Maldición de millionario

Capítulo 72

-¿Qué tienes? - Pregunta por fin Leonel, mirando a Refina ya de un tiempo.

-Nada. - Le responde sin mirarlo y sin dejar de arreglar los papeles por su oficina.

-No pretendes que te crea. - Le dice, viéndola detenidamente, está vestida perfectamente, pero sus ojos y su expresión esconden algo y por su comportamiento no es bueno. - Ref, mírame. - Situándose frente a ella, exige.

-¿Qué pasa?

-Estoy bien, solo poco cansada, mucho trabajo estos días. - Regalándole una sonrisa.

-Bueno, sigues sin convencerme. - Resignado, vuelve al escritorio.

 

Saber que algo no va no permite a Leonel concentrarse, por lo que no deja de mirar a Refina durante todo el día que le es posible.

-Quiero hablarte, ¿Puedes quedarte? - Mientras los empleados están abandonando la empresa, la detiene preguntando.

-¿De qué? - Pregunta Refina, quedando de pie frente el escritorio.

-De lo que tienes.

-No tengo nada.

-Algo si te pasa y no entiendo por qué no me lo quieres compartir.

-Termine con Gael. - Le dice, fuerte como siempre, lastimada Refina.

Sorprendido Leonel no encuentra palabra. Y lo primero que logra decir es. - ¿Por qué?

-Lo de siempre. - Encogiéndose de hombros y haciéndose la fuerte por fuera, sabiendo él como van las cosas por dentro.

Aturdido con la declaración, Leonel con el dedo pregunta lo que no puede con la boca. Llevando el dedo de su pecho en la dirección a ella, mientras preguntado - ¿Quieres decir?

-Sí. - Bajando la mirada.

-Lo siento. - Apenado, triste y con el tono bajo, dice Leonel.

-Está bien, ya me acostumbré.

-¿Quieres hablarlo?

-No tenemos de que, no me da la gana repetir las mismas palabras mil veces. Le molestaste y quería que me alejara. En fin me puso escoger entre nuestra amistad de años y lo que tenemos él y yo.

-De verdad no comprendo por qué a tantas personas le es imposible comprender nuestra amistad, ¿Cuántos ya han terminado con nosotros por eso?

-No sé, ni lo pienso contar, solo quiero olvidar.

-Ven. - Dice cuando vino a su lado y la abrazo.


 

Leonarda vino en la empresa con la intención de sorprender a Leonel y llevarlo a cenar. Deteniéndose frente la puerta abierta de la oficina y mirando a Leonel abrazando son fuerza a Refina.

-¿Tú de verdad no ves? - Pregunta Sarina a espaldas de Leonarda. - ¿Le crees?

-¿De qué hablas? - Volteando a mirarla, cruzada de brazos, pregunta Leonarda.

-De esos dos a los que no les quitas los ojos de encima. - Para ser más clara y los apunta con el dedo.

-¿Qué tiene? - Encogiéndose de hombros.

Escucharla hace que Sarina rompa a carcajadas. - Ay pobrecita, ingenua. - Dándole los tiernos golpecitos en la mejilla Sarina pretende irse.

-Cuando ya comenzaste deberías y terminar. Dime lo que insinúas.

-No, opino que no te gustará, sigue de tonta. - La aconseja de mala.

Para darle a entender que no piensa dejar el tema, la sigue en el elevador que detiene. - Ahora sí habla. - Con la determinación que trasmite con la voz y los ojos.

Sarina sopla, se cruza de brazos y mira a lado. 

-Habla. - Subiendo la voz, exige Leonarda.

-Lamentablemente, sacas los celos en la persona equivocada.

-Yo no estaría de acuerdo.

-Yo con él nunca tuve nada, por supuesto no por mi voluntad...

-Ni la tendrás.

-Obvio, cuando la ventaja siempre tendrá la otra.

-Hablas estupideces.

-Por estúpida un día serás cornuda. Tarde o temprano esos dos dejarán el teatrito ya lo verás. - Y con eso, dicho Sarina abre las puertas del elevador escogiendo bajar a pie antes que quedarse con ella en el elevador. 

Como la logro enojar, Leonarda estampa el puño en la pared dentro del elevador.


 

-Está bien, estoy bien. - Dice Refina, apartando la cabeza de Leonel.

-Tanto lo siento. - Sosteniéndola de la mano, le dice. - Tan feliz que me sentía que todo va bien y que estamos felices y mira.

-Hey, soy yo, no me dejo aplastar tan fácilmente. ¿Vamos?

-Si, ¿Te llevo?

-No es necesario. - Contesto Refina mientras salían de la oficina.

Cuando se abrieron las puertas de elevador frente a ellos, los dos quedaron extrañados al ver adentro a Leonarda.

-Leonarda. - Fue Leonel el primero al decir con sorpresan

-Hola. - Sin esperar de que así se encontraran, saludo Leonarda, sonriendo y encogiéndose de hombros.

-Bueno, yo los dejo es obvio que tienen planes. Nos vemos mañana - Mirando a Leonel -, me dio gusto verte y saber que han vuelto. - Dice mirando a Leonarda.

Como Refina se fue por las escaleras, Leonarda salió del elevador con ambas manos sosteniendo el bolso.

-¿Qué haces aquí? - Pregunto, todavía sorprendido Leonel.

-Pensé que podríamos ir a cenar. ¿Todo bien? - Viéndolo algo raro, pregunta inclinando la cabeza a lado.

-Si, si, solo me sorprendiste. - Explica Leonel, regresando de su estado.

-¿Vamos? - Lo pregunta ella, haciendo que él le hace la seña con la mano de que va adelante.

Leonarda impulsa el botón de elevador en el que entran cuando abre las puertas.

Pasando un rato en el silencio hasta el garaje.

-¿Dónde vamos? - Pregunta Leonel mientras se acercan al coche.

-No lo sé. - Algo perdida y desanimada, contesta Leonarda.

-¿Cómo no sabes? Fuiste tú la que llego diciendo que quiere que nos vamos a cenar.

-Eeee, si nada más no sé donde.

-No sabes donde. - La respuesta, lo enoja. - ¡No sabe donde! - Explotando entre risa y enojo.

Leonarda que no se puede quitar de la cabeza la plática con Sarina, lo mira explotar con los ojos desorbitados.

-¿Qué te pasa? - Logra preguntarlo, volviendo a la realidad.

-Nada, nada. Anda, sube. - Dice, gestionando al carro.


Leonel los llevo al restaurante cerca de la empresa, donde los dos comen en silencio, mirando los platos y exhalando a veces.



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En el texto hay: amor, muerte, amisad

Editado: 31.01.2023

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