08 Junio por la noche.
No imaginaba por qué alguien tuvo la gran idea de construir una casona en el filo de un acantilado hasta que encontré una fotografía tan antigua quizás como mi bisabuelo. Antes la propiedad se extendía más allá, por lo que lo se puede concluir que hubo un derrumbe. Pero me estoy adelantando a los hechos.
La terraza este quedaba prácticamente en el voladero, la vista amplia del mar es perfecta desde allí. La noche anterior durante lo que bien pudo haber sido un huracán categoría cinco habría jurado seguir los pasos de alguien, debo decir que lo encontré de cierta manera, parado en medio de la catástrofe como si nada. Mi error fue haberme preocupado por un extraño y arriesgar mi seguridad por ello. Entre los rayos desapareció y creí que había caído, pero en cambio se encontraba detrás de mí. No voy a dar explicaciones cuando no las tengo.
Hoy al ocultarse el sol, habiendo todavía suficiente luz a pesar de las nubes subí de nuevo. Las palabras de aquel chico rozaron mis oídos a mis espaldas con más claridad que la vez pasada haciéndome estremecer. Y si ayer pude haber pensado que se trataba de algún vagabundo, rufián o simplemente algún ladrón buscando algo que vender por unas monedas o un chico haciendo vandalismo como en los barrios bajos de la otra ciudad; hoy encontré a un homicida de ojos de ángel y sonrisa de demonio. El hombre de ayer era un muchacho de veintialgo con una chaqueta de aviador y una gorra de la SS.
De haberlo visto bien jamás me hubiese aventurado a salir y en definitiva no hubiera vuelto. Quedé paralizada de solo verlo, podía sentir el terror corriendo por mis venas. Al ver que no decía nada sonrió y comenzó a reír, una risa cruel de psicópata que me hizo retroceder y caer. Era como ver al demonio en persona. Me arrastre por el piso intentando alejarme y reía aún más alto. Cuando conseguí levantarme ya había desaparecido.
¿Que hacía un piloto nazi en aquel lugar tan alejado del mundo? Me refiero a que literalmente, no aparece en los mapas, tampoco las ciudades vecinas. Las carreteras tampoco aparecen en los mapas viales. Papá asegura que estamos fuera del país y que cruzamos por rutas que estaban escondidas. Lo escuché hablar con mamá cuando creía que todos dormían. Cruzamos largos caminos de terracería antes de llegar a la carretera que daba a este lugar. Papá también solía susurrarle a mamá cuando cruzábamos alguna línea. No sé a qué se refería pero cruzamos alrededor de trece líneas. Y de acuerdo a los susurros que mantuvo con mi abuela en una parada ni siquiera él sabía donde nos encontrábamos o a dónde nos dirigiamos y que solo seguía indicaciones vagas de alguien sobre cómo llegar aquí.
Fue algo demasiado vívido, algo que difícilmente puede pasar como una jugada de la imaginación, pero que tampoco podía ser otra cosa. Después de recobrar el aliento simplemente me levanté y fingí que no pasó nada. Siempre funciona.
Pensé, si la causa de mis nuevos episodios era la casa, si la conocía y veía lo normal que era me acostumbraría y mis pesadillas terminarían. Así que quizás mañana me explore la casa, por ahora llevo la mayor parte de el primer piso y la mitad de la planta baja, quizás no sea tan grande como para llamarse mansión, pero hasta ahora sus pisos son laberínticos, con habitaciones, salas y estancias de distintos tamaños, la mayoría no son muy grandes, algunos espacios son tan pequeños como almacenes o cubículos de oficina cada espacio cuenta con al menos dos puertas, algunas cuentan con cuatro, y algunas puertas solo conducen a pasillos.
Lo que más me llamó la atención fueron las rejas dentro de las casas, había visto casas que las tenían como refuerzo en las puertas delanteras, he sabido que en la puerta trasera igual, pero estas estaban dentro de la casa. Otra cosa que me pareció de lo más extraño fueron los grabados que poseían todas las puertas, en sus marcos y en sus chapas con cerradura, en las ventanas sus marcos y las orillas de los cristales y en los mismos canceles. En algunas ocasiones creí ver algo o ver a alguien, pero nunca veía nada suficiente para que fuera algo. Estas cosas solían darme mucho miedo cuando era pequeña, apenas dos días y me están hartando.
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Editado: 05.09.2023