Diez años después
Su esposo Nicolás trabajaba en una firma de contadores, y su compañero había sido padre apenas unos días, por lo que le tocaba asistir a los clientes de el también
Tami termino de preparar al niño para llevarlo al prescolar, lo dejo con la maestra y se subió a su auto, se quedo mirando un rato a la escuela y suspiro mientras recordaba como había llegado a ese punto; cuando termino su carrera le ofrecieron trabajar en la universidad y le pareció fantástico, lo que no sospechaba era que dicho empleo se lo habían ofrecido por que uno de sus maestros se había encaprichado con ella, al principio se sintió alagada por que alguien con tan elevado intelecto se fijara en ella, recibió sus atenciones con interés, el era un tipo muy elegante, de unos 38 años, quince años mayor que ella, era alto y delgado, de cabello y ojos negros, nariz un poco encorvada por golpes que había recibió siendo mas joven cuando practicaba boxeo, sus manos eran grandes y fuertes, vestía siempre de traje, era divorciado y todo un galán, la llenaba de regalos, la trataba como una princesa, y cuando se entero que tenia novio la llenaba de trabajo sin dejarla respirar, poco a poco se metió en la vida de Tami haciendo que dejara a un lado al amor de su vida Owen, y es que siendo tan joven se dejo deslumbrar por los halagos de su profesor, Owen dejo de llamarla y buscarla de un momento a otro, ella le insistió y llamo innumerables veces pero el nunca le contesto ni le devolvió las llamadas, trato de contactarlo a través de sus familiares pero estos le daban excusas, cuando llegaron las vacaciones fue a su pueblo pero el no regreso mas, con el tiempo su familia se traslado a otra ciudad y perdió todo contacto con ellos, a los pocos meses se sintió sucia por haberse dejado seducir por el maestro y termino su relación, el en venganza hizo que le cerraran las puertas en todas las empresas y nunca pudo conseguir un trabajo relacionado con su profesión, se empleo en muchas cosas, fue camarera, recepcionista, operadora de maquinaria para calzado, secretaria y hasta taxista, su ultimo empleo fue de vendedora de inmuebles en el que ya llevaba cuatro años.
Había conocido a su esposo en la empresa donde había trabajado como secretaria, el era el contador y se había enamorado de ella y le había insistido mucho, ella era muy reacia pero el logro convencerla con paciencia y amor, llevaban casados 6 años y tenían un hermoso niño, en su hogar todo iba de maravilla, pero el terreno económico no marchaban de igual forma, Nicolás había perdido su empleo que era excelentemente remunerado, ahora estaba en uno que no estaba mal, pero los ingresos no eran los mismos, la cuenta de la casa, prestamos y tarjetas de crédito eran mayores a los que percibían ambos, hacia un año que iban colgados con todos los gastos.
Suspiro y se puso en marcha, tenia mucho trabajo, vender inmuebles era mucho mas difícil de lo que pensaban, las personas siempre se tomaban su tiempo en comprar ya que era una gran inversión la que hacían al adquirir una propiedad. Llego a su trabajo y saludo a la recepcionista, se dirigió a su puesto, cuando se disponía a sentarse escucho que su jefe gritaba su nombre
Suspiro, ese hombre no sabía para que existían los teléfonos, cada puesto tenía una extensión pero su jefe nunca se dignaba en utilizarlas, llamaba a todos a los gritos
Volvió a gritar, ella se apresuró y se dirigió a la oficina del susodicho, no quedaba muy lejos de su puesto, arreglo su vestido procurando que no estuviera nada fuera de lugar, el jefe a parte de retrogrado en cuanto a la tecnología también era un morboso que no perdía oportunidad de lanzársele a las vendedoras, por ese motivo solo tenia mujeres trabajando en todo su empresa, pocos puestos estaban ocupados por hombres como era el puesto de mensajero y su chofer. Toco la puerta y el le pidió que entrara, su oficina era amplia, pintada de blanco, una de las paredes estaba cubierta por una librería que iba desde el piso hasta el techo llena de libros de los cuales Tami siempre imagino que su Jefe nunca en su vida había leído ni siquiera uno, en la pared opuesta un escritorio enorme en caoba con su imponente silla, con un cuadro detrás donde se podía apreciar un cultivo de girasoles, un ventanal con cortinas blancas adornaban la tercera pared, ingreso y se encontró en una de las sillas de visitante a Silvia Muniz una de sus compañeras, la mas coqueta y atrevida, ese día llevaba un mini vestido rojo con un pronunciado escote que apenas podía contener sus enormes senos, su cabello largo, negro y ondulado ocultaban el escote que también llevaba en la espalda, unos enormes aros dorados colgaban de sus orejas, sus labios del mismo color del vestido, las pulseras doradas que llevaba en su mano derecha sonaron mientras ella se acomodaba el cabello, su jefe siguió el movimiento de los senos de Silvia mientras ella disimulaba y hacia como si no se hubiera dado cuenta, Tami volteo los ojos, este par era insufrible, todo el mundo sabia que eran amantes, su insípido Jefe no perdía la oportunidad de beneficiar a Silvia y darle los mejores clientes. Leo Tenjo, su jefe, era un pequeño hombre en la plenitud de sus 35 años, de tez blanca, delgado y con una eminente calvicie, de ojos azules saltones y media aproximadamente de 1.65 de estatura y lo peor, se creía el dueño del mundo.
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Editado: 26.02.2021