“Akane vivía en Tokio en el tiempo presente y era una vampira. Vivía en el último piso de un edificio de 54 pisos. Casi no tenía muebles, solo libros desparramados por doquier. La mayor parte del tiempo la pasaba leyendo novelas de romance y thrillers. Para alimentarse iba al hospital y robaba bolsas de sangre. Ella no era una asesina. Los vampiros que mordían humanos pertenecían a siglos anteriores. Ya se había pasado de moda o algunos lo consideraban inmoral. Era amiga de una mujer lobo llamada Tania pero vivía en Osaka. Rara vez se veían. Aquella noche la luna estaba rodeaba de un rojo color sangre y ello produjo una especie de hechizo en Akane haciendo correr por sus venas una especie de electricidad mágica. Tenía mucha sed. Se sentía insaciable. Así que saltó desde su ventana hasta las calles y empezó a perseguir a las personas que pasaban por allí. Se lanzaba sobre ellas y les rompía el cuello con sus dientes filosos. Luego desapareció en la oscuridad. Era la luna rubí que aparecía cada dos siglos. Esta luna manipulaba a los vampiros y los convertía en depredadores. Ya nada sería igual para Akane. La vida que había construido había terminado. No podía luchar contra sus instintos.”
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Editado: 08.05.2019