Luz de estrella

Catorce

 

– Ven, es por aquí – dijo Jungkook guiándome por el lugar.

 

Había una repostería frente a nosotros. La repostería donde yo trabajaba no se comparaba con esta, ésta pastelería era de esas que yo siempre solía ver en los documentales de repostería donde entrevistaban a reposteros de todos los lugares y les preguntaban el secreto detrás de sus deliciosos postres, secretos que obviamente no compartían.

 

– ¿Porqué me trajiste aquí? – pregunté a Jungkook que estaba a mi lado, éste me sonrió con dulzura pero no respondió. Me tomó suavemente de la cintura y me hizo entrar al lugar.

 

El interior era más sorprendente que el interior. Habían focos que colgaban del techo dándole una buena iluminación al lugar, los asientos eran cómodos y habían cojines de color beige en cada asiento, la mesa no era ni grande ni pequeña, tenía una medida promedio, ésta tenía un jarrón de rosas blancas en medio y observando a mi alrededor pude notar que la mesa donde nos habíamos sentado era la única con rosas blancas.

 

Dejé de observar a mi alrededor para dirigir mi mirada hacia Jungkook, quién al notar mi mirada desvió la suya hacia la ventana. Antes de poder preguntar el porqué éramos los únicos con rosas blancas en la mesa; una persona llegó hacia nosotros y puso un pastel de fresas frente a mí.

 

– ¿Estás intentando comprarme con pastel de fresas? – pregunté una vez el chico que había dejado el pastel se marchó.

 

– No con pastel – respondió Jungkook en un susurro con una sonrisa divertida colgando de sus sonrosados labios.

 

Le di el primer bocado al pastel frente a mí, ignorando la respuesta de Jungkook. Tomé la cuchara frente a mí y me lo lleve a la boca después de haber pasado la cuchara en el pastel, degustando el dulce sabor a fresas que este poseía. Ahora entendía el porqué los grandes reposteros no revelaban su secreto, el sabor era más delicioso si mantenías la incógnita.

 

– Esta delicioso, podía comerme cientos en este momento – me dije a mí misma, ignorando por completo la presencia del chico a mi lado quien al escucharme levantó su mano hacia una de las meseras que pasaba cerca nuestro.

 

– Entonces compremos los cien – dijo y yo negué con pánico al ver que la chica a quien Jungkook había llamado; se acercaba a nuestra mesa.

 

– Era un decir, no lo decía en verdad – traté de explicar nerviosamente, a lo que lo escuché reír. Una cálida y suave risa había brotado de sus labios mientras fruncía su nariz divertido y sus ojos desaparecían de su rostro, provocando que una extraña calidez invadiera mi pecho al escuchar su melodiosa risa.

 

– Solo estaba bromeando –

 

Jungkook le había entregado su tarjeta de crédito a la chica, quien amablemente la recibió pasando la tarjeta por el datáfono que traía en sus manos. Yo aún seguía en shock por la “broma” que Jungkook había hecho y sin pensarlo, una carcajada se escapo de mis labios ante lo absurdo de la situación.

 

– ¿Qué clase de broma es esa? – pregunté entre risas; risas que al parecer también habían contagiado al Jeon que estaba a mi lado.

 

Una vez que las risas se detuvieron, nos dedicamos a comer el postre frente a nosotros, sin ninguna charla de por medio. Pero como era de esperarse, yo decidí romper el hielo entre nosotros, por más que lo intentara no podía mantener mis labios sellados, tenía que hablar si o sí.

 

– ¿Porqué solo nuestra mesa tiene flores? – pregunté suspicaz. Jungkook dejó de comer el pastel para prestar atención a lo que yo había preguntado.

 

– Porque yo las puse ahí – contestó sereno, sin prestarle demasiada importancia al asunto mientras se llevaba otra cucharada de pastel a la boca.

 

– ¿Y..cual es el objetivo de ello? – pregunté de nuevo, como si fuera una niña pequeña que apenas había comenzado a admirar el mundo.

 

– ¿No sabes porque las personas se regalan flores? – tragué saliva ante su pregunta mientras que él sonreía divertido – Son para enamorar a alguien.

 

Aunque no pudiera verme en un espejo, sabía que me encontraba sonrojada por sus palabras y el tono coqueto en el que lo había dicho. Jungkook seguía sonriendo al ver mi acalorado rostro y yo desvíe mi mirada de la suya, fingiendo que sus palabras no habían provocado ninguna reacción en mí.

 

– No vas a lograrlo con eso – dije fingiendo un tono molesto. Y por segunda vez en el día, pude escuchar el armonioso sonido de su risa.

 

– Entonces tengo que intentarlo con más insistencia –

No refuté nada, me quede sin habla una vez más ante su sinceridad. Jungkook estaba siendo más expresivo en estos días y eso me atormentaba, no estaba siendo el Jungkook frío de antes, ahora trataba con más insistencia el acercarme a mí con pequeños detalles, detalles que apenas había comenzando a notar.

 




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