Capítulo V
El hada Azul.
1
Han pasado horas y Nico aún no me ha dirigido la palabra, supongo que sigue enojado por mi plan, fue muy arriesgado y casi muero, pero al menos estamos en otra casa y esta vez nada allí afuera se ha ensañado con la puerta, creo que pasaremos esta noche a salvo. Necesito descansar, mi espalda duele horrores. Recordé la cama matrimonial, al subirme en ella para abrir la puerta la sentí muy cómoda, será perfecta para dormir.
Me dirigí escaleras arriba. Me posé enfrente de la puerta y en el momento en el que iba a girar el pomo sentí una mano sobre la mía, al girar vi el rostro de Nico muy cerca del mío, me volteé de inmediato, nunca he estado tan cerca de un hombre, ni siquiera sé como coquetear con uno. Pero, esto es muy diferente, él no quiere coquetear, la tristeza en su rostro me dice otra cosa, pero no sé qué.
- Por favor, no entres allí -
- ¿Qué? ¿Por qué? - puedo notar que algo lo tiene muy mal.
- Ven te contaré algo -
- Está bien -
Nos dirigimos a otra habitación donde hay una sola cama y una silla mecedora, siempre me dieron muy mala espina esas cosas.
- Mira, es mi libro favorito desde siempre -
- ¿Ehh? ¿Me has traído aquí para contarme un cuento? Déjame ver - le arrebaté el libro de las manos - ¿Pinocho? -
- Jajajaja, si, digo, crecí traumado por culpa del maldito cuento “Si mientes te crecerá la Nariz” fue una decepción cuando intente mentir y mi nariz no sufrió ningún cambio -
- ¿Qué hará un libro así aquí? -
- Es mío, esta era mi habitación cuando me quedaba a dormir - vi como su rostro se ensombreció por completo
- ¿De verdad? -
- Acuéstate, te contaré una historia -
- Jajaja, una de terror por favor - intenté hacerle una broma pero...
- Es peor que eso - Nico se puso aún más serio
- Vivimos aquí desde que tengo memoria, cuando tenía 2 años papá falleció, mi mamá con un pequeño niño que cuidar se vio obligada a trabajar por suerte encontró un empleo fácilmente y al enterarse de todo nuestra vecina se ofreció a cuidar de mí sin cobrar nada. Era una mujer joven, su nombre era Azul pero le gustaba que le dijeran Rosa porque ese era su color favorito, tenía 25 años, creo que venía de España, su marido trabajaba todo el día en un taller en el centro - Sabía de quien hablaba.
- ¿Porqué una mujer tan joven aceptaría el trabajo de niñera sin cobrar nada? -
- Ella quería tener un hijo, asique decidió cuidarme para adquirir experiencia con bebés, en fin me cuidó hasta que cumplí los 4 años. Cuando mamá se volvió a casar y quedó embarazada dejó de trabajar para dedicarse a sus hijos, aunque yo seguía visitando a la vecina y a veces hasta cenaba con su esposo. Un día se mudó una familia de muy mala fama, los rumores decían que casi todos los miembros habían estado presos y los que no es porque supieron cubrir bien su crimen - hizo una pequeña pausa antes de continuar - todos comenzaron a tomar medidas de seguridad ya sea colocar cerraduras extras o...-
- Cuartos de Pánico - por fin entendí la función de la puerta en techo.
- Si, exacto. Sin embargo, pasaron 6 años y ni siquiera se escucho que algún miembro de esa familia haya mirado mal a algún vecino, todos pensaron que los rumores siempre fueron una exageración y el cuarto de Pánico de la vecina se había transformado en mi cuarto de juegos y a veces nos pasábamos horas leyendo o jugando allí y al salir la llave debería quedar colgada al lado de la puerta, pero un día -
Pude escuchar sollozar a Nico, estaba a punto de llorar, levantó la cabeza lo más arriba que pudo, tomo aire y continuó con su historia.
- Yo ya tenía 11 años y según mi segundo papá yo ya era todo un hombre asique íbamos a celebrarlo yendo de pesca solo nosotros, estaba tan emocionado que fui a contarle a “Al hada Rosa” - por un instante sonrió - ese era su apodo en nuestro reino -
- ¿Por qué un hada? -
- Siempre le decía lo genial que sería encontrar un hada que cumpliera mi mayor deseo como le sucedió a Pinocho y un día al entrar a su casa la encontré disfrazada, actuó con sorpresa y me confesó que ella era un hada y que por haberla descubierto estaba obligada a cumplirme un deseo -
- ¿Que deseaste? - intentaba desviar la conversación para evitar llegar al final
-Que fuera mi amiga para siempre, en fin como era costumbre nos escondimos en el cuarto y le conté todo, se emocionó bastante pero eso no era lo Único que la traía emocionada, también tenía algo que decirme y lo recuerdo muy bien “Querido rey, muy pronto Rosa dará a luz a un príncipe” tomó mi mano y la puso sobre su estomago, yo ya era un hombre asique entendía a la perfección lo que eso quería decir, me sentí feliz y enojado - me reí al recordar una serie animada que amo, Nico me miró confundido.
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Editado: 29.03.2020