Capitulo 11

Las causas de un amor pueden hacer que las personas comentan locuras, como subir por la insegura hiedra para colarse a un balcón, como recorrer distancias para encontrarse con alguien, escapar de casa, violar la seguridad de los guardias, pensar en cómo acercarte a una persona que no pudiera estar interesada lo mas mínimo en la otra persona, esperar a alguien en un parque. Imprimir un libro con una máquina que trajeron de otra país llamada PC. Muchas cosas más que serían incalculables al nombrarlas. Él estaba enamorado de mí, a leguas se podía notar. El peor de los casos es que él también me gustaba un poco. Tenía ojos lindos buen cuerpo y una voz ronca que enloquecería a cualquiera. Pero me daba algo de dudas llamarlo, esa osadía no era propio de mi carácter además si descubrían que estaba simpatizando con un chico los guardias me caerían encima. No debía ser prudente mantener mi orgullo y libertad, por ahora no le podía llamar, hare que su interés crezca por mí de a poco, para comprobar aquello que quiero ver. Y el libro de la biblioteca me va a ayudar a comprobarlo. La única forma de comprobar que el chico sentía atracción por mi seria comprobándolo con el tiempo, aunque me daba mucha emoción pensar que un chico así se fijara en mí, por mi pecho recorría una clase de puntada que hacía más emocionante su estadía conmigo. Pero a pesar de que la noche contaba con doce horas bien largas, también empecé a sentir los ojos pesados y sin mucho vacile fui a la cama directa como una bala de fusil y me metí en las sabanas, cerré los ojos y no fue tarea difícil quedarme dormida. Al día siguiente me levante de la misma manera que siempre, hoy me alegraba más, casi podía caminar por completo, la medicina recetada por el doctor y las pociones estaban dando el mejor de los efectos. Una sonrisa se forjo en mi cara, y para ser sincera desde aquel día de la redada no había mostrado tanta alegría. Baje con la silla para la cocina, como pude cocine desde la pequeña silla, como un buen desayuno puesto que no volvería para el almuerzo, hoy debía ir al parque otra vez. Tenía que ver a Héctor. Después de comer me di un largo baño, el agua estaba caliente, aunque nunca me daba ese lujo ya que consumía muchas piedras mágicas, pero hoy no me importaba, me relajaría tanto como pudiera. Después de que salí del baño busque la ropa en mi armario, hoy quería vestir de amarillo, ese color me gustaba, así que busque mi blusa amarilla, siempre consideraba que traía suerte, lastimosamente después descubrí que no beneficia nada. Busque un pantalón de color negro, justamente me quedaba apretado, más en la entre pierna, y unas sandalias completamente destapadas, con el detalle de una flor en el centro de ella. Perfecta era la palabra para describir como estaba. Me maquille un poco más que la última vez. Ahora un labial y algunos brillos. La blusa estaba escotada, al principio me dio algo de pena, dejaba descubierta la mitad de mi pecho. Me iba a ruborizar cuando el estuviera cerca. Nunca me había arreglado para nadie, ni mis amigas me habían dicho como hacerlo tampoco. Pero estaba segura que estaba bien cómo iba preparada, me preocupaba que la gente lo notara mucho, iba muy arreglada para solo ir a un parque a leer, justamente cuando el día anterior solo había ido con un suéter viejo lleno de pelusa y polvo, y ahora lleno como una chica de preparatoria a casa de su novio. Sin más remedio que tomar aquel gran riesgo Salí de la casa, por la puerta de atrás para no llamar la atención y llegue a la calle, despues baje rápidamente a la zona residencial hasta que entre al parque, para mi suerte nadie estaba afuera de su casa. Ni muchos menos un guarida merodeando, pero pase por la calle con el corazón latiendo a mil por hora y casi saliéndose de si cuenca. Lo peor de los casos era que me atraparan con él, pensé en una excusa para escaquearme de algún problema. Si un guardia o centurión de los de las brigadas menores me preguntaba por que iba tan arreglada y maquillada. Diría que solo era para verme bien, ya saben una chica debe arreglarse para sí misma no hay que tener la necesidad de tener alguien para arreglarse. Fui al mismo árbol de ayer cuando llegue al parque.me puse debajo del árbol de cerezo, la luz era perfecta y no pasaba mucho sol, como siempre las ardillas y las palomas eran las mascotas del parque, la fría era fría pero daba algo de gusto. Haba traído conmigo dos libros, Noches de Luna llena Y Que es el amor. Para matar el rato mientras el pasaba a trabajar en el turno de la tarde en la biblioteca. Empecé a leer en el segundo capítulo de Noches de luna llena.