Maldito Romeo » kookv

Nuevos roles.

PRESENTE.
CIUDAD DE NUEVA YORK.

 


Para el momento en el que Jeon y yo regresamos a nuestra mesa después de nuestro encuentro en el baño, hay un grupo de jazz tocando en la esquina. El quejumbroso sonido del saxofón flota sobre nosotros mientras la voz ahumada del cantante se introduce dentro del primer verso de Nature Boy.

—Había un chico… un chico muy extraño y encantador...

Desconecto.

En verdad no necesito añadir más capas emocionales a mi noche.

Jeon me está mirando, y por el punzón de nerviosismo que corre por mi espina, sé que está apunto de decir algo que va a ponerme incómodo.

—Baila conmigo —dice calmadamente.

No es una pregunta.

—Eh… ¿Por qué?

Me sonríe y mira por encima de las pocas parejas en la pista de baile antes de volver a mirarme.

—Porque tengo cosas que necesito decirte, pero no quiero que estemos separados por esta maldita mesa. —Toma un sorbo de vino y se mira los dedos—. Quiero estar cerca de ti.

Ese pensamiento me enfada. No porque no quiera bailar con él, sino porque quiero eso tanto que duele.

Tomo un sorbo de vino. Uno grande. Es inútil. No hay suficiente vino en el mundo para esto.

Observo a cámara lenta con horror como él se pone de pie y me rodea por mi lado de la mesa.

—No creo que debamos —digo.

Sostiene su mano. —Por favor, Taehyung.

Miro su mano. La perfecta y cálida mano de Jungkook. Después le miro a la cara. Hay una frágil esperanza en sus ojos, que encuentro imposible decir que no.

Presiono mi palma contra la suya, y nuestros dedos se entrelazan unos con los otros. Vuelven a unirse más perfectamente que nunca.

Me guía por la pista de baile y me pone entre sus brazos. Suspiro sin querer.

—¿Recuerdas la primera vez que bailamos juntos? —pregunta, su boca cerca de mi oreja.

—No —digo, porque quiero oír su versión de los hechos.

—Fue la noche que grabamos el anuncio para el super club en West 46th Street, ¿recuerdas? Tú, yo, Sehun y Jennie éramos el cast. Se suponía que todos éramos jóvenes, a la última… y enamorados.

—Sí, pero yo fui emparejado con Sehun, y tú con Barbie. Ella estaba encima de ti como un sarpullido.

—Te pusiste jodidamente celoso.

—Lo dice el hombre que pasó la noche comportándose como si quisiera arrancarle los brazos a Sehun.

—Te tocó el trasero.

—Él era tu amigo.

Su mirada cae a nuestras manos entrelazadas. —Solía pensar que cualquiera que te tocara así no sería mi amigo.

—Intentaste darle un puñetazo.

Hace una pausa unos segundos antes de decir—: No estoy orgulloso de cómo actué esa noche. Me hizo darme cuenta de que tú merecías algo mucho mejor que un inseguro y celoso imbécil.

Recuerdo bien sus celos. Al principio, pensaba que su posesividad era sexy. Pero al final, fue el último clavo en el ataúd.

—Esa noche —dice—. Yo quería tanto ser diferente. Más que cualquier cosa, quería ser diferente. Pero no lo fui.

Me da una vuelta y me devuelve al sitio, su brazo fuerte alrededor de mi cintura.

—Así que nos destruiste.

Tensó su brazo en mi cintura. —Creí que estaba cortando el cáncer que me puso fuera de tu vida.

—Yo nunca te vi así.

—Lo sé, y ese era el problema. No podías ver el daño que yo hacía incluso mientras estaba sucediendo.

Bailamos un rato, perdidos en nuestros propios pensamientos. Después de unos pocos minutos, él retrocede y baja la mirada hacia mí. —Sabes, cuando le rogué a Marco por el papel, yo no había leído el manuscrito. No me importó el rol que tenía, siempre y cuando fuera tú y yo siempre sobre el escenario. Luego te vi por primera vez en muchos años, y… nuestro pasado entero regresó corriendo. El cómo se sentía al estar cerca de ti. Cómo podías volverme loco con una sola mirada. Esperaba que cuando me vieras, recordarías los buenos tiempos que pasamos juntos, también. Que me hubieras echado de menos tanto como yo a ti. Pero estabas tan enfadado…

—Tenía motivos para estarlo.

—Lo sé —dice, todavía balanceándose conmigo incluso aunque la música hubiera acabado—. Lo esperaba.

—Y lo merecías.

—Pero cuando ensayamos el beso, yo... Supongo que había una parte de mí que esperaba que besarte limpiara todas las mentiras por las que te hice pasar. Que pudiera decirte sin palabras como me sentía, y que me perdonaras mágicamente.

—No es tan fácil. —Empuño mis dedos en su camiseta, porque quiero pegarle y alejarle, y sostenerlo cerca al mismo tiempo.

—Me doy cuenta. ¿Pero sabes lo que me mata? —La frustración es afilada en su voz—. ¿Qué me mata cada día que voy a ensayar? Es que puedo estar allí, en la cama contigo, besandote y fingiendo hacerte el amor….y todavía te echo de menos. Porque eso no es real. Y quiero que lo sea. Jodidamente tanto.

Trato de tragar y no puedo. Quiero apartar la mirada, pero es imposible.

Un mosaico de arrepentimiento llena sus ojos. —Taehyung, me sentí como un fantasma mientras me encontraba lejos de ti. Lo era. Ahora, quiero sentirme vivo de verdad otra vez.

Me busca la cara, pero no puedo mirarle más. Toda la culpa dentro de mí está estallando a la vida.

Mi garganta está demasiado llena de emociones para hablar. Él asiente comprendiendo antes de llevarme de vuelta a sus brazos.

Empezamos a balancearnos de nuevo. No estamos bailando, solo moviéndonos de lado a lado. Sin movernos de adelante atrás. Solo moviéndonos.

Cómo la mayor parte de nuestro tiempo juntos, estamos tratando de no hundirnos.

Tratando de no ahogarnos.

 


🌿

 

 

SEIS AÑOS ATRÁS.
WESCHESTER, NUEVA YORK.
LA ARBOLEDA.
NOCHE DE ESTRENO—ROMEO Y JULIETA.

 



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En el texto hay: kookv, drama amor

Editado: 16.11.2019

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