Madelyn

10 DE AGOSTO

La noticia estaba por todos lados.

Emma la escuchó en televisor del supermercado.

Un hombre fue abatido la noche anterior al intentar secuestrar a una recién nacida del hospital central de Bahía Coral. Según los testigos, Marcial Martínez, haciéndose pasar por médico, logró sedar a una paciente y sacar a su bebé de las instalaciones. Sin embargo, cuando uno de los familiares de la paciente dio la alarma, los vigilantes lograron capturarlo en el área del estacionamiento y le quitaron a la niña. En ese instante, el secuestrador quiso darse a la fuga nuevamente, pero un policía que venía llegando le disparó por la espalda, causándole la muerte de forma instantánea. Martínez no tenía antecedentes penales, pero se sospecha que tenía un vínculo con el narcotráfico. La policía ha declarado que no descarta la idea de que este caso y el de Santo Tomás tengan relación.

De la impresión, se le resbaló la bolsa de tomates de la mano. La recogió, y mientras lo hacía, pensó en Jenny. En lo que aquella mujer, movida por su deseo obsesivo de ser madre, estaba tratando de hacer.

Cuando salió de aquel lugar, Liam venía entrando.

—Emma. —No respondió—. Estás pálida. ¿Pasa algo?

—Yo… eh, no lo sé.

—¿Cómo que no lo sabes? —cuestionó él.

—¿Viste la noticia del robo del bebé?

—Sí, en la mañana —repuso—. Conocía al hombre que mataron. Fue quien metió a Paty en el mundo de las drogas.

—Vaya. —Emma elevó las cejas y susurró—: Pues yo conozco a la mujer que mandó a secuestrar a ese bebé.

—¿Qué? ¿De qué hablas?

Ella miró hacia los lados comprobando que nadie la escuchara.

—Mi vecina —le confesó—. Ella mandó a robar a la niña.

—¿Tu vecina? —repitió Liam, aun incrédulo.

—Sí, Jenny Silver. La esposa del periodista.

—Pero… ¿cómo sabes que fue ella?

Emma tragó grueso y volvió a mirar a su alrededor.

—Es que no lo sé con certeza, solo lo presiento —murmuró con un hilo de voz—. Sé que te dije que no quería volver a verte, Liam, pero necesito contarte algo, algo que me está atormentando desde hace unos días… ¿Puedes venir hoy a casa?

—Claro —asintió, dejando ver en su semblante la preocupación—. Allí estaré.

 

*****

 

Liam se colocó unos jean, su abrigo de cuero y agarró las llaves de su motocicleta. Cuando salió al exterior, divisó a su hermana sentada en la acera, con la mirada fija en algún punto invisible de la calle y de brazos cruzados.

—¿Cómo te sientes? —le preguntó, sentándose a la par de ella.

No la veía desde la mañana cuando ambos habían escuchado la noticia en la radio, y a Patricia le había dado por echarse a llorar.

—Estoy bien —repuso ella—. Es solo que no puedo evitar sentir su muerte. Aunque tú no lo comprendas, lo consideraba un amigo… ¿Sabes, Liam? Esa noche en que Marcial te amenazó, vi a una mujer. Marcial me dijo que ella le había propuesto robarse a un recién nacido.

—¿Una mujer? —la voz le tembló, recordando aquello que le había confesado Emma—. ¿Viste su rostro?

—No, pero tenía el cabello largo y negro. Con corte recto.

—¿Qué más, Paty?

—Era alta. Bastante. ¿Por qué?

—Curiosidad —respondió—. No le digas esto a más nadie, la policía podría querer interrogarte.

—Ni lo digas —exclamó, persignándose—. ¿Y tú a dónde vas tan oloroso?

Liam se sonrojó.

—A ver a Emma.

Paty suspiró.

—Qué suerte tiene ella, ya quisiera yo encontrarme a un chico como tú. Me tocan puros buenos para nada.

—Ya encontrarás alguien que te merezca —la alentó su hermano—. Ahora me gustaría que regresaras a estudiar. Tienes que sacar al menos el bachillerato.

—Ay, no —bufó haciendo un mohín con los labios—. Es que yo no soy buena para eso del estudio. Mejor me consigo un trabajo. En el supermercado están buscando cajeras.

—Trabaja si quieres, pero en lo que comience el nuevo año escolar quiero verte estudiando, ¿sí?

—Liam, es que…

—Por favor…

—Bien —dijo, dándose por vencida—, pero no te aseguro nada. No quiero que después me estés regañando porque se me quedaron las materias, te lo advierto.

—Tranquila, yo te ayudo —agregó, incorporándose—. Nos vemos más tarde.

—Okey, Romeo.

Liam sonrió, se puso el casco, y mientras iba rumbo a casa de Emma, pensó en Jenny Silver.

¿Sería esa la mujer que vio Patricia?

 

*****

 

Emma se sentó frente a él y le habló de su vecina. De lo que había visto y de lo sospechaba. Liam la escuchó en silencio, levantando de vez en cuando sus espesas cejas y asintiendo con la cabeza.



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En el texto hay: mentiras, intriga, amor

Editado: 02.03.2021

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