Malvados Monstruos Malditos

IMPRECISO

Malvados

Monstruos

Malditos

 

De

 

C J León 

 

 

 

1

 

            Un ave rapaz de inmenso tamaño vuela por una zona donde abundan las montañas monumentales llenas de naturaleza en su más puro estado. El verde es tan intenso que casi genera luz. Árboles frondosos, con hojas frescas, ramas robustas, raíces donde deben estar, no estorban ni impiden nada.

            El pájaro gigante desciende y casi toca un lago de agua cristalina. En sus profundidades, algunos animales acuáticos y coloridos, pero no reconocibles a simple vista, nadan. El más grande surge del agua y salta mientras expulsa un chorro de agua que roza el cielo. Con el salto asusta al ave, que se aleja por los aires del extraño animal marino que le triplica en tamaño.

            Vuela, atravesando paisajes hermosos y coloridos, hasta llegar a unas instalaciones amarfiladas y rectangulares, allí se posa con sus garras y observa el infinito del panorama con la vista perfecta de un depredador. En uno de los niveles superiores de la estructura hay una amplia ventana de gran altura, allí se encuentra un ser de apariencia masculina que porta una vestimenta de laboratorio, se encuentra parado frente a un sistema engranado de luces intensas que bañan su silueta, por lo que no es posible verle la cara. Su atuendo parece indicar que es una especie de científico. Está sentado frente a una serie de grandes pantallas líquidas que muestran varias imágenes en tres dimensiones. Escribe sobre un teclado plano que se distingue en una superficie líquida azulada, los símbolos que presiona no son conocidos a simple vista. No es seguro, pero se infiere que se encuentra en un centro de investigación avanzado. Sin embargo, los aparatos que ocupan el sitio son tan extraños que es difícil precisar el tiempo en el que se halla este individuo.

            Un sonido semejante al de una alarma brota de un dispositivo colocado de manera lateral a las pantallas, una de las imágenes desaparece para dar paso a titilantes códigos que recorren todo los monitores transparentes. El científico dirige su mirada hacia los caracteres. Pasados unos instantes en el que parece dudar, presiona un botón del teclado, la superficie tocada muestra ondas que recorren el mueble tecnológico, la alarma cesa, luego él camina hasta un artefacto del que sobresalen dos pequeños tubos cilíndricos terminados en lentes cristalinos. Observa concentrado a través de ellos. Suspira, da unos pasos alejándose y cruza sus manos a la espera de algo.

            En las pantallas ve una imagen de un pequeño punto que explota y comienza a formarse la imagen de algo gaseoso con chispazos de luz que aparecen sin ningún orden aparente.

            A cierta distancia detrás del hombre se logra distinguir cómo los símbolos mostrados desaparecen y las imágenes vuelven a copar los monitores. Varios seres con vestimenta similar a la del operador se acercan por la espalda de este para apreciar lo que sucede.

            Todos expresan de una manera, contradictoriamente calmada, sonidos de asombro, luego callan y observan… lo que para ellos es impreciso.

 

2

 

            Qué cantidad de coincidencias debieron pasar para que los seres humanos pudiesen vivir en la Tierra. Algo llamado Big Bang, otros lo llaman la inflación, aparentemente el inicio, que la materia predominara sobre la antimateria. Que la fuerza de la atracción uniera las partículas y pudiera formar átomos para componer elementos como el hidrógeno, una serie de combinaciones para construir la química del universo. Que durante miles de millones de años del inicio, la exacta cantidad de polvo cósmico que vagara en el espacio se uniera por la gravedad para formar nuestro sistema solar, los planetas, las lunas. Un choque entre dos cuerpos rocosos que generarían la materia exacta y la posición correcta para que se creara el planeta donde vivirían los humanos, miles de millones de años después de su formación rocosa.

            Incontables coincidencias que sucedieron en esa roca que gira alrededor del sol para prepararle el camino a la raza que dominaría el mundo.

            ¿Por qué  y para qué esto?

            Si pudiésemos ser testigos del polvo cósmico que originó el sistema solar, veríamos un pequeño objeto negro de apariencia metálica y de tamaño despreciable con respecto a la gran masa de la que formaría parte. Ese objeto permaneció viajando por el espacio durante miles de millones de años, hasta quedar atrapado en el conjunto de materia que formaría nuestro vecindario en el universo. Ese objeto eventualmente se cohesionaría con el resto de fragmentos cósmicos para ser parte de las entrañas del planeta Tierra.




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