen por mí ¿verdad?— No. Nadie vendrá por ti— Tengo miedo— Yo estoy contigo y te llevare....

—Mmm Sangre fresca— interrumpió una vieja anciana.— Acercate. Tengo muchos dulces, ¿Te gustan los dulces?— reia y hablaba terrorificamente, su cara estaba llena de Barros y sus cabellos blancos echos paja.

—Moriré, ellos van a comerme— No
—La pequeña cerro los ojos con fuerzas esperando que su final llegará.

La anciana que la miraba maravillada por el miedo que reflejaba hizo afán de acercarse.

— No puedo creer que existan monstruos. Vampiros. ¿Como pueden dañar a una pequeña niña?— ambas giraron a donde provenía la voz y por única vez, esa noche fue iluminada. Un rayo de luz (de forma de sol) golpeó el estomago de la mujer, desapareciendola con un grito agonizante. Para volver de nuevo a la oscuridad de la noche.

Una vez solos la pelinegra pudo admirar a quien la había salvado
Sus cabellos eran rubios con algunos mechones dorados, sus mirada era como el cielo, clara; su tez era Blanca y facciones finas. Tan sólo era 2 años mayor a ella.

A paso lento se colocó a sulado y con preocupación hablo— ¿Estás bien? ¿No te lastimaron?— sentia los parpados pesados cayendo en un profundo sueño, esperando que todo hubiese sido una pesadilla.

El chico quién tan rápido como cayó, la tomó en brazos dirigiéndose de donde antes había huido.

—Deberías cuidarla más Flamount— regaño el pequeño pelidorado.

—Lo siento, no volverá a pasar Kaname—

—¿Kaname? ¿Asi se llamará?— se preguntó la pequeña que entre sueños escuchaba su conversación.

—Eso espero Flamount— suspiró— es hora de que me vaya.

—N....No te vayas— despertando y con un leve susurro se dirigió a él— Ka. ...Kaname.

—ORSSWW! Ha dicho tu nombre— con ternura hablo el adulto— ahora Di el mío. Lu—ca— ella lo miro confundida y negó, cosa que fue vergonzoso para él. Logrando que ambos chicos rieran por su desesperación— por favor Dilo, no es difícil. Vamos! Lu...— para ambos infantes era divertido ver como aquel "adulto" hacia pucheros y se comportaba como un crío al que se le niega una paleta.

Iba a continuar con su insistencia
cuando se escucho tocar la puerta, así que decepcionado y dolido se dirigió a ella, al abrirla aquellos jóvenes que antes había visto, aparecieron por ella.
En un acto de impulsividad abrazo con fuerza a Kaname, al ver pasar a los dos primeros, sin embargo eso quedó en segundo plano al ver al tal Mamoru aparecer.

—Os presentó, ella es Lana Feraud, el chico de cabellos miel, Aldo Hanabu. Y por ultimo.....

—Mamoru— se apresuró a decir.

—Exacto— fascinado continuo— Mamoru Brown— ambos eran hermosos en sí, pero sin duda para la pelinegra el más bello era Mamoru.— Ella es Ale. Alejandra Cortés, es.....

—Sabemos quien es— una vez más Flamoun había sido interrumpido, pero esta vez por el pelimiel. Rápido agrego— también sabemos quien es él.

—Flamount deberías llevar a Ale a su habitación. Debe estar cansada— hablo el otro rubio, a lo que el accedió y se dirigió a los tres con una mirada de advertencia, mientras subía con la pequeña en brazos.

Una vez entrando, se fijó expectante en la habitación, la cama era color rosa con dosel del mismo sólo que mexicano. La paredes eran rosa paste.

—Mucho rosa— pensó la pequeña.

—Quédate aquí ¿si?— el castaño acarició la mejilla de la pequeña y salio por la puerta.

—¿Porque no podía oír la conversación? Si todos ellos a excepción de el castaño eran casi de su edad— se pregunto y con mucho cuidado de no hacer ruido tomo la manija y abrió la puerta. A puntillas bajo tan sólo dos escalones y sin que nadie la viera se escondió tras la barandilla para poder escuchar mejor.

El ambiente entre los presentes era un tanto tenso, se podía ver a detalle las miradas de rencor que ambos rubios se daban.

—¡Que hace él aquí! — escupió con desdén el rubio de ojos oscuros— no basta con lo que tu familia a echo.

—Mamoru, calmate— trato el castaño de relajar las cosas si éxito alguno.— ella podría escucharte.

—¿Cómo puedes pedirme que me calme? ¡Acaso no es suficiente que su madre quiera derrocar a la de ella!— no tomó importancia las palabras del adulto— el Sol derrocando a la Luna.—bufo. Todos quedaron en silencio por un momento. La pelinegra abrió mucho los ojos.

—¿Su mamá? ¿El Sol? No entiendo nada. ¿Qué tiene que ver?— ve a tu habitación— No— van a descubrirte
—¿Y? Tengo derecho a saber— Alejandra— amenazó esa voz.

—Yo no tengo nada que ver con lo que mi madre haga— contestó tangente.

—¡COMO......—

—A ella no le pasará nada— lo corto sin más, no tenía ganas de iniciar una pelea y mucho menos si ella se encontraba ahí— yo voy a cuidar de Ale.

—Estas loco!— Antes de que pudiera proseguir, fue interrumpido por el rubio dorado.

—No me digas que tu piensas cuidarla. Dime, ¿cuanto tiempo sobribe un vampiro sin sangre? ¿Cuanto tiempo aguantará tomando el sustituto? No solo tú, todos. Porque eso es lo que son.— hablaba decidió no dejaría que nadie se interpusiera en su camina. Sin más giro hacia las escaleras. Azul y café se encontraron y esbozando una gran sonrisa— Volveré mañana.

Sin despedirse de nadie más, salió y Cerro la puerta tras de si. Mientras la pequeña sólo miraba como se marchaba. Deseando en ese momento que ya fuera mañana.

1 año después.

—Sigues pensando en lo mismo— Si— contestó mirando por la ventana, esperando a que alguien apareciera— ya ha pasado un año— ¿Y qué? Vendrá yo lo sé— ¿La extrañas?— Por supuesto, es mi madre— ¿Cuanto tiempo piensas esperarla?— Lo que sea necesario. ¿Crees que ella este...?— un nudo se hizo en su garganta, antes de acabar de formular su pregunta

—¿Muerta?— la pequeña sólo asintió— No— ella solo dio un ligero suspiro— Ya son 8:29 am. Feliz cumpleaños Alejandra— Gracias.

—Aleeeee, tengo una sorpresa para ti— canturreo el joven Flamount. Ella se giró para mirarlo, a decir verdad no hablaba mucho con él, se le hacía un poco empalagoso para su gusto— eres legalmente mi hija!— terminó emocionado, entregando los papeles a la niña, que solo lo miró interrogante.

—¿Tengo que cambiarme el apellido?— pregunto, haciendo entender que ella no estaba de acuerdo si ese fuera el caso. Jamás se cambiaría el apellido.

—Por supuesto que no— sonrió transmitiendo tranquilidad, había prometido cuidarla y eso haría, aunque la pequeña aun lo viese como un extraño, y así era, él lo sabía. Pero no le importaba, haría feliz a esa niña; no sólo por su promesa, sino porque ella necesitaba de alguien que velará por ella. Y él no era quien para negarle eso.

—Por cierto, Feliz cumpleaños Ale— abrazo a la pelinegra sorprendido de que ella no se hubiese negado, por lo contrario. Una vez separados, estiró hacia ella una pequeña caja de chocolates.

—Gracias— susurro tomando uno— ¿Quiere?— ofreció tímidamente, cosa que le hizo gracia y atinó a negar.

—Alguien vino a verte— la mirada de la pequeña se iluminó y sin esperar que dijese algo más, bajo a toda prisa para encontrarse con su visitante.

—KANAME — grito abrazando al rubio dorado— veniste!

—Feliz cumpleaños Ale...— le sonrió como sólo lo hacía con ella, tiernamente.— mira Anni viene conmigo..

Ambas niñas se miraron y se saludaron animadamente. Ellas se habían conocido hace algunos meses atrás, Anni Amat quien era princesa (guardiana) del planeta Venus, su cabello era liso rubio oscuro y sus ojos eran azules.

—Hemos traído a alguien más— hablo con desgana la rubia.

En aquel momento una chica con cabellos blancos y ojos verdes— mi nombre es Ginger— dijo con una sonrisa.

Los chicos estaban cerca del bosque cuando su juego fue interrumpido

—Ginger ¿podrías quedarte un momento con Ale? Es que iremos por su obsequio.— el chico se veía entusiasmada, a lo que la ojiverde asintió.

Al asegurarse que Kaname y Anni estaban a una distancia bastante lejana, giro a ver a la pelinegra de manera furiosa y sin decir palabra alguna, susurro sin que pudiese entenderle, apareciendo a su lado pequeñas rocas blancas rodeadas de un aura negra atacando a su acompañante.

—Oye, yo no te he echo nada Porque me atacas!!— chollo.

—Cállate y alejate de Kaname el es mío!— amenazó— ¡Lluvia de estrellas oscuras!!— de pronto un remolino de estrellas la estampó contra un árbol.

—Defiendete o lo haré yo, y me la comeré—

Eran niñas, ¿cómo la tal Ginger podía referirse a Kaname como un objeto? La había atacado, no sólo una, sino dos veces. Y eso ya era suficiente.

Temía que aquella sombra le hiciera daño, alzó la palma de su mano derecha y una ráfaga de viento oscura la rodeo, para después expulsarla.

Se levantó muy enojada gritando— IDIOTA, NO ME GANARAS— y corrió hacia ella, dispuesta a esta vez golpearla a puño limpio.

Antes de que llegará, la pelinegra cerró los ojos y al abrirlo se había teletransportado al otro lado y volvió a atacarla— explosión lunar— susurro— un brillo blanco volvió a expulsarla pero con más fuerza que antes.

Sin proponérselo la ojiverde había salido peor parada, algo que sin plantearselo resultó a su favor.

— ¿Qué paso aquí?— pregunto escéptico Kaname quien llegaba junto con Anni con una caja en manos.

Lloro, fue un llanto fuerte y dramático, como si hubieran atentado contra su vida— ¡¡me ha atacado!! Tu adorada niña es una salvaje—.

Al escucharla volteo a verla— ¿Eso es cierto?

Cabizbaja contesto— Si, pero......

Sin dejar que continuará por acabar su frase se dirigió con la peliblanca y tomandola en brazos se marcho, Anni sonrió
—Recupérate pronto.— le dijo antes de seguir a su amigo.

Ese sin duda no habia sido un buen día, ni mucho menos un gran cumpleaños, pero mañana seria otro día y quizás Kaname la escucharía; era lo único que la niña esperaba. Pero los planes eran otros, al siguiente dia Anni fue a verla, pero sola.

—Hola Anni, ¿y Kaname?

— Si. Hola Ale, este... pues— se encontraba bastante nerviosa— Kaname esta con Ginger.— volvió a reírse y entre carcajadas hablo— no sabes que mal estoy, por no ver como le dabas una buena lección, se cree la gran cosa.

— ¿Y sólo esta con Kaname?—

—Por supuesto que no, igual están sus "amigas"— dijo haciendo las comillas en aquella palabra.

— Y quienes son— pregunto curiosa.

Con un resoplido contesto— Michaela Zhivak o Mika,es princesa de mercurio tiene su cabello y azul ojos turquesas claro. Es muy amiga de mi hermano Neftali— al ver el rostro interrogante de su amiga se apresuró— mi "gemelo", es castaño pero fuera de eso somos idénticos. Reyina Gerlari pero le decimos Rey, es una de la guardianas de Marte es pelinegra y largo hasta la cintura, sus ojos son violetas; tiene un hermano super guapo llamado Ryuu sólo que sus ojos son verdes. Lena guardiana de Júpiter, es castaña al igual que sus ojos.

— Suenan interesantes — bromeo, ambas lo hicieron.

Los días pasaban y ella esperaba sentada en la ventana que Kaname fuera a visitarla como antes lo hacía.

—No vendrá— ¿No te cansas de decir lo mismo siempre?— Es la verdad. Si hubiera querido, desde hace mucho estaría aquí. Pero no, le creyó e importó más esa tonta niña que tú—

La pequeña sabía que en cierto punto la voz tenía razón, y aún así se negaba a creerlo. ¿Porqué? Porque le quería.— Cállate! No sabes lo que dices. VETE— ¿de verdad quieres que me vaya?— Si— ¿Prefieres defenderlo a él, quien te ha dado la espalda a escucharme a mi que eh estado contigo?— SI. Vete, no quiero volver a escucharte. Largo!— si así lo quieres, esta bien. Yo te obedecer, adiós mi pequeña.

La voz desapareció dejándola con un vacío por dentro, sus últimas palabras fueron dichas con naturalidad, sin embargo, si ella hubiera puesto más atención hubiera percibido el ligero dolor en ellas. Había corrido a su acompañante, no tuvo tiempo de entenderse ya que por fin apareció la persona que desde hace semanas espero.

—Kaname— vio desde su ventana como él se encontraba en su patio, haciendo señas para que lo siguiera.

Caminaron en silencio hacia al bosque, ambos en silencio, hasta que él se detuvo.

—Tenemos que dejarnos de ver.— soltó de repente y sin más. Su mirada era fría— ¿Acaso ella había echo algo mal?

No lo sabia, quizo preguntar pero en ese par de segundos él se había ido. Fue en ese momento que sintió como algo se rompía en su interior. En poco tiempo había perdido a dos de sus amigos y lloró, lloro como si le hubiesen arrebatado algo esencial.

Alguien tomó su mano y al voltear a ver quien era su nuevo acompañante, no pudo evitar mostrar una mueca de sorpresa— Mamoru— susurro. Sintió pena porque viera su rostro rojo y lleno de lágrimas, unas secas y unas cuántas recientes. Sorpresa porque no esperaba que fuera él, en ese año no permitió que se acercara más de lo conveniente a ella; se convencio que los vampiros no eran de fiar, gracias a su primera impresión con ellos y los relatos de Kaname. Pero en es instante nada de eso tenía sentido.

—¿A eso se le llama hipocresía— se preguntó, esperando que de nuevo aquella voz le contestara lo cual no sucedió. Ella la alejo y obedeció. No podía sentirse más tonta y culpable.

El rubio notó que no hablaría aun, así que sin soltarla empezo a caminar siendo seguido por la pelinegra y trató de consolarla con sus chistes malisimos, nunca había sido bueno en la comedia, pero no perdía nada por intentarlo. Logró su cometido, aunque sólo se reirá de él y no de sus intentos de chiste.

Ambos se adentraron por un gran portón negro donde arriba se hallaba una Luna creciente, para después hallar una gran mansión.

—Bienvenida al dormitorio de la luna— hablo sonriente. Al entrar pudieron visualizar a varios estudiantes, la mayoría mayores a ella.

—Ella es Rose Walmsley— señaló a la pequeña que leía; su cabello era pelirrojo natural (aquel que tiene un toque de naranja) el cuál peinaba con dos coletas, sus ojos eran azules como el mar, su piel era pálida con unas cuántas pecas apenas visibles.

Levantó la mirada y con tono neutral aunque amable, saludo—Hola.—

—Ella es Carol Escobar— continuo con la chica de lado, su cabello era más largo de un lado que del otro, liso y alborotado color negro con puntas verdes, sus ojos cafés, pálida. Al igual que Rose, tenía la edad de la misma Ale. A lo que ella sonrió.

—Ya conoces a Lana y a Aldo.— Ella la ignoro y él guiño un ojo, a lo que Mamoru sólo rodó los ojos.— Bueno el es Dean Fave— era un chico amable su cabello rubio Dr demasiado brillante, sus ojos verde. Él saludó con un apretón de manos— el pelirrojo es Shiki Donaire— al verla salió de la habitación. Su mirada azul era demasiado clara y apagada y su cabellera era pelirroja, pero no como la de Rose, era oscura.
— Extraño— pensó ella.

— Y por último el es Leon Bernardi, primo de Aldo— el saludo admitiendo. Su cabellera es como la de un león, rubia rojiza, ojos cafes claros y a comparación de los demás su piel era ligeramente bronceada.

—Hola , nos volvemos a ver como has estado, me extrañaste.— el tono coqueto de Aldo en ocasione lograba fastidiar a los demás.

—Nosotros somos alumnos de la clase de la luna. Como sabes pronto abrirán el colegio y quería saber, si tú, ¿quisieras estudiar con nosotros?— quizás lo decía por Kaname.

— No somos lo que muchos piensa.— suspiro Rose— No somos unos monstruos— ella había sido directa, aunque su voz sonaba normal— espero que estudies con nosotros.

Carol se paro y rodeo por los hombros— Será divertido. Además no bebemos sangre—inconsciente Alejandra la miro interrogante ¿acaso eso era posible?— nosotros tenemos un sustituto, queremos estar en paz y convivir con los humanos.

—Y gracias a Mamoru podemos lograrlo— esta vez fue Lana quien miraba Al susodicho con admiración.— sin embargo no te necesitamos a ti, pricesita— escupió.

—No me digas así.—

—¿por qué?, si lo eres eres y te protegeremos, en especialmente Mamoru.— sonrió León al decir esto último y viendo como Lana enfurecia y salia del lugar. ¿Cómo podia odiarla sin ni siquiera conocerla? Pero después de lo sucedido con Ginger ya nada le sorprendia.

—No te preocupes ella es así—dijo Mamoru sonriente.

Después de todo lo que sucedido no sabia si era buena idea, pero al ver sus rostros sonrientes en especial el de Mamoru penso— ¿por qué no?—

—Acepto— su tono sonaba decidido.

Rose y Carol le mostraron su habitación y el uniforme, que era una jumper—falda y saco blanco, blusa negra, y un moño rojo.

—¿Puedo pasar?— esta asintió al ver a Mamoru en el umbral de l puerta— hay algo que debo decirte— al ver el gesto interrogante de la pequeña se apresuró— ya sabes que estudiamos de noche ¿cierto?— asintió una vez mas— bueno en las últimas horas de clase, los prefectos vigilan que todo este bien y demás.

—¿Y quiénes son los prefectos?

—Kaname y sus amigos, pero si no quieres no se acercaran a ti.

—Descuida— suspiro. Quizas le dolería verlo, pero no por eso huiría— y gracias.

Salió a caminar por el dormitorio para conocerlo mejor, pero sin duda no contó con que no sería la única.

—¿Qué haces aquí?— pregunto con ligero enfado, no penso verlo pronto así que no tenía palabras.

Como si hubiesen escuchado sus súplicas, llegó Mamoru que con el mismo tono, respondió— Ella pertenece aquí, donde de verdad la cuidaran.

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Habían pasado 7 años, desde la primera vez que llegó con Mamoru a su dormitorio, 8 desde que su mamá se fue; ahora tenia 14 años.

Se miró en el espejo y observó su figura aún no muy bien delineada, no tenía busto grande por lo contrario. Su cabello llegaba a la mitad de la espalda, a veces rebelde y otras controlado, negro y ondulado. Sus ojos color café oscuro heredados de su madre. Su tono de piel no era blanca ni pálida como la de sus compañeros, pero tampoco era morena como tal, estaba en el medio. Apiñonada o morena clara, ese era. Sin duda lo que más llamaba su atención era su lunar cerca de sus labios y mejilla derecha. Media 1.60

Al abrirse el gran portón podían ver como varios estudiantes de la otra clase trataban de acercarse a ellos, siendo detenidos por los guardianes.

Alejandra no entendía porque si ellos también tenian su atractivo casi igual que los vampiros, porque no los podían seguir a ellos. Tan exhorta estaba en sus pensamientos que sin darse cuenta tropezó.

—¿Estas bien Ale?—.pregunto preocupado, ayudándole a levantarse.

Eran muy rara la vez que ellos hablaban, y a la vez era extraño.

—Ale, ya vámonos que se nos hace tarde— gruño Mamoru. Sólo asintió y Dio las gracias a Kaname para seguir su camino.

Mamoru siempre se enojada al verlo cerca de ella ¿Porque? No quería que le hiciera daño una vez mas. ¿Cómo podía ignorarla para después buscarla?— sólo pensar en ello le hacía hervir la sangre.

Por otro lado la chica creía que quizás Kaname no podía ser tan malo, se habían distanciado, si y bastante, pero nunca a intentado lastimarla, ni nada parecido. De pequeña la salvó. Eso contaba. Por lo menos para ella.



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En el texto hay: vampiros, luna y sol, luna oscura

Editado: 08.11.2019

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