Ágata empezó a despertarse lentamente y se dió cuenta de que estaba atada a una silla en un cuarto con un par de antorchas encendidas y dos puertas abiertas que parecían dar a pasillos, en frente de ella vió que estaban 3 hombres que estaban confrontando a otro de aspecto asustado.
-¿Que carajo hiciste ahora? Preguntó un hombre alto en el grupo.
-¡Catriel era de nuestros mejores hombres! Sollozo la persona a la que estaban encarando.
«Parece que estos hombres tienen emociones ¿Son nobles?», se preguntó Ágata.
-¡Te hemos dicho ya que si no actuamos con discreción nos matarán a todos!- continuó el alto.
Un hombre encapuchado que parecía un anciano llegó y le hizo una seña a los hombres, el grupo de 3 dejó el cuarto dejando solo al hombre que puso una cara de terror absoluto. El anciano le hizo una seña al hombre de que lo acompañara, parecía que este quiso refunfuñar pero a regañadientas lo siguió a paso tembloroso. Ágata notó el agotamiento y se desmayó de nuevo.
Al despertar escuchó unos pasos dirigiéndose hacia ella, eran 2 hombres que no había visto antes, la desataron de la silla y la llevaron a una sala en la que estaban personas en una especie de circulo sentados mientras que ella y los hombres se posicionaron en el centro, los hombres que la llevaban se apartaron y tres personas, dos hombres y una mujer se levantaron. La mujer comenzó a hablar:
-Desde que iniciamos las operaciones juramos ser misericordiosos con los sinners pero que uno de ellos esté entre nosotros es un peligro, no la podemos dejar libre ya que comprometería todo por lo que estamos trabajando. dirigió una mirada dura al hombre atemorizado que ella había visto antes y ahora parecía estar un poco mas calmado.
-Ya nos encargaremos de tí luego. Le dijo.
-Debido a esta situación creo que no tenemos mas alternativa mas que acabar con la vida de esta sinner . Concluyó la mujer.
El cuerpo de Ágata se estremecio y rápidamente intentó pensar en una alternativa para escapar.
-Procederemos con las votaciones. Sentenció
El grupo del circulo que eran aproximadamente unos 30 empezó a levantarse o en su defecto quedándose sentados, entre los sentados Ágata distinguió a el hombre al que antes habian amenazado, pero la gran mayoría de unos 25 se paró
La mujer pareció aliviada y siguió con su discurso:
Por mas que esta decisión me pese creo que la hemos tomado correctamente, la ejecución tomará lugar ahora mismo. La gente pareció sorprendida pero todos asintieron menos los que permanecieron sentados que miraban la decisión con una cara de disgusto. De uno de los pasillos llegaron los hombres que antes la habían llevado a esa sala, con una especie de hacha con los dos bordes afilados y en la punta tenía tallado un águila. Uno de los hombres la recostó y apoyo su cabeza en el suelo mientras otro apuntaba a su cabeza.
Ágata estaba desesperada y como último recurso intento pararlos
-¡Basta! Gritó y el sonido hizo eco en toda la sala
Las personas parecieron perplejas y el hombre del hacha apartó el arma de su cuello.
La mujer de antes, anonadada dijo:
Así que eres uno de los nuestros, chica...