Luzbell

Capítulo XXII.

—Sí, eso me pareció ¿Y están saliendo?— Preguntó Sandra mirándola con una ceja levantada— Parecen muy unidos, al menos.

—E-es complicado— Irene no sabía que decirles. Parecían pareja, si, a simple vista pero Leticia era una persona insegura hasta en sus relaciones y Gabino tenía un problema con su propia autoestima.

— ¿Qué tanto?—  Preguntó Alejandro con cierta curiosidad.

—La verdad es que no creo que sea correcto que se los cuente— Dijo Irene mirándolos con cierta vergüenza— La pregunta es ¿De dónde los conocen? Pacerían estar haciendo algo importante.

—No le tomes importancia— Le dijo José con despreocupación— Fue solo suerte que nos hayamos topado. Ni sus nombres preguntamos.

Irene tampoco podía decir con certeza si vio algo.

Gabino jalo a Leticia con suavidad, y esta última simplemente se dejó arrastrar.

—Lo siento— Se disculpó Gabino, deteniéndose cerca del edificio de ciencias. Miro a otros lados y soltó un suspiro cansado. Él era consciente de que era la única forma de salvarse.

—Ya puedes soltarme­— Le dijo Leticia finalmente, pero sin apartar la mano en ningún  momento.

—Si— Le dijo Gabino soltándola finalmente con nerviosismo.

El silencio se hizo bastante pesado entre ellos.

—Supongo que lo mejor sería irme— Leticia hizo una mueca casi imperceptible mientras comenzaba a caminar. Gabino la siguió de cerca, ellos iban en la misma dirección, al fin y al cabo.

—Debemos hacer algo con los espejos—­ Le dijo Leticia finamente mirando a Gabino— Siento que es incómodo para ambos.

Gabino quería decir que no. A él no le incomodaba caminar a su lado, aunque sea de esa forma. De hecho casi podía ser la única forma en que podría estar con ella. El aroma que desprendía era tan familiar que incluso caminar a su lado era bueno para él.

Leticia pensó en como desde el principio había encajado con Gabino Luna, pese a ser mucho mayor de edad, era un chico que lo escuchaba y la hacía sentir segura, además, no podía descartar que sentía algo por él pero no podía solo decírselo pues algo se lo impedía.

La noche llego finalmente y Gabino miraba el espejo con curiosidad. Sus ojos rojos y aquella sonrisa lo hacían sentir incomodo pero no podía dejar de verlo, incluso cuando no decía nada.

—Eres un animal— Dijo el Gabino del espejo mientras ampliaba más su sonrisa— Pero eres consciente de ello ¿No? Actúas duro para con las personas pero eres alguien que no ha hecho más que actuar como un niño. Y no solo eso, actuar como un niño mimado frente a otra niña mimada.

Gabino no dijo más. Él pensaba que escuchando podría comprender y cambiar.

El cerró sus ojos finalmente dispuesto a entrar en la pesadilla.

Caminaba por la escuela, todo parecía normal, incluso las personas que pasaban por ahí dispuestos a ir a su salón o a algún taller. A su lado estaba Leticia Riveros mirando hacia algún lado.

—Bonita ¿Verdad?— Preguntó ella sin mirarlo.

—No tanto como tú— Dijo Gabino con una sonrisa, mirándola a ella directamente.

— ¿No te das asco?— Leticia se detuvo finalmente sin mirarlo, pero esbozado una mueca de asco— Nunca vas a llegar a nada, yo tengo novio y tú sigues aquí, buscando algo de mí, desesperadamente como un niño que quiere atención.  

—Eres como yo, también quieres atención de mi parte— Dijo Gabino con su vista fija en ella— No finjas que no hemos hecho nada en mi casa…

—Una simple herramienta para mi entretenimiento y mi falta de atención— Dijo la chica, entonces se giró para verlo. Sus ojos ya eran cuencas vacías y sus dientes habían desaparecido para dejar ver un enorme agujero negro por boca.

Gabino se alejó del monstruo rápidamente.

—Eres una herramienta de mis placeres— Dijo de nuevo Leticia, no había cambios en su cuerpo, solo en su rostro que parecía deformarse más alrededor de su boca— No serás más pero siempre puedes ser menos.

—No creo que eso sea verdad— Él pensaba que realmente hablaba con Leticia. Que realmente sus espejos estaban conectados— Tu mejor que nadie sabes que esas son puras mentiras.

—No te engañes, te desechare cuando termine— Dijo Leticia nuevamente acercándose a Gabino, este rápidamente retrocedió— No eres más que un placer necesario para mi mientras lo real me espera.



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En el texto hay: libertad, magia, espejos

Editado: 25.09.2020

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