Tuve que aparecerme sin avisar y con un gran lobo detrás de mí. No le había puesto un nombre, hacerlo solo me complicaría lo que tenía que hacer en pocos días. Belén ya sabía que iría luego de que Alan saliera a trabajar. Necesitaba ver a Braham, aun en casa de los Lee porque seguía sin recuperar su fuerza por completo.
Trevor salía de la cocina con un plato en sus manos cuando me notó aparecer. Se sobresaltó, poniéndose a la defensiva por un instante antes de caer en cuenta de que era yo. Me reí un poco, deteniendo al lobo a mi lado para evitar que se fuera en contra de Trevor. Mi cuñado podía herirlo o matarlo con facilidad y yo necesitaba tenerlo con vida.
—Lo siento, ahora debo transportarme así porque nadie puede verme con un lobo detrás —me excusé, acariciando el pelaje un poco áspero del lobo.
—¿Por qué andas con un lobo? ¿Acaso no te basta con Alan? —Reí de nuevo.
—Es una larga historia. Subiré a ver a Braham, ¿dónde está Belén y Lotty?
—Charlotte no está y mi madre está arriba, si subes ya donde Braham quizá te la encuentres en el pasillo antes de que salga al hospital.
Asentí y me despedí con prisa. Cuando estaba subiendo las escaleras, me volví hacia Trevor.
—¿Alice está aquí? —pregunté, teniendo esa sospecha, la cual confirmó—. Dile que pasaré a saludarla antes de irme.
No esperé más respuesta que su asentimiento antes de subir. Así como había vaticinado Trevor, me encontré con Belén al entrar a la habitación. Ella me sonrió, parando su conversación con el ex vampiro sentado en la cama.
—Abril, que bonita mascota te conseguiste. —Por alguna razón me sentí sonrojar mientras una sonrisa avergonzada pendía de mis labios.
—No lo conseguí a propósito. Alan me llevó a que me relacionara un poco con alguna manada o algo, pero encontramos a este lobo y no dejó de seguirme… Todavía sigue haciéndolo, pero Hux aclaró que es por la magia de Serene… bueno, ahora mía. Al parecer, por ser tan vieja y haber sido traspasada por pocas generaciones, es fuerte para él la atracción hacia ella. Braham, te presento también a quien te dará su alma para que puedas recuperarte.
Mi amigo me miró escéptico.
—¿Me dará su alma? —La sonrisa en mis labios se perdió. Me acerqué a ellos, cautelosa.
—¿No lo sabes? Tendré que convertirte en un licántropo, Braham.
Se quedó en silencio antes de reírse.
—Justo le decía a Belén que es irónico todo esto que está pasando, ahora me dices que me convertirás en un licántropo, un ser que puede encontrar al amor de su vida y enlazarse a ella por la eternidad… Debes estar bromeando.
—Braham…
—No tiene sentido, gatita —me interrumpió. Suspiré, yendo hasta su lado y tomando su mano.
—Si lo dices por Faith, fue ella quien me dijo que debía convertirte, es algo que debe pasar, si todo sale bien y obtengo de nuevo el don de Serene de las almas… Para mañana está programado hacer lo de los guardianes, volverlos humanos. Si recupero el poder de Serene tendría que recuperar mis fuerzas para hacer lo tuyo, pero lo haríamos, así… quizás así podrías tener todo lo que deseas —susurré, sabiendo que me entendería a qué me refería con eso, a nuestra conversación de tiempo atrás, cuando admitía querer a alguien a su lado.
Los ojos grises de Braham se quedaron en los míos, serio y un tanto triste.
—Ella ya está con otra persona —susurró de vuelta.
—En el último tiempo he comprendido que el enlace no determina a quien debes amar. Pasa con Alan, con su nuevo vínculo y su amor por mí, puede pasar con Faith.
—Debo irme, llegaré tarde al hospital.
Belén se levantó, pero la seguí antes de que pudiese salir, disculpándome con Braham por un momento.
Detuve a mi cuñada en la puerta y le pedí salir un poco más al pasillo para alejarnos de Braham. Ella me cuestionó al estar solas.
—Mañana… quizá haya guardianes frágiles, si se convierten en humanos. Sé que ahora, sin los vampiros y con los licántropos concentrándose en sus vidas humanas, tienes pensado quedarte en el hospital a tiempo completo, pero quería preguntarte si podías estar pendiente y en la cabeza de los curanderos si algo llegase a suceder con los guardianes.
Ella me puso la mano sobre el hombro, apretando apenas un poco.
—Estaré lista si me necesitan. ¿Alan estará contigo mañana? —Hice una mueca. Lo había discutido apenas unos minutos atrás y habíamos llegado a la conclusión de que no lo necesitaba para convertir a los guardianes. Lo hubiera querido allí, pero tenía una reunión en representación de su padre en la constructora y no quería que siguiera ausentándose por mí. Se había puesto de mal humor cuando le dije que con Hux me bastaría, sus celos manifestándose.
Notaba que a Alan no le gustaba la idea de que pudiera necesitar la ayuda de alguien más que él o de su familia, pero debía de hacerse a la idea de que no siempre podía ser él quien me ayudase, además de que, creía, pronto no necesitaría tanta ayuda externa.
No se enojó, pero sí se fue un tanto disgustado a su reunión.
—No, estaré yo sola con Mag, Hem y Hux… Y el resto de los guardianes, claro. —Ella asintió, pensativa.
—Entonces estoy segura de que estará aquí esperándote. No te preocupes, puedes contar con mi apoyo, incluso para ti, porque siento que serás la que más necesitará de atención.
Suspiré. Sí, yo también tenía esa idea en mente, pero no quería pensar en ello. Cada que usaba la magia, incluso para ese portal con el lobo, me desgastaba mucho. No quería pensar en cuán mal me sentiría luego de hacer mi magia con los guardianes; no quería volver a desmayarme, en un mes ya lo había hecho más que en cualquier momento anterior de mi vida.
—Gracias —dije, volviendo a sonreírle de la mejor manera posible. Ella me devolvió la sonrisa.
—Vente con Alan cuando solucionen todo, nos tienen un poco abandonados —dijo, haciéndome reír mientras la veía retomar su camino. Yo, por mi parte, entré de nuevo a la habitación para seguir con Braham. Debía prevenirlo, decirle lo que podría pasar luego.
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Editado: 14.10.2021