Me sentía sofocada, tenía una gran opresión en mi pecho que me estaba lastimando y no podía moverme, el dolor crecía y crecía hasta que no pude contenerlo más y grité tan fuerte que creo que toda la manada lo escucho. No fue el único grito, ya después no podía parar, quería detener esta tortura pero no sabía cómo.
—¡Lory! ¿Qué te pasa? ¡Reacciona! —alcanzaba a escuchar los gritos desesperados de Kerstin mientras me sacudía—. ¡Ayuda! ¡Por favor! —Se apartó de mí y corrió hacia la puerta—¡Luna! ¡Alfa! ¿¡Alguien!?
De repente todo paró, el dolor se desvaneció tan rápido como llegó. Me quede quieta en la cama sin tener idea de que hacer, tenía miedo de que el dolor volviera en cualquier momento. Mis padres entraron detrás de Kerstin.
—Mi niña, ¿Qué tienes? —Mi madre se abalanzó sobre mí. Pero no podía hablar, tenía un nudo en la garganta que no me permitía articular nada, las lágrimas salían de mis ojos como si fuera una cascada. —Cedrik, está ardiendo en calentura, llama al médico.
Después de todo el show que se armó por mis gritos llegaron algunos médicos. Me tenían en mi habitación, que se había convertido en un segundo cuarto de hospital, haciéndome toda clase de pruebas. El médico terminó de checar mis ojos. Tomó su libreta y empezó a escribir con el ceño fruncido y cuando termino de leer el informe suspiro.
—Los estudios no revelan nada —dijo a mis padres—. La verdad es que no logro entender qué es lo que le pasa a la princesa Mallory.
—¿Entonces? —pregunta mi madre.
—Creo que ya es indispensable llamar a una bruja.
No logre volver a descansar en todo el día. La idea de que alguien estuviera tratando de hacerme daño no me dejo dormir, aunque la verdadera pregunta era ¿Por qué? ¿Por qué me estaban haciendo eso?
Podía haber miles de respuestas a eso, la principal seria que soy la princesa de un reino grande, cualquiera que quisiera atacar empezaría con la familia real, que es la que mas duele, esto podría ser por la reciente boda como dijo el doctor, quizá la alianza de Francia y Alemania no fue bien tomada por los demás países, pero si ya se estuviera armando una alianza en nuestra contra nos habrían llegado los rumores.
También cabía la posibilidad de en vez de ser atacados por otra manada fueran las mismas brujas directamente, pero eso no tenia mucho sentido, siempre hemos respetado las demás especies, como también los hemos apoyado en varias ocasiones. En este reino no existe el racismo, es por eso que nuestro reino es tan grande.
O quizá simplemente fuera algo conmigo, pero ¿que había hecho yo para resibir tal odio? Me comporto bien con todos, y si en dado caso llego a actuar en contra de alguien es porque considero que hay verdaderos buenos motivos para hacerlo.
Al día siguiente decidí que no dejaría que esto parara mi vida, debía seguir con todos mis planes, si esa persona quería arruinarme la vida no le iba a dar el gusto. Los preparativos de la fiesta de cumpleaños me mantendrían muy ocupada para pensar en eso.
Baje del auto junto a Damián.
—Por tu culpa vamos a llegar tarde —grite mientras bajaba corriendo del auto junto a Kerstin.
—Ya no seas tan amargada, no es como si por un retraso fueran a reprobar el año.
—No, es peor, es una mancha que quedará en mi expediente y será un problema para las universidades.
—¿Por qué una princesa quiere ir a la universidad?
—Por pensamientos como el tuyo el mundo no prospera. —Lo mire enojada—. No me importa ser una princesa, no soy el tipo de chica que se queda de piernas cruzadas limando sus uñas, tú más que nadie deberías saberlo.
Corrí al salón de clases junto a Kerstin esperando que el profesor no hubiera llegado, para nuestra suerte no estaba. Nos sentamos en nuestra mesa juntas, como siempre. Su celular sonó y lo sacó de su mochila rápidamente.
—Es mi tía Nati —dijo mientras leía el mensaje—, estará aquí mañana, probablemente en la tarde casi noche.
—¿Cómo es que tienes una tía bruja? —pregunté todavía sin poder creerlo.
—Mi tío abuelo fue rechazado por una omega y se enamoró de una bruja irlandesa, mi tia Nati, su hija, es prima de mi padre y bruja —explicó brevemente.
—¿Es mitad mujer loba?
—Que yo sepa no, solo heredó la magia. Si no fuera porque es idéntica a mi tío pensaríamos que no es su hija —bromeó.
—Se pasan. —Nos reímos juntas antes de ser interrumpidas.
—¡Lory! —gritó una chica a nuestro lado—, ¿estás bien?
—Si, estoy bien —respondí tranquila.
Era Nina, una chica muy popular que era amiga de todo el mundo.
—Estaba muy preocupada por todo lo que están diciendo, no sabía qué creer. —Al ser la amiga de todo el mundo era la de los chismes también.
—No sé qué es lo que dicen, pero de seguro es una tontería —dije firmemente dejándole ver que no me importaba.
—Algunos chicos dicen que tu accidente de la boda fue debido a una sobredosis. —Me quedé en shock, ¿¡en serio estaban diciendo eso!?
Busque en mi interior toda la calma del mundo, sabía que lo que buscaban era que me alterara, no les daría el gusto. Una verdadera princesa siempre se mantenía firme.
—Como dije, tonterías. —Mi cara estaba impasible en ese momento, aunque por dentro estaba en fuego.
—Yo sé que eso no es posible, solo quería advertirte de lo que se dice. —Puso su cara de inocente.
—Si, lo entiendo, gracias. —Mi sonrisa y mis palabras tenían un claro mensaje: ya vete. Nina lo entendió y nos dejó solas.
—No lo puedo creer, todo lo que se inventan —dijo Kerstin, que se había mantenido en silencio.
—Ya ni me digas, se olvidaran de ello en unos días.
—¿Realmente vas a invitar a todos a la fiesta? —preguntó haciendo una mueca.
—Tengo que hacerlo, cualquiera podría ser mi mate o el de Damián.
La fiesta de cumpleaños número dieciocho era la más importante de cualquier licántropo, no solo te presentas ante tu manada con tu forma lobuna, sino que también es el día en que la mayoría conoce a su mate.