La música suena muy fuerte. Mis caderas se mueven al compás de la rítmica canción que resuena por los altos y grandes altavoces que decoran el lugar.
Baby, I'm sorry (I'm not sorry)
Baby, I'm sorry (I'm not sorry)
Being so bad got me feelin' so good
Showing you up like I knew that I would.
Baby, I'm sorry (I'm not sorry)
Baby, I'm sorry (I'm not sorry)
Feeling inspired 'cause the tables have turned.
Yeah, I'm on fire and I know that it burns.
Mi voz salía de mi garganta cantando una y otra vez la letra. Mis ojos se cerraban cada vez que daba un trago de la bebida alcohólica que se encontraba en el vaso de mi mano.
— ¡Es la mejor fiesta del mundo!— consigo escuchar a Lauren gritar por encima de la musica.
Sonrío mientras mi cuerpo se tambalea un poco, siendo producto del alcohol.
Admito haberme pasado con el alcohol, pero también admito estármelo pasando en grande.
Ésta es una de las fiesta más impresionante y descontroladas de todo Londres, y luego de haber cumplido todas la mayoría de edad, no podíamos perder la oportunidad de perdernosla. Se organiza a las afueras, por lo que la música puede sonar a todo volumen sin ningún problema.
— ¡Tías!— Eyder coge su barriga mientras ríe sin parar de bailar.— Estoy pedo.(borracha)— más risas.
Las cinco reímos como unas autenticas borrachas.
Luego de beber un poco más, mi cabeza da vueltas como una noria pidiendo ser detenida.
Parpadeo un par de veces intentando ver bien. Mis amigas no se encuentran a mi lado, así que intento buscarlas con la mirada. Al no encontrarlas entre todo el tumulto de gente, camino a la barra sentándome en unos de los bancos altos a causa de la gran fatiga que siento en estos momentos.
Quiero dormir.
— Hola. ¿Qué le pongo?— un hermoso rostro es lo único que consigo ver. Le sonrío al chico tras la larga barra.
Siento como si alguien hubiera movido mi cuerpo con fuerza, pero no con tanta ya que me encuentro en el mismo lugar.
— ¿Te encuentras bien?
Vuelvo a parpadear y aun así, mi vista sigue borrosa. Me llevo las manos a la cabeza y luego de dejarla ahí unos largos segundos, las paso a mis ojos removiendo un poco el maquillaje.
Necesito ir al cuarto de baño. Tengo una inmensa necesidad de expulsar todo lo ingerido de esta noche.
Empujo a la masa de gente que se encuentra en mi camino recibiendo gritos de desagrado.
Una vez llego al lugar, entro en uno que se encuentra vacío, y comienzo a vomitar haciendo muecas. Mi garganta pica.
Cuando acabo, salgo del pequeño cuadrado caminando de lado a lado hasta llegar al grifo, en donde coloco mis manos juntas para coger agua y llevarla a mi cara. No me importa como vaya a reaccionar el maquillaje ante tal acción.
Mis manos junto a todo mi cuerpo, tiemblan. Mis piernas se encuentran como si fuera la primera vez que fuera a andar y mi garganta sigue con ese saber amargo tan peculiar.
— ¿Zía?
Gigi viene hacia mí asustada, seguro, por el estado en el que me encuentro. Bufa colocando sus manos alrededor de mi cintura para poder llevarme fuera sin que pueda ocurrir algún accidente.
Me repetí una y otra vez a mi misma antes de venir, que debía controlarme para que luego no ocurriera esto, pero creo que la emoción de estar en esta fiesta pudo conmigo.
Ya me siento un poco mejor, pero mi cuerpo sigue echo una mierda. El temblor de mi cuerpo ha cesado tras sentarnos en uno de los grandes sofás de la fiesta.
Lauren, Eyder y Maggy no tardan en llegar a nosotras tras el mensaje amenazador que Gigi dejó en sus teléfonos.
— ¡Qué pasaaa!— Maggy alarga la última vocal mientras se sienta a mi lado.
La noche pasaba y yo seguía sentada en el rosado sofá. Las cuatro comenzaron a dar unas rondas de chupitos, mientras que yo solo me centraba en mirar a mi alrededor sin ningún interés.
Me siento cabreada conmigo misma por el hecho de haber actuado así. Odio emborracharme y lo que luego conlleva hacerlo, por lo que cada vez que íbamos a alguna fiesta, sólo bebía uno.
Las ganas de estar aquí ya se habían evaporado totalmente. Habían desaparecido y no creo que vuelvan a aparecer.
Hoy, se había convertido en una de las noches mas alegres de mi vida, para luego acabar con esa alegría pasando al enfado. Un enfado que al parecer, tardaría en desaparecer.