-¿Cómo te fue en la cita? - Con sonrisa, pregunta Refina.
-Bien, y no vuelves a hacerlo. - Después de un silencio en el que Refina no dice nada, él agrega. - Ahora tengo y su número.
-Muy bien, me da gusto que te moviste.
-¿A ti que te pasa? ¿Por qué estás así, como sin ganas?
-Por nada.
-Algo es.
-No es nada y no lo vamos a hablar. - Dice Refina, levantándose para irse y no necesitar hablar.
-Gracias por venir ayudarme. - Dice Justa a Refina, que está sobre rodillas en el piso de la habitación de Leonel. - No le has dicho, ¿Qué no?
-No, ahora le escondo ya varias. - Dice Refina, atormentada.
-¿Qué sucede?
-Nada. Espero que no sea nada, no obstante conociendo las cosas. - Perdiéndose por un momento, confiesa Refina. - Volvamos a lo que íbamos, antes de que vuelva. - Recuperándose del tormento, dice antes que volver a la caja.
-No estoy segura con lo que hago, pero lo creo lo mejor. - Dice Justa, mirando la foto enmarcada de Leonel y Ángela.
-Sabes que estoy aquí cuando necesitan. Leonel sigue sintiéndose culpable, así que si, él esto solo no se atrevería hacer. - Levantándose.
-Deberías hacerlo tú también, no estás sola. Cómo has dicho, cuando necesitas aquí me tienes, a todos nosotros. - Acercándose le y tomando sus manos en la de ella, poniendo las manos entre ellas.
-Gracias.
¿Cómo va la búsqueda?
Busco - A Leonel le viene la respuesta de Leonarda a su pregunta.
¿Quieres ayuda?
¿Qué ofreces?
Tengo unos restaurantes qué tal vez te llegan bien.
Podemos ver.
Entonces tenemos una cita, para comer.
-Leonel Montejo, quién diría. Será que la suerte me sonríe por fin.
Dice a sí misma Leonarda, tirando el celular a su pobre y vieja cama, mientras de pie está contemplando esa habitación que es suya desde nacida y que hoy en día comparte con su hermana.
-Leonarda, mi vida, ¿Me ayudas? - Llegando al umbral, pregunta su madre.
Exhalando, Leonarda pregunta. - ¿Qué necesitas?
-¿Podrías ir a recoger la ropa?, estoy horneando para Esperanza y no puedo dejar que se me sobre pase el tiempo.
-Está bien, a pesar de que no comprendo por qué no lo pediste a Esperanza cuando ya por ella no puedes hacerlo.
-Tu hermana todavía no ha vuelto de la escuela.
Suspirando, Leonarda se va negando con la cabeza. Su hermana es mimada, en cambio, ella a su edad ya había subido de puesto trabajando en el restaurante.
Editado: 31.01.2023