-No me parece bien que serás con esa chica.
-¿Cómo puedes decir eso papá, sí, todavía ni la conociste?
-Es suficiente verlos en los periódicos.
-No es que salimos todos los días.
-Tenemos y a Refina para que nos diga.
-Refina. - Agarrándolo desprevenido. - ¿Refina, habla mal de Leonarda?
-Qué va. No escuches a papá, Refina no dijo nada, todo lo contrario le halaga. Lo que a nosotros nos molesta es que es una oportunista.
-Oportunista. - Reinado, pregunta. - ¿Cómo puedes decir eso?
-Lo dejan ver... - Interrumpida Justa, por Darío no logra terminar.
-Refina nos ha dicho que le encontraste trabajo y su status social no nos gusta.
-¿Pero el de Refina si? - Enojado Leonel, no mide palabra.
-¡Leonel! - Horrorizada, exclama Justa y el rostro de Darío se vuelve rojo con el puño en la mesa apretado.
-No pensé así. - Apenado, Leonel se dio cuenta de su falta.
-Es obvio que no. - Dice Darío, levantando sé dé la mesa.
-Tú eres el primero que defendió a Refina, eso no esperamos. - Levantándose, lo reprende la madre.
-Madre. - La llama Leonel, probando enmendar el error, sin ser escuchado, por lo que desesperado cubre la cara con las manos.
-A la otra no conozcamos, no obstante la señorita Refina esto no se merece. Una muchacha que vivo cosas así, salió adelante y es muy educada, culta y atenta con todos. - Le dice el mayordomo, con la cabeza buen en alto. Para dejarle ver su error y recordarle que Refina tiene la lealtad de todos.
Hola. - Saluda Refina a Leonel, quien entro en su departamento.
-Hola, vengo buscar tu perdón. - Avergonzado y triste, dice Leonel, sentándose a su lado y apoyando a la cabeza en su hombro.
-¿Para qué?
-Hice la estupidez de compararte con Leonarda a casa.
-¿Y eso porque?
-Comenzaron a hablar contra ella y ahora nadie me quiere perdonar.
-Leonel, yo no había buscado la vida que me toco, no obstante te comprendo, has querido defender tu amor y por eso te perdono.
-Gracias. - Le da Leonel, mientras la siente besarlo y apoyar la cabeza a la de él.
-¿Has venido a quedarte o te vas a tu querida?
-Leonarda trabaja.
-¡Ah! - Levantando la cabeza, exclama Refina, para agregar. - Yo también debería decirte algo con el trabajo.
-¿Qué pasa? - Alterado por su tono de voz que es preocupante.
-Vi a Zora.
-¡Ah! - Exhala, aliviado Leonel. - ¿Y, cómo está?
-Como siempre, no vi ni un cambio en ella.
-No me extraña, se parecen.
-Sí, sí. Puede que por eso y me preocupa tanto.
-Me las imaginé juntas.
-¿Así, cómo?
-Bueno..., mejor no.
-¿Qué, por qué?
-Es que es... - Conociéndolo como lo conoce a Refina, le comienza a ser claro a lo que se refiere al mirar su expresión.
-Si, okey, es mejor qué no lo sepa. - Sintiendo asco, mientras por su reacción y palabras, Leonel ríe.
-¿Estás segura de querer hacer esto? - Pregunta Leonel a Refina, irguiéndose y dejando la última vela es su lugar.
-Sí. Yo salgo por ahí y ustedes pasan la noche aquí.
-¿Y dormir? ¿Dónde vas?
-Encontraré y yo algún sitio. - Guiñándole el ojo.
-No me gusta que te saco de tu casa.
-A mí no me molesta. - Tranquila, declara Refina. - Me voy a cambiar.
Mientras Refina se arregla para salir, Leonel echa el ojo al apartamento. Las velas adornadas por las mesitas del sofá e isla de cocina, las rosas en el jarrón, cerca de los platos y la cama de la habitación con sábanas limpias.
-¿Todo bien? - Poniendo el tacón, pregunta Refina a sus espaldas. Haciendo que él da la vuelta y le mira de pies a cabeza. Tacones negros, corto vestido, mangas largas de color verde obscuro, terciopelado, labios de color crema, pendientes colgantes y el pelo en una coleta.
-Sí. Estoy comprobando si todo está en su puesto.
-Espero que todo salga bien, la cena tienes en la bandeja y sigue caliente. Me voy antes de que llegue y sea incómodo. Nos vemos e in bocca al lupo. - Besándole la mejilla se va.
Nervios se adueñan de Leonel, mientras va hacia la puerta al oír el timbre.
-Hola. - Saludar Leonel, vestido de pantalones y una decorativa camisa a Leonarda.
-Hola. - Saluda tímidamente Leonarda, entrando y dándole un rápido beso.
Leonarda lleva el pelo suelto y su conjunto es mucho más simple que en el que se fue Refina, a pesar de los tacones, lleva una falda hasta la rodilla y camisa blanca, su estilo de trabajar.
-Cuando me llamaste para que venga aquí, no pensé que habías preparado una cena romántica. - Dice Leonarda, percatándose del ambiente de las velas.
-Si - Acercándose le y tomando la de la mano. - y supuse que podríamos seguir.
-¿Y Refina? - Buscándola, pregunta.
-Salió.
-Salió, ¿Pero regresará?
-No está noche.
-¿Cómo?
-Fácil.
-¡Aaah! - Comprendiendo lo que le dice Leonel, Leonarda dice.
-Nos sentamos. - Por su asentimiento, van hacia la isla.
-Está rica. - Declara Leonarda, probando el plato de afrodisíacos.
-Gracias.
-Eres un cocinero magnífico, ni no sabía que de estas cosas puede venir algo tan sabroso. - Separando con el tenedor los ingredientes principales; salmón, espárragos, malagueta.
Riendo, Leonel le dice. - Se lo pasaré a la cocinera. - Echando el ojo al vino tinto y chocolate cerca de la estufa.
-¿Cómo, no lo has hecho tú?
-Yo no sé cocinar, fue Ref.
-Yo debería conocerla mejor.
-Y vas. - Tomándola de la mano. - Espero que no estás alérgica a nada, no te pregunté.
-No, la salud tengo intacta.
-Bien, terminamos. - Volteando a mirar la mesa.
Cómo siguió el ciclo de la noche, se han acercado al dormitorio donde, despacio y sin dejarse de mirar fijamente, se han desnudado mutuamente. Con los besos se han acercado a la cama, donde han entrado en las suaves sábanas.
Editado: 31.01.2023