David siempre tenia manzanas para todos y por eso, muchos lo querían. Bueno, no solo tenía manzanas, sino también bananos, peras, mangos y cuantas golosinas se han conocido. A mí me caía bien. no tanto por las manzanas, sino por su marcado interés por la ciencia. Juntos compartíamos experimentos en clase y realizábamos hermosas simulaciones en cinco dimensiones, que enviábamos cada semana a la Escuela Internacional Humana, vía los amplificadores de señal de la Estación Espacial, al segundo enclave de humanos en marte. Allí se encontraba nuestra escuela, junto con la recién entidad creada para el entendimiento y la paz entre humanos y extraterrestres, el Centro de Reinterpretación del Conocimiento Universal.
Yo había visto solo una vez al Señor Perilla, el padre de David, la mañana antes de partir para la estación de extracción de metales del valle de la luna. Allí trabajaba junto con un grupo de investigadores Alpha centauri, en un nuevo material que revolucionaria la extracción de energía del sol. De allí, el hombre le teletransportaba a su hijo, semanalmente, una provisión quincenal de materiales entre los que se incluían alimentos, rocas extrañas, muestras bacterianas y muchas cosas más, siempre con la condición que no mencionara de donde las sacaba.
La siguiente clase, la señorita Webster nos habló de la gravedad. Primero, la gravedad de aprovecharse de la ingenuidad de los seres que, apenas, si están conociendo nuestra manera científica de interpretar el universo. Segundo, nos habló de la fuerza que atrae hacia su centro a los objetos de menor masa. Nos enseño que lo que mide una báscula de un tendero no son kilogramos-masa, sino kilogramos-fuerza o kilopondios, ya que esta medida se hace en función de la gravedad: “la misma masa pesa diferente, a medida que cambiamos el lugar donde pesamos. Por ejemplo, en la luna, el mismo peso representa seis veces más cantidad de fruta que en un supermercado en la tierra”.
Yo, por mi parte, continué disfrutando de las golosinas de mi amigo, por un tiempo más.
Zurdo, David. Mitos y curiosidades de la ciencia. Autores científico-técnicos y académicos (ACTA).