Capítulo 3: "El callejón diagon y ¿Curioso?"
En el camino rumbo al callejón diagon la joven le había pedido al azabache contarle acerca del mundo muggle y sobre cómo había sido su vida en los últimos años, aunque no le fue difícil notar que evitaba mencionar cosas y que evadía los temas decidió no presionarlo y esperar a que quisiera hablar.
— ¿Aquí encontraremos lo que necesitamos? — pregunto Harry un poco confundido cuando llegaron a Londres.
— Si sabes a donde ir – aclaro Hagrid a la vez que entraba al caldero chorreante.
Durante la infancia de Maggie había aprendido que ser nieta del gran Albus Dumbledore tenía sus ventajas y desventajas.
Algo que solía molestarle era la cantidad de personas que llegaban a reconocerla o hablar acerca de ella pero esto por primera vez no ocurrio al haber entrado al caldero chorreante al lado del mismísimo Harry Potter y tenia que admitir que ser ignorada se sentia genial.
— Oh pero si es p-po-potter – «Ay no este imbécil que hace aquí» pensó Maggie molesta.
Tal vez nadie pudiese entender el desprecio que sentía Maggie hacia Quirrel, en Hogwarts todos los profesores formaron su familia pero como el puesto de DCLAO siempre se cambiaba al final de cada año nunca llegó a simpatizar con alguno de los maestros y mucho menos con "el tartamudo" Quirrel, como solía llamarle, aún cuando el llevaba más tiempo en el castillo nunca simpatizaron demasiado.
Luego de la intervención de Quirrel y más de sus reclamos mentales finalmente se dirigieron a la parte trasera, Harry parecia no entender por completo lo que pasaba o lo que decían aunque estaba segura de que le encantaría tan pronto lo descubra.
Después de que Hagrid les diera acceso, ambos se emocionaron de inmediato, si bien es cierto que Maggie ya había estado en el callejón diagon está ocasión era diferente y especial, finalmente estaba ahí para comprar lo necesario para estudiar de forma oficial en el colegio, por lo que simplemente esa vez era la que más esperaba.
— Siganme – ordeno – iremos primero a Gringotts. Ya después seguiremos con lo demás.
— ¿Que es eso Hagrid? – pregunto un desconcertado Harry.
— Eso, es Gringotts – señaló el alto y blanco edificio – es el banco de los magos y el lugar mas seguro del mundo mágico... Excepto tal vez Hogwarts.
«Si, claro» pensó Maggie recordando todo lo que habia leído y lo que había escuchado sobre el colegio.
Al entrar no pudo evitar reír al ver el asombro en los ojos del pequeño azabache y realmente no era para menos, aún cuando se llevan años en este ambiente sigue siendo raro ver a tantos duendes.
Hagrid los apresuro y se acercó a la mesa principal, trato de llamar la atención del duende gruñón y cuando finalmente lo logro procedió a darle las llaves de ambos niños y un sobre que despertó la curiosidad de la castaña.
— Dumbledore me envía para recoger el... – bajo la voz – ya-sabes-que.
Luego de eso y de una mirada rencorosa de parte del duende los guió hasta las cámaras, aunque por separado. Maggie fue a la cámara que su abuelo abrió por ella, no reparó demasiado en las numerosas monedas y se limitó a tomar una cantidad justa en sus bolsillos, una vez lista volvió al carro para toparse con sus amigos a mitad de camino.
Una vez fuera la pequeña se alejó de ellos con la excusa de necesitar un breve descanso, sin mayor problema Hagrid le pidió que se cuide más no la retuvo. A sabiendas de que ya no la veían se encaminó a una tienda que muchos sólo visitaban para comprar ingredientes de pociones, sin tener idea de lo mucho que el puesto ocultaba.
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«- Compraré tus libros y de paso tomaré un poco de aire mientras te pruebas la túnica, regresó pronto»
Eso fue lo que Hagrid le dijo a Harry unos minutos atrás que ahora le parecían lejanos gracias a la incómoda conversación en la que se vio envuelto con un chico pálido y en extremo rubio, le parecía un poco anti-natural.
— ...y más tarde arrastrará a mis padres a la tienda de Quidditch para que me compren una escoba de carreras.
— Eso suena bien – respondió de forma vaga y desinteresada.
— ¡Ya viste eso! – señalo el chico – ¡Que grande!
Al darse vuelta distinguió a su nuevo amigo el guardián de Hogwarts.
— Ah si, es Hagrid, trabaja en Hogwarts
— Si, escuché sobre ese grandulon. Dicen que es un salvaje
— Pues el es mi amigo.
Parecía que el joven tenía más por decir pero la regordeta bruja le señaló a Harry su túnica ya lista por lo que sin mayor problema salió del local para toparse con Hagrid y más adelante con Maggie que parecía distraída y agitada, el lo atribuyó a que seguramente los busco mientras corría por el callejón.
— Hola chicos! – saludó mientras alisaba su cabello con las manos – lamentó la tardanza.
Editado: 06.11.2019