Sofía no sabe exactamente cuánto tiempo ha pasado desde que está encerrada, pueden haber sido horas, días o incluso semanas, su noción del tiempo se ha perdido a medida que su sufrimiento aumenta. Se siente débil, no ha comido ni ha tomado nada desde que está en ese lugar, lo único que ha recibido por parte de Lukas han sido golpes, su piel está llena de heridas y hematomas, sus manos se mantienen sujetas por las esposas mágicas que cada vez le infringen mayor dolor y le escuecen la piel, aun así permanece firme ante el demonio y solo se permite llorar en la penumbra durante su soledad pero su tiempo se agota, no sabe cuánto más podrá soportar esta situación
La luz se enciende y como ya es costumbre, Lukas aparece con ella, baja las escaleras pero a diferencia de las otras ocasiones, hoy no está allí para maltratar a la chica, para sorpresa de esta, toma una silla y se sienta frente a ella dedicando su tiempo solo a observarla, después de un rato comienza un monólogo sobre porque ellos, los demonios, son superiores a todos los demás seres, incluso dentro de los mismos oscuros, no hay quienes lleguen a ser más fuertes, ágiles y poderosos que los demonios de raza pura como él.
–¿Sabes? Creo que me he comenzado a encariñar contigo, has sido un juguete muy divertido así que creo que te conservaré como mi mascota pero shhh no le cuentes a nadie, no es que se nos permita tener mascotas, en este sector no son muy amigables con los animalitos –dice riendo mientras se levanta de su silla y sale de la habitación dejándola nuevamente a oscuras.
Para sorpresa de Sofía, en los días posteriores no recibió maltratos por parte de su carcelero ya que en las últimas visitas del demonio, este se dedicó solo a hablar y ella solo a escuchar, principalmente por miedo a que si decía algo, él se enfadaría y comenzaría a golpearla nuevamente, así que prefirió permanecer callada ante su presencia.
–Te has comportado muy bien últimamente –expresa Lukas durante uno de sus monólogos– si sigues así, entonces yo comenzaré a portarme bien contigo, después de todo serás mi linda mascota y tengo que cuidarte –dice riendo mientras se retira de la habitación para volver unos minutos después con una botella de agua en la mano– toma –ordena lanzándole la botella, la cual Sofía recoge para tomar de ella de manera desesperada al tiempo que escucha al demonio reír de placer, sabe que la tiene dominada– sé una buena niña y pórtate bien mientras no estoy –se burla entre risas mientras sale de la habitación esta vez para desaparecer como acostumbra a hacerlo
Tras varios monólogos por parte del oscuro, Sofía comienza a sospechar que de alguna manera su secuestrador se siente solo, es un extraño pensamiento al considerar que es un demonio y que ellos no acostumbran a convivir con nadie más porque como él mismo lo ha dicho tantas veces, son “superiores” a todos o al menos eso es lo que ellos creen. El silencio de la chica durante cada aparición de Lukas le ha permitido escuchar atentamente lo que tiene que decir y sus palabras le han dado la sensación de que él solo busca desahogar sus penas, quizás sea verdad eso de que es diferente a los demás de su raza pero no porque sea mejor como él afirma sino porque sus ojos reflejan ciertas dudas, miedos y preocupaciones que sus palabras ocultan y que está segura nadie más de su especie comparte, quizás no sea tan malo después de todo y solo muestra la imagen que siente que todos quieren ver, la que su sociedad le obliga a tener, quizás las cosas no sean como parecen.
La escena se repite incontable veces, Lukas aparece por la puerta, baja las escaleras, toma una silla y se sienta a hablar durante largo rato, unas veces elogiándose así mismo, otras menospreciando a los seres de luz pero en la mayoría de las veces simplemente contando lo que estuvo haciendo desde su última visita, como si necesitara que alguien lo escuchara, como si necesitara con quien compartir su día. La situación era extraña para la elfa quien había comenzado a sentir pena por él, le parecía que era un ser atrapado en un mundo al que no pertenecía pero era lo malo de vivir en Caph, debías ser bueno o malo porque si existía algún punto medio en ti, no encajarías en ningún lado y Sofía sospechaba que era el caso de él y con cada visita estaba más segura de ello.
–Gracias –respondió la chica un día al recibir un plato de sopa que su captor le entregaba, este no contestó.
La relación entre ambos había cambiado, quizás Lukas si la viese como su mascota pero no parecía algo malo después de todo, con el tiempo había comenzado a cuidar de ella, a pesar de que aún permanecía encerrada y amarrada y la mayor parte del tiempo se encontraba sola y a oscuras, ya no había recibido más golpes e incluso muchas de sus heridas habían comenzado a sanar y ahora que el demonio bajaba con comida y agua para ella estaba comenzando a recuperar sus fuerzas, ya no sentía miedo de su presencia e incluso había cruzado unas cuantas palabras con él
–No eres como los demás –se sinceró un día arrepintiéndose al instante, no podía evitar decir las cosas que pasaban por su mente sin importar cuantos problemas le había ocasionado esto
El demonio permaneció en silencio largo rato observándola, Sofía no sabía por qué y tenía miedo de decir algo más así que también permaneció en silencio aguardando por una reacción de su contraparte.
–Tienes razón –respondió finalmente– no soy como los demás…quizás si lo fuese, todo sería más sencillo –expresa para luego salir de la habitación dejando a Sofía sola con sus pensamientos.
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Editado: 26.07.2023