Mao, el robusto y barbudo rey rojo, de piel rojiza y arrugada, de enorme estatura, de ojos rojos y sonrisa perfecta, caminaba con prisa por los pasillos del templo rojo de elipsium, una enorme estructura antigua ubicada en el risco de la montaña rosa, la montaña más grande de elipsium, la única donde los robleis, los grandes y hermosos arboles de hojas rosadas, semejantes a los cerezos japoneses nacían y morían.
El rey rojo, quien por fin había alcanzado su cometido, abrió la puerta de la cámara de los sabios con sus dos manos y procedió a entrar. Una vez dentro, Mao detallo las tres enormes sillas que rodeaban el círculo central de la sala de reuniones, aún estaban vacías, pero una vez que el procediera a encender el fuego rojo de la fogata central, estas serían ocupadas por los tres antiguos reyes elipsios, los cuales eran considerados los más sabios de los sabios del planeta, según las leyendas, aunque para Mao esto era incierto.
Mao comenzó con el ritual como era costumbre, primero cerro las puertas detrás de él, luego medito en el centro durante diez minutos enteros, cantando las oraciones de los poemas escritos por el Elipsio antes de su muerte, al finalizar tomo la pintura roja ritual y se dibujó los símbolos de la religión del nido de sangre, la religión predominante del planeta por todo su cuerpo. Cuando por fin estaba listo, tomo la antorcha metálica ceremonial y la encendió haciendo uso de su siempre fiel pistola de fuego, una vez el salvaje fuego rojo estaba encendido, tiro la antorcha en el centro de la fogata, esta, absorbió el fuego y se mantuvo quieta por unos segundos, luego y en un estallido, tres llamaradas enormes se depositaron en cada silla, estas, lentamente tomaron las formas de los tres antiguos reyes.
-Han pasado cinco años planetarios desde que viniste a nuestro encuentro Mao, o señor de Elipsium, ¿a qué debemos el honor?- dijo la flama del medio, la perteneciente al rey más longevo y abuelo de Mao.
-O grandes reyes de Elipsium, he venido a pedir su aprobación para emprender la mayor cruzada que nuestro pueblo debe vivir- las voces de los reyes que conversaban callaron por unos segundos- la guerra- salto adivinando la llamarada de la derecha, la perteneciente a la reina ruby, la segunda reina de elipsium.
-Sí, grandes reyes, nuestro pueblo vive una gran amenaza en estos momentos, los azules quienes siempre fueron los segundos, ahora piensan que pueden dominarlo todo, por eso han reunido un ejército semejante al nuestro y están a la espera del ataque, el cual será justo después del próximo festival ligther-
-Tu seguridad de que estallara una guerra es aterradora, Mao- hablo la voz de la izquierda, perteneciente al rey escarlata, el fundador de la guardia escarlata y el llamado rey más próspero de Elipsium- ¿pero se puede saber cómo ha llegado nuestra Galaxia a tan fatídico desenvolvimiento?
Mao quien hasta el momento había estado inclinado en reverencia se puso de pie, y dirigió sus ojos hacia el escarlata- temo decir, que la paz alcanzada por usted mi “prospero antecesor” nos ha debilitado, el tratado galáctico no ha hecho más que enriquecer a nuestros competidores de color, les ha dado tiempo y oportunidad de crecer y ahora buscan tomar nuestro lugar-
-Las insolencia no son toleradas en este sagrado salón Mao- el rey nada sorprendido con la respuesta, frunció el ceño y giro hacia su abuelo- no es una insolencia cuando se dice la verdad, querido rey longevo-
-Callaras y escucharas, como has venido a hacer, oh rey de Elipsium- dijo el rey longevo en un tono poco amigable, Mao bajo la cabeza en reverencia como respuesta- la paz siempre es frágil, por eso existe la guerra desde que nació el universo, no hay culpables de eso en la sala-
Mao no respondió, se limitó a seguir oyendo- tus intenciones son claras, quieres iniciar la guerra antes de que los azules tomen la delantera- Mao asintió- bien, entonces nuestro trabajo es sencillo, votemos- expreso el rey longevo.
Los tres reyes empezando en orden de regencia dibujaron con sus llamas la palabra “Si”, ya que esta era la manera en que los elipsios votaban con fuego rojo, como les había enseñado su dios, Mao sonrió por lo bajo ante tal respuesta.
-La decisión está tomada, la galaxia roja ira a la guerra- exclamo con orgullo y un deje de preocupación el rey longevo- es obvio lo grave que esta el universo, puedo sentirlo junto a los otros reyes, hay inestabilidad por doquier, ansias de lucha y sangre recorren el flujo del universo, muchas cosas están ocurriendo a la vez, muchas historias están comenzando a labrarse mientras hablamos-
-Así es mi rey, son tiempos oscuros los que vivimos, es por eso que quiero pedir la aprobación a una cosa más- la reina ruby y el rey longevo callaron, fue el escarlata quien hablo- quieres usar el arma prohibida, oh Mao rey de elipsium-
El joven rey de mil quinientos años de antigüedad no respondió enseguida, tardo unos segundos en volver a levantar la cabeza hacia el escarlata- sí, quiero la aprobación para usar el arma final, la punta de sangre-
Un silencio sepulcral se apodero del momento, sin embargo y casi inmediatamente, este fue interrumpido por tres llamaradas con la palabra “no” escritas en ellas- ¿Por qué?- alzo la vos Mao por primera vez desde que la reunión había comenzado- ¡que nos detiene de exterminar a nuestros enemigos!, ¡que nos detiene de eliminar la amenaza contra nuestra existencia!
-Nosotros- respondió el rey escarlata burlón- el universo- exclamo el rey longevo antes de que Mao pudiera articular otra queja- esa arma es nuestro pecado más grande, nunca debimos haberla creado, nosotros alteramos el curso de la historia del universo, un hecho imperdonable, miles de vidas se han perdido por nuestra culpa, habrá guerra, pero solo para defendernos, no exterminaremos más razas- finalizo tajante el rey.
Mao impotente ante el veredicto y a sabiendas de que de no cumplir con su mandato, no le darían el tatuaje rojo con el que se podía activar el protocolo de guerra, termino por asentir.